ADN
10/02/10
Los resultados del estudio mostraron que las personas que comían una dieta parecida a la mediterránea eran menos propensas a tener infartos cerebrales o pequeñas áreas de tejido muerto vinculadas a problemas de pensamiento.
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La dieta mediterránea incluye un alto consumo de vegetales, legumbres, frutas, cereales, pescado y ácidos grasos monoinsaturados como el aceite de oliva; bajo consumo de ácidos grasos saturados, productos lácteos, carne y aves de corrar; y entre ligeras y moderadas cantidades de alcohol.
Los investigadores evaluaron la dieta de 712 personas de Nueva York y las clasificaron en tres grupos según seguían en mayor o menor medida la dieta mediterránea. Después, realizaron escáneres cerebrales de imágenes de resonancia magnética (IRM) de estas personas una media de seis años después. Los resultados de las pruebas mostraron que 238 personas tenían al menos un área del cerebro dañada.
Aquellas personas que seguían más estrechamente una dieta similar a la mediterránea eran un 36 por ciento menos propensas a tener áreas del cerebro dañadas que aquellas que menos la seguían. Las personas que se adscribían a la dieta de forma moderada eran un 21 por ciento menos propensas a tener daños cerebrales que las del grupo de menor adscripción.
Según explica Nikolaos Scarmeas, responsable del estudio, "la relación entre este tipo de daño cerebral y la dieta mediterránea era comparable con la de la hipertensión. En este estudio, no comer una dieta parecida a la mediterránea tenía alrededor del mismo efecto sobre el cerebro como tener hipertensión".
La investigación previa realizada por Scarmeas y su equipo mostró que la dieta parecida a la mediterránea podría asociarse con un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer y podría alargar la supervivencia en personas con esta enfermedad. Según el estudio ahora presentado, estas asociaciones podrían explicarse en parte por los menores infartos cerebrales.
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