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Rubén Dario
La Coctelera
27/03/10

Los estados carenciales son causa de muchas patologías porque por ejemplo, el ser humano, a diferencia de los animales, no produce vitamina C, importante en la producción del colágeno y otras cadenas metabólicas, por lo que tiene que ingerirla diariamente de fuentes biodisponibles confiables como los alimentos o suplementos nutricionales canónicamente producidos.

El Magnesio es un importante mineral que interviene en más de 300 reacciones metabólicas al interior de la célula, por lo cual es otro de los indispensables para mantener una buena salud. La biodisponibilidad del magnesio está disminuida por la industrialización de los alimentos, por lo cual también debe consumirse como suplemento nutricional biodisponible diariamente.

Joaquín Teherán Lora y En Buenas Manos, El Arte de Curar, luego de muchos ensayos, han encontrado la combinación correcta de Vitamina C y Magnesio para tratar los distintos estados carenciales que produce su ausencia en el ser humano, como Enfermedades Cardiovasculares, Enfermedades Inmunológicas, Enfermedades Metabólicas, Gingivitis, Periodontitis, Lengua Geográfica, cubriendo un amplio espectro de patologías carenciales que trata la Medicina Ortomolecular.

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Linus Pauling, quien fue 2 veces premio Nobel, (Química y Paz), acuñó el término "ortomolecular" en 1968 para esbozar una nueva visión de salud que busca restituirla apoyando los recursos propios del organismo y la sabiduría implícita de los ecosistemas bioquímicos naturales. "Orto" significa recto, ordenado. En otras palabras, apoyar y facilitar la recuperación del orden molecular fundamental de los organismos, en lugar de intervenir con fármacos que artificiosamente modifican un determinado factor de la trama bioquímica ignorando todo orden o status interno.

Para la Medicina Ortomolecular, el terapeuta debe integrar el conocimiento operativo de la bioquímica y la nutrición con la realidad clínica e individual del paciente, no generalizando las dosis.

La Medicina Ortomolecular da especial importancia a la nutrición y al uso de suplementos nutricionales no solo de forma preventiva, sino como medicamentos; porque considera muchas enfermedades como trastornos debidos a deficiencias nutricionales que la medicina oficial ignora o no contempla como causal de enfermedades.

Los investigadores de la Medicina Ortomolecular verificaron la validez de los requerimientos nutricionales diarios establecidos, (RDA), con pruebas terapéuticas controladas. Encontraron que la mayoría de estas cifras no soportaban la prueba del análisis y la observación cuidadosa. Los hechos mostraban que muchas enfermedades consideradas incurables respondían muy bien a Megadosis de vitaminas.

Siempre se ha pensado que las vitaminas son solo catalizadores de reacciones que se necesitan en dosis muy bajas, debido a que se reciclan continuamente. Pero algunos indicios llevaron a realizar pruebas terapéuticas con dosis altas de vitaminas en varios trastornos cuando ciertas observaciones lo sugerían. Se reveló que muchos esquizofrénicos deteriorados mejoraron cuando se les suministraron altas dosis de niacina. Esta misma sustancia mejoraba consistentemente los niveles sanguíneos de colesterol. La vitamina E dada durante suficiente tiempo, mostró una importante acción en la enfermedad coronaria. Los enfermos de cáncer mejoraban en gran medida sus condiciones cuando recibieron vitamina C biodisponible. Estos y otros hechos indicaban que las vitaminas han sido poco estudiadas, en contraposición a lo se piensa usualmente, y tiene muchas otras funciones que desconocíamos además de actuar como Coenzimas. Su acción se definió prematuramente por una sola de sus funciones bioquímicas.

Como reacción al uso de las Megadosis, algunos médicos ortodoxos difundieron ciertas ideas sobre intoxicaciones por vitaminas que nunca se han corroborado. Con excepción de la vitamina A y la Piridoxina, que producen alteraciones temporales reversibles; la realidad de estas advertencias no se ha demostrado. Hasta ahora nadie ha publicado casos de cálculos renales o daño hepático por vitamina C. A pesar de esto, estas toxicidades continúan apareciendo en los libros y se incluyen en las presentaciones comerciales de las vitaminas.



La Medicina Oficial ignorando esta avalancha de informes considera equivocadamente que:

Las vitaminas son sólo catalizadores y por lo tanto se necesitan en dosis muy pequeñas, ya que pueden reciclarse casi indefinidamente.

Las vitaminas sólo se requieren para prevenir ciertas deficiencias. Por ejemplo, la tiamina previene el beri-beri, la niacina la pelagra, el ácido ascórbico el escorbuto.

La Medicina Ortomolecular propone:

Las dosis de vitaminas se usan tanto para prevenir como para curar, y pueden variar en un rango muy largo. Por ejemplo, para prevenir la pelagra se necesitan 10 miligramos de niacina diariamente, pero para prevenir la recurrencia de los síntomas de pelagra crónica se requieren 1000 miligramos diariamente. No hay una dosis óptima para toda la población. Depende de la edad, el sexo, la enfermedad, el grado de stress a que se someta el individuo, nosotros en En Buenas Manos, EL Arte de Curar usamos la Prueba de Omura para determinar la dosis personal diaria en tres tomas. Deben determinarse los niveles individuales para esquizofrénicos, pacientes artríticos, de lupus, de cáncer, etc.

Las vitaminas tienen otras acciones que no están relacionadas con sus propiedades conocidas, porque hasta ahora, la comprensión que se tiene de ellas es incompleta.

Una característica de la oficialidad médica es pensar que la ciencia esta suficientemente desarrollada y que ya se conoce todo lo que es relevante para sacar conclusiones. Hace 50 años ya se pensaba así y basados en ese limitado conocimiento bioquímico se fijaron los RDA (Requerimientos Diarios Mínimos) que están desactualizados. Todo lo que en ese momento se sabía de la vitamina C era su acción para evitar el escorbuto, se ignoraba su acción en la formación del colágeno, en la inmunidad, en la formación de prostaglandinas, no se sabía nada de radicales libres, ni de antioxidantes, ni los cientos de funciones en el metabolismo de los carbohidratos, de los aminoácidos esenciales, etc. Se estableció la dosis diaria de vitamina C en 60 mgs, una dosis irrisoria actualmente, cuando los requerimientos diarios superan los 1.000 miligramos.

Por otra parte, se sabe que los animales producen 100 veces mayor cantidad de vitamina C que los RDA establecidos. Linus Pauling y Ewan Cameron estudiaron en seres humanos, el papel de las altas dosis de esta vitamina, similares a las encontradas en animales. Comprobaron de manera consistente la disminución de enfermedades degenerativas, infartos de corazón, cáncer, infecciones respiratorias, urinarias, retraso del envejecimiento, y otras importantes acciones.

A pesar de todas estas pruebas, la medicina oficial ha insistido en mantener sus RDA (Requerimientos Diarios Mínimos), y las industrias de alimentos y farmacéutica incluyen unos niveles muy bajos de nutrientes en sus productos.

Cada vez es más evidente que el conocimiento bioquímico que fundamenta la aplicación de la farmacología oficial es un modelo incompleto en desarrollo, que tiene constante cambios por nuevas observaciones y que dista mucho de integrar y dar explicación de manera satisfactoria a muchos fenómenos de la clínica diaria. En consecuencia, la investigación de la Medicina Ortomolecular, al igual que varias otras disciplinas terapéuticas, considera que la realidad bioquímica de un organismo enfermo es demasiado compleja para que una intervención con fármacos pueda restituirle su orden básico. Los investigadores en Medicina Ortomolecular piensan que sólo la sabiduría implícita en la fisiología de un organismo, puede cumplir con la tarea de recuperar su propio equilibrio, y que el terapéuta debe actuar con más humildad, limitándose a apoyar esta actividad interna, proporcionándole un medio interno adecuado con una oferta real de los recursos y nutrientes necesarios para reconstituir el ecosistema metabólico y que se restablezca el orden desde adentro.

La intervención externa con fármacos, es incauta, e ignora la mayor parte de los factores bioquímicos implicados, por lo que no se produce un cambio real que se traduzca en la recuperación del enfermo crónico. Paradójicamente, la oficialidad parece actuar con el sentimiento de haber alcanzado el total esclarecimiento de la realidad metabólica.


El control de la hipertensión arterial es un buen ejemplo de la integridad de esta perspectiva.

Son muchos los agentes que tienen relación con el aumento de la presión arterial: colesterol, lípidos, sodio, calcio, potasio, magnesio, adrenalina, noradrenalina, serotonina, dopamina, renina, angiotensina, taurina, coenzima Q10, arginina, oxido nítrico, cerca de 20 prostaglandinas, unos 6 esteroides suprarrenales, cientos de enzimas y seguramente muchas otras sustancias que hoy ignoramos. Estos elementos condicionan el calibre de los vasos sanguíneos, la respuesta nerviosa autónoma, el volumen de sangre dentro de los vasos y en el líquido extracelular, la concentración de minerales dentro y fuera de las células, los ajustes de las células renales para adaptarse a estas modificaciones, etc.

Aunque se han desarrollado sustancias que actúan en varios puntos de la compleja trama metabólica de la enfermedad hipertensiva, se limitan a ejercer una acción muy corta y superficial. Estos fármacos no se crearon con el propósito que el organismo "aprenda" de ellos a responder de otra manera, o se reequilibre normalizando la tensión arterial. Solo subsidian los síntomas durante 8 a 12 horas imponiendo su acción fisiológica sobre el individuo de forma temporal, para bajar las cifras de presión alta.

Lo ideal sería usar estos fármacos en momentos de crisis para prevenir una complicación o superar un estado agudo. Pero fuera de estos trances, solo la reconstrucción de los ecosistemas moleculares desequilibrados puede operar un cambio que se traduzca en la recuperación del enfermo como hace la Medicina Ortomolecular.

La enfermedad hipertensiva ha consumido la atención y el esfuerzo de cientos de investigadores, se han gastado millones de dólares en recursos, pero cuando se miran las estadísticas se aprecia que las muertes como consecuencia de la hipertensión siguen ocupando los primeros lugares en las noticias lo cual nos hace pensar que en ese sentido, la medicina convencional fracasó.

Cuando se dividió la Unión Soviética en 1989, una parte de la población de la zona asiática que contaba con seguridad social estatal perdió este recurso. Se sabe que muchos pacientes hipertensos que enfrentaron este cambio, debieron abandonar la vida de la ciudad y regresar al campo a llevar la forma de vida de sus antepasados. En contra de lo esperado, estas personas se curaron de su hipertension, porque el cambio en su dieta y forma de vida tuvo un mayor impacto en su recuperación que el uso de fármacos anti-hipertensivos.

En el trabajo de recuperación bioquímica la Medicina Ortomolecular de En Buenas Manos, EL Arte de Curar aplica los siguientes recursos: Vitaminas biodisponibles como la C, minerales biodisponibles como el Magnesio, Aminoácidos Esenciales , Ácidos Grasos Esenciales (leche de sésamo o ajonjolí), Enzimas, Espagíria, Clorofila, Terapias de Desintoxicación, un poco de ejercicio y de meditación.

Alexis Carrel y otros investigadores posteriores, han mantenido vivos cultivos de células o tejidos por tiempo indefinido, sin que estos se debiliten o mueran. En algunos casos, estos organismos han mostrado ser virtualmente inmortales, en otros como las células germinales del erizo de mar, han permanecido vivos por períodos de tiempo mucho mayores que su ciclo de vida normal.

Para lograr que este resultado, los investigadores no usaron antibióticos ni medidas similares contra posibles gérmenes agresores, ni congelaron las células para detener su metabolismo. Conservaron totalmente limpio, y con la oferta suficiente de nutrientes, el medio extracelular que baña los organismos, con una renovación cuidadosa del líquido matriz y agregándole sustancias quelantes que lo mantuvieron limpio de minerales tóxicos. En otras palabras, aplicaron el criterio ortomolecular de Pauling.

De ahi la importancia de detoxicar previamente a las personas con HEPANDREA y terapias de detoxicación iónica, para preparar al organismo a recibir los nuevos y biológicos micronutrientes.

La individualidad bioquímica de los enfermos es un aspecto que ha salido a la luz a partir de este desarrollo. En contraposición a determinación homogénea de las dosis de fármacos en los protocolos, en miligramos por kilo, las pruebas terapéuticas de vitaminas y otros nutrientes han evidenciado una amplia variabilidad de respuestas en los pacientes porque cada ser humano es un microcosmos individual.

Esta diversidad ha dado lugar a que algunos investigadores determinen las dosis según titulación en los pacientes. Uno de las titulaciones más conocidas es la de la vitamina C creada por el Dr. Robert Cathcart; basada en la tolerancia intestinal a dosis crecientes de vitamina C. Los pacientes que toleran solo 4 a 15 gramos diarios de vitamina C cuando están bien; cuando están enfermos o sometidos a stress toleran mucho más, a veces hasta 200 gramos.

Con el cambio metodológico que incluye la Pruebas de Omura se pone en evidencia un panorama mucho más alentador para el enfermo crónico, aún para los casos considerados incurables, incluso algunas enfermedades genéticas han sido mejoradas con megadosis de nutrientes, como Diabetes Tipo 1, el cáncer, la hipertensión esencial.

Es común encontrar estudios científicos serios que destacan el valor de algunos nutrientes en enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, quistes, miomas, fibromialgia, trastornos degenerativos del sistema nervioso, del sistema inmune, alergias crónicas, enfermedades articulares y varios otros problemas de salud de difícil manejo. Esta información puede revisarse libremente en los portales de Medicina Ortomolecular, la recopilación de los trabajos de Linus Pauling y Hoffer, la Fundación Vitamina C, la página del doctor R. Cathcart, los estudios e investigaciones del Dr Mathias Rath, etc.



La Medicina Ortomolécular es una base fundamental del diagnóstico y tratamiento terapéutico. El conocimiento del uso seguro y efectivo de los nutrientes, enzimas, hormonas, antígenos, anticuerpos y otras moléculas presentes en la naturaleza son esenciales para asegurar un standard razonable de eficacia en la practica médica.

La Medicina Ortomolécular tiene un riesgo bajo de toxicidad. Los fármacos tienen un mayor riesgo y son por lo tanto la segunda escogencia si hay un tratamiento ortomolecular alternativo.

Los exámenes de laboratorio no son siempre precisos y las pruebas en sangre no reflejan necesariamente los niveles de nutrientes dentro de los órganos y tejidos; especialmente en el sistema nervioso. La prueba terapéutica y la titulación individual de las dosis mediante la Prueba de Omura a menudo son más prácticos y seguros aunque no sean "científicas".

La individualidad bioquímica es un precepto central en Medicina Ortomolecular, por lo tanto, encontrar las dosis óptimas de nutrientes es un asunto práctico. Las megadosis, o dosis mayores de lo normal, son a menudo efectivas pero solo pueden determinarse por pruebas terapéuticas individuales como la Prueba de Omura que practicamos en En Buenas Manos, El Arte de Curar.

Los Requerimientos diarios mínimos (RDA) del Consejo de Alimentos y Nutrición de los Estados Unidos tal vez puedan ser aplicables a sujetos sanos normales. Por definición, los pacientes enfermos no son sanos o normales y no se adecuan a estos requerimientos, las megadosis funcionan mejor en estos casos.

La contaminación ambiental de las bocas de las personas con amalgamas de mercurio, del aire, agua y alimentos es común. La búsqueda de contaminantes tóxicos está justificada y es necesario un alto índice de suspicacia en todos los casos, por lo que debe planificarse la detoxicación y quelación de estos mediante las diferentes terapias que existen y quwe tenemos disponibles en nuestra clínica.

La salud óptima es un reto de toda la vida. Las necesidades bioquímicas cambian y nuestras prescripciones ortomoleculares deben cambiar basadas en seguimientos, exámenes repetidos y pruebas terapéuticas para permitir un ajuste fino de cada prescripción y proveer un grado de salud que antes no era posible.

La mayoría de los trastornos relacionados con nutrientes son tratables y las deficiencias son siempre curables, ignorar su existencia es equivalente a una mal práxis o la demostración de una absoluta ignorancia alrededor del tema.

Ojo, no permita que el derrotismo médico convencional impida una prueba terapéutica; las enfermedades hereditarias a menudo responden a tratamientos con Medicina Ortomolecular.

Cuando se sabe que un tratamiento es seguro y posiblemente efectivo, como en casos de Terapias con Medicina Ortomolecular; es imperativa la instalación de esta terapéutica.

Los pacientes son usualmente confiables, deben escuchar a su cuerpo y el terapeuta debe escuchar a su paciente.

Negar al paciente información y acceso al tratamiento de Medicina Ortomolecular es negarle la posibilidad de escoger otros tratamientos alternativos con resultados igualmente confiables.

Entere al paciente de su estado. Muéstrele información y estudios científicos como los de Linus Pauling alrededor de la Vitamina C. Respétele su derecho de libertad de escogencia en medicina.

Concientizar a las personas que la salud no es solamente la ausencia de enfermedad, sino el logro positivo de la optimización de sus funciones y su bienestar mediante la ingesta de suplementos nutricionales biodisponibles como nuestro LAURYDREN, Ascorbato de Magnesio biodisponible para enfermedades Cardiovasculares, Inmunológicas, Metabólicas y de todo tipo.

La esperanza es terapéutica y las terapias de Medicina Ortomolecular son una importante fuente de salud. Esto es ético en tanto no haya falsedad o deformación de los hechos y se observen resultados evidentes.

Clarín
24/06/10

El Omega 3, la grasa “buena” presentes en el pescado, en las nueces y en algunas semillas (lino chía), funciona como antidepresivo. Así lo demostró un estudio canadiense realizado por una red de universidades –Montreal, McGill, Laval y Queen– sobre un total de 432 voluntarios que fueron seguidos de cerca durante cuatro años.

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Además, la ingesta de Omega 3 podría prevenir enfermedades cardiovasculares y ayuda a mantener la línea, gracias a que elimina las grasas.

Esta investigación, que apareció publicada en el Journal of Clinical Psychiatry, indica que el uso de suplementos a base de Omega 3 en pacientes con depresión severa, resistentes a algunos antidepresivos y que no padecen disturbios de ansiedad, da buenos resultados.

Durante el transcurso del experimento, la mitad de los pacientes fueron tratados con suplementos de ácidos grasos (tres cápsulas por día) durante ocho semanas. La otra mitad, en cambio, recibió cápsulas de placebo, recubiertas de aceite de girasol. Durante los primeros análisis de datos no fue posible determinar la eficacia del tratamiento. Pero con pruebas posteriores, realizadas por investigadores que trabajaron bajo las órdenes de Francois Lesperance, quedó en claro que el Omega 3 resulta eficaz en personas con depresión grave, pero no en pacientes con disturbios de ansiedad.

Ahora, los investigadores se preparan a realizar un estudio comparativo entre los suplementos de ácidos grasos y los antidepresivos tradicionales, para una confirmación definitiva de la cura alternativa que podría ayudar a superar el problema del abandono de terapias, algo frecuente con los medicamentos tradicionales a raíz de los efectos colaterales poco tolerables.

Noticias Médicas
22/06/10

Investigadores del Institut de Recerca del Hospital Universitario Vall d’Hebrón (VHIR) han descrito por primera vez un déficit de vitamina C en el ojo de los pacientes diabéticos afectados de retinopatía diabética. El déficit de este importante antioxidante en ojo podría explicar, en parte, porque hay más lesiones oculares debido al estrés oxidativo y, por lo tanto, por qué los diabéticos presentan más lesiones en la retina. El mensaje final de este estudio aporta un argumento más para que el paciente diabético entienda que es imprescindible el buen control de sus niveles de azúcar y también aboga por un consumo adecuado de vitamina C y una dieta mediterránea.

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El descubrimiento ha sido publicado en la revista Investigative Ophtalmology & Visual Science, publicación líder en oftalmología experimental. El estudio ha sido fruto de una estrecha colaboración entre la Unidad de Investigación en Diabetes y Metabolismo del VHIR, que lidera el Dr. Rafael Simó, y el laboratorio de cardiología experimental del mismo Instituto, que lidera el Dr. David García-Dorado.

Retinopatía diabética

La retinopatía diabética es la principal causa de ceguera de la población, en edad laboral, de los países industrializados. La prevalencia de la retinopatía diabética proliferativa puede llegar a ser del 50% en los pacientes con diabetes mellitus tipo 1, más o menos a los 15 años de evolución de la enfermedad y del 10% en el caso de los pacientes afectados de diabetes tipo 2.

Un estudio pionero y original

El grupo liderado por el Dr. Simó, que pertenece al CIBERDEM (CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas), ha estudiado, de forma masiva, todos los metabolitos contenidos en el humor vítreo (líquido que se encuentra en el interior del ojo) y ha comparado los resultados obtenidos en dos grupos, por un lado un grupo de diabéticos tipo 1, es decir diabéticos que se administran insulina y un grupo de sujetos no diabéticos. En los dos casos las muestras de líquido se han obtenido de pacientes a quienes se ha realizado una intervención quirúrgica en el ojo. En el caso de los diabéticos, para tratar su retinopatía diabética, y en el caso del no diabéticos, para tratarlos de otra lesión no causada por la diabetes. “Cuando se analizó este líquido se vio que, en el caso de los diabéticos, había más cantidad de glucosa y de lactato, previsible a causa de su patología. El aumento de glucosa es debido a la mayor concentración de ésta en sangre. Y el aumento de lactato es debido al déficit de oxígeno generado por problemas vasculares a nivel del ojo, también propio de la diabetes”, explica el Dr. Rafael Simó, responsable de este estudio.

Lo sorprendente de este estudio ha sido constatar el déficit de Vitamina C detectada en los ojos de los pacientes diabéticos. “Claramente, la diabetes es la única responsable de este déficit, pues se ha visto que todos los pacientes diabéticos lo presentaban, mientras que ninguno de los pacientes no diabéticos tenían déficit de esta vitamina”, resume el Dr. Simó. Como muchos de los metabolitos y sustancias contenidas en el líquido del ojo llegan por filtrado, primeramente se pensó que los pacientes diabéticos tenían un déficit de vitamina C a nivel plasmático que se traducía con una menor concentración a nivel ocular. Se ha visto que no es así. En los dos grupos, diabéticos y no diabéticos, las concentraciones de vitamina C en suero eran normales. Este estudio también ha definido que las concentraciones normales de vitamina C en el humor vítreo son unas 20 veces más altas que en el suero.

¿Por qué hay déficit de vitamina C en el ojo de los diabéticos?

Una vez visto que el déficit de vitamina C en el vítreo no se debe a un déficit a nivel plasmático, este grupo empezó a buscar la causa. El estrés oxidativo que sufren los diabéticos en el interior del ojo puede explicarse en parte por el consumo. Si se aumenta mucho la ingesta de vitamina C también aumenta la concentración intraocular pero discretamente. Los investigadores se dieron cuenta de que la molécula de vitamina C (ácido ascórbico) y de glucosa son muy similares y, por lo tanto, ambas moléculas compiten por el receptor de la bomba que introduce glucosa y vitamina C dentro del ojo. El Dr. Simó concreta: “Cuanto más elevada es la concentración de azúcar en la sangre del diabético, es decir, cuanto peor es su control metabólico, más moléculas de glucosa mantendrán ocupado este receptor y menor cantidad de vitamina C será capaz de incorporarse dentro del ojo. Si entra menos vitamina C, la retina tendrá menor capacidad antioxidante y esto contribuirá en mayor grado a la lesión ocular de la diabetes”.

Una colaboración imprescindible

El laboratorio de Cardiología Experimental del Institut de Recerca, que pertenece a la red RECAVA (Red Temática de Investigación en Enfermedades Cardiovasculares), ha sido clave en esta investigación. La técnica de análisis utilizada en el estudio -análisis metabolómico- no está al alcance de cualquier centro pues se trata de técnicas muy especializadas. La metabolómica estudia de forma masiva los metabolitos o -producto final- que se encuentra en los fluidos del organismo. Es decir, es como si se tratara de muñecas rusas: la genómica estudiaría el DNA de las células y sería la muñeca más pequeña, la transcriptómica estudiaría el paso del DNA a RNA y englobaría a la primera, la proteómica sería el siguiente paso y estudiaría las proteínas y, la metabolómica -que estudia las sustancias finales- sería la muñeca más grande. Este grupo del laboratorio de cardiología experimental que lidera el Dr. García-Dorado, es especialista de referencia en la reperfusión del corazón isquémico y trabaja habitualmente con técnicas de metabolómica basada en resonancia magnética. Este laboratorio ha analizado las muestras del equipo del Dr. Simó poniendo a su servicio tecnología puntera que ha permitido obtener estos sorprendentes resultados. La unidad de RMN-metabolómica es una plataforma central de RECAVA.

Amy Norton
Buena Salud
22/06/10

Los adultos mayores que consumen relativamente poca vitamina B6 y B12 tendrían más riesgo de desarrollar depresión que los que ingieren una mayor cantidad de esos nutrientes, según un nuevo estudio.

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Un equipo halló entre 3.500 adultos mayores estudiados durante 12 años que el riesgo de sufrir síntomas de depresión bajaba un 2 por ciento por cada 10 miligramos más de consumo diario de vitamina B6 a través de alimentos y suplementos.

Lo mismo ocurrió por cada 10 microgramos más de vitamina B12.

Los resultados, publicados en American Journal of Clinical Nutrition, no prueban que las vitaminas B protejan de la depresión. Pero replican las conclusiones de estudios previos que habían asociado el consumo de las vitaminas, el folato y otra vitamina B, con la depresión.

Sin embargo, la principal limitación de la mayoría de esos estudios fue su brevedad, lo que impidió comprobar si la reducción del consumo de vitamina B ocurría antes o después de la depresión.

La principal fortaleza del nuevo estudio es que siguió a un grupo durante 12 años y midió los síntomas de depresión varias veces, precisó la doctora Kimberly Skarupski, profesora asociada del Centro Médico de la Rush University, en Chicago.

Aun así, su equipo opinó que los resultados deberían interpretarse con "precaución" porque el consumo de vitamina formaría parte de otros factores, como una dieta saludable.

El estudio incluyó a 3.500 adultos en Chicago de por lo menos 65 años sin depresión. El equipo midió el consumo de folato y de vitaminas B6 y B12 según sus respuestas a un cuestionario alimentario. Periódicamente, evaluó si tenían síntomas de depresión durante 12 años.

El equipo halló que entre el 11 y el 14 por ciento de los participantes tuvieron signos de depresión clínica en algún punto del seguimiento.

Al analizar la relación entre las vitaminas B y la depresión, el riesgo disminuía a medida que aumentaba el consumo de B6 o B12. Y la asociación se mantuvo cuando el equipo consideró varios factores, como la etnia, los ingresos, el uso de antidepresivos o el estilo de vida.

Aunque los resultados no prueban una relación causa-efecto, Skarupski dijo que destacan la importancia de que los adultos mayores tomen consciencia de su dieta. "Deberían comer equilibradamente y conversar con el médico sobre su condición nutricional", indicó.

La vitamina B6 se encuentra en varios alimentos, como los porotos, la papa, la banana, la carne, el pollo y algunos pescados, como el salmón y el atún.

La cantidad recomendada para los hombres mayores de 50 años es 1,7 mg/día, mientras que para las mujeres es de 1,5 mg. El límite es 100 mg/día debido a que demasiada vitamina B6 causa daño nervioso.

Los alimentos ricos en B12 son la carne, ciertos pescados (salmón y trucha) y los lácteos. Además, la vitamina está agregada en algunos alimentos, como los cereales fortificados para el desayuno. Según el equipo, es biológicamente posible que ambas afecten el riesgo de depresión.

Las vitaminas B6 y B12 influyen en el funcionamiento del sistema nervioso y la deficiencia de vitamina B12 causa un síndrome neurológico que incluye problemas cognitivos y de memoria, como así también síntomas de depresión.

Además, la vitamina B6 participa en la síntesis de "mensajeros" químicos en el cerebro, como la serotonina. La alteración del neurotransmisor tiene un papel clave en la depresión.

Salvador López Arnal
El Viejo Topo / Rebelión
22/06/10

Una conversación con Eduard Rodríguez Farré sobre bombillas de bajo consumo, mercurio, rayos ultravioleta

Miembro fundador del Comité Antinuclear de Catalunya (CANC) en 1977, Eduard Rodríguez Farré es médico especializado en toxicología y farmacología en Barcelona, en radiobiología en París y en neurobiología en Estocolmo. Ha dirigido durante muchos años el Departamento de Farmacología y Toxicología del CSIC en Barcelona. Como experto en toxicología ha asesorado al gobierno cubano en la epidemia de la neuropatía óptica, a la OMS en el síndrome del aceite tóxico y a la Unión Europea sobre la investigación en programas de salud pública y sobre la Encefalopatía Espongiforme Bovina. Actualmente es miembro del Comité Científico de la UE sobre Nuevos Riesgos para la Salud. Socio fundador de la asociación Científicos por el Medio Ambiente (CiMA), Eduard Rodríguez Farré es coautor (autor principal para ser más preciso), junto este entrevistador, de Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambiente, El Viejo Topo, Barcelona, 2008 (con prólogo, presentación, epílogo y notas finales de Enric Tello, Joaquim Sempere, Joan Pallisé, Jorge Riechmann y Santiago Alba Rico).

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Me gustaría conversar esta vez, estimado Eduard, sobre las bombillas de bajo consumo, las nuevas lámparas que obligatoriamente tendrán que sustituir a las viejas bombillas incandescentes.

De hecho, en algunos países ya es obligatorio que las nuevas bombillas que se vendan sean de bajo consumo. Y no sólo en Europa, en América también. En Venezuela, por ejemplo, todas las bombillas que se compran actualmente son ya de este tipo. En Europa, si no ando errado, a partir del 2011, estas bombillas serán obligatorias y las bombillas clásicas, las incandescentes, desaparecerán.

Se afirma, como sabes, que estas bombillas tienen que sustituir obligatoriamente a las antiguas porque son de bajo consumo, y que de esta forma se ahorrará energía.

Este es el argumento que suele esgrimirse. De esta forma, se nos dice, con estas nuevas bombillas, vamos a disminuir el consumo energético, lo que va a evitar una aceleración del cambio climático. El cambio de bombillas sería un nudo más en la estrategia de lucha contra el otro cambio, el climático.

Todo ello, en principio, parece positivo: bombillas de mayor duración, ahorra de energía, lucha contra el cambio climático.

De entrada, parece positivo disminuir el consumo de energía sustituyendo las viejas bombillas. Estas nuevas bombillas, que son mucho más caras que las anteriores, son mucho más duraderas que las bombillas incandescentes. Pero, sorprendentemente, de lo que no se ha informado es de varias variables, nada marginales, sobre las que incluso la dirección de Medio Ambiente de la UE ha advertido. A pesar de ello, casi nadie se ha enterado o nadie se ha querido enterar.

Hablemos de estas variables ocultas. La primera de ellas.

La primera es que estas lámparas contienen mercurio, vapor de mercurio. Cinco miligramos de vapor de mercurio es el que tienen en su interior. Esto, solo esto, ya representa una paradoja.

¿Una paradoja? ¿Por qué?

Porque en el momento actual el mercurio se ha eliminado o se está eliminando de todos los dispositivos que usamos.

¿Y qué necesidad hay de eliminar el mercurio de nuestros utensilios y artefactos?

El mercurio, por definición, es un elemento altamente tóxico, sobre todo cuando se vierte al medio y se transforma en mercurio orgánico, especialmente en metilmercurio. Este es uno de los graves problemas ambientales que tenemos en la actualidad, el mercurio que históricamente se ha utilizado, por ejemplo, en minería, en la cuenca del Amazonas por ejemplo; el que se ha utilizado en las papeleras, en el mar Báltico, en muchas industrias del Mediterráneo. En España conocemos bien el problema por Flix. La planta electroquímica de Flix utiliza grandes cantidades de mercurio. Hace cuatro o cinco años hizo un vertido al Ebro en Navidad que ocultó a la Generalidad de Cataluña. Llegó hasta Amposta y se detectó en el agua del grifo.

Hablas de mercurio inorgánico y de mercurio orgánico. Vale la pena detenernos en esta distinción.

El mercurio inorgánico, el mercurio como elemento, es el que se utiliza generalmente, pero antes, hace muchos años, se había utilizado de forma orgánica. Cuando el mercurio inorgánico llega al medio acuático, a través de un proceso muy complejo que empieza en los sistemas tróficos más elementales, fundamentalmente en bacterias reductoras y algunos otros microorganismos, se transforma en mercurio orgánico.

¿Qué es el mercurio orgánico?

Al metal, al mercurio, se le incluye una cadena alifática, usualmente un metilo o, en ciertos casos un etilo. Lo efectúa el microorganismo correspondiente. Este metilmercurio, a través de las cadenas tróficas, se concentra, se biomagnifica, sobre todo en los peces que están en la parte superior de la cadena, como son, por ejemplo, el atún, el tiburón, el pez espada, etc, que no olvidemos que son carnívoros. De este modo, el mercurio, el orgánico, se acumula en la carne de estos animales en cantidades toxicológicamente significativas.

Actualmente, en el Mediterráneo, el atún, el pez espada, por ejemplo, presentan cantidades muy importantes de metilmercurio por los vertidos, ya históricos, a través de los ríos Ródano y Ebro. En toda la cuenca Norte del Mediterráneo occidental, la que va desde Italia, y sigue por el Ródano y el Ebro, hay cantidades importantes de metilmercurio. Una de las mejores ilustraciones de todo esto que cuento puede observarse con la entrada de los atunes para la migración anual. Entran por Gibraltar, van a Sicilia, suben por la costa italiana, bajan por la costa española y salen otra vez hacia el Atlántico. Este atún que entra en el Mediterráneo, si lleva una determinada cantidad de metilmercurio cuando entró en nuestro mar, cuando sale lleva, digamos, cuatro veces más. No exagero.

Pero entonces, por lo que explicas, la cantidad y extensión del metilmercurio es enorme.

Sí, efectivamente. Incluso puede afirmarse que no hay actualmente zona del planeta en la que no haya metilmercurio. Históricamente se ha diseminado desde la revolución industrial, desde el siglo XIX. El mar Báltico, por ejemplo, está ultracontaminado de metilmercurio. No se pueden comer muchos peces del mar Báltico. Lo mismo ocurre en zonas tropicales, en el Amazonas por ejemplo debido al uso del mercurio por los garimpeiros buscadores de oro (utilizan el Hg para efectuar amalgamas con el oro de los sedimentos y después separar de obtener el oro el Hg va al río).

¿Cuáles serían los efectos negativos más importantes del mercurio orgánico?

El mercurio inorgánico, el clásico, puede tener efectos negativos, sin duda, pero sólo a través de la inhalación del vapor de mercurio porque, prácticamente, el mercurio no se absorbe por vía digestiva.

¿No se absorbe?

No. El mercurio en forma metálica, el que hemos llamado mercurio inorgánico, se absorbe pobremente por el tubo digestivo(menos del 5%). Las sales mercuriales se usaban clásicamente en medicina para tratar la sífilis y daban graves problemas. No se sabía si era peor el remedio que la enfermedad. Producían afecciones renales, por ejemplo. Eran los calomelanos (cloruro mercurioso) que se utilizaron hasta principios del XX. A partir de entonces se introdujeron los arsenicales. La sífilis era una pandemia de intensidad severa. Se ha afirmado que Mozart pudo haber muerto por un exceso de tratamiento en la sífilis que contrajo.

Este, en todo caso, fue un problema que quedó olvidado. Se eliminó el uso del mercurio, pero luego ha aparecido un problema mayor.

Exacto, un nuevo problema que es propio de la sociedad industrial y que apareció con lo que se ha denominado enfermedad de Minamata.

¿Qué enfermedad es ésa?

Ocurrió en los años cincuenta, en la época en que yo estudiaba Medicina aquí, en la Universidad de Barcelona. Se dijo que era un virus nuevo. Durante mucho tiempo no se sabía qué pasaba en la bahía de Minamata, en Japón. Entre los ciudadanos de esta bahía que comían básicamente pescado empezó a aparecer una enfermedad que daba pie a una serie de graves problemas neurológicos, de constricción del campo visual, de deterioro mental muy acentuado, e incluso la muerte. Aunque nunca se ha llegado a conocer el número exacto, entre ochenta y cien mil personas quedaron afectadas. El número de fallecidos pudo haber sido de 10.000 a 15.000 (estimación mínima).

¿Y cuál es la historia de esta enfermedad?

De entrada no se sabía qué ocurría pero hubo una gran observación de la doctora Dorothy Russell, publicada junto con el Dr Donald Hunter en los años 40 y 50, y que actualmente está como desaparecida, apenas se cita, pero que está en los manuales clásicos de neurología, que se llamó, se sigue llamando, el síndrome de Hunter-Russell. Ellos vieron, uno era el clínico y la otra era la neuropatóloga que observó las afecciones, un trastorno similar en un grupito de trabajadores de una fábrica de Inglaterra que manufacturaba metilmercurio como fungicida. Este fungicida se utiliza fundamentalmente para tratar las semillas de trigo, u otras semillas, también en las maderas, para evitar que crecieran hongos. Tú conservas grano en un saco, en un sitio húmedo, y se te va a llenar de hongos. Se utilizaba, decía, en las semillas para recubrirlas, para conservarlas antes de plantarlas, para que no creciesen hongos en las ¿laderas?. Era un fungicida tradicional, se utilizó durante muchos años.

No había consciencia en aquella época de los peligros.

Exacto, no se tenía conciencia de estas cosas en aquellos años. Y, claro está, si uno no piensa en ello, no lo busca y, consiguientemente, no lo encuentra.

Esta observación de la que hablaba pasó inadvertida en la literatura científica. Pues bien, observaron una serie de trastornos neurológicos en los trabajadores de la fábrica que producía metilmercurio como fungicida y describieron que un grupo de ocho o nueve, yo mismo tengo un artículo sobre esto, observaron toda una serie de trastornos de severidad gradual según la dosis. A pequeñas cantidades se manifestaban una serie de trastornos sensitivos en los dedos, a mayores cantidades trastornos motores, a mayores cantidades aún alteraciones del pensamiento y de la cognición, y, a cantidades mayores, incluso la muerte. Estos pacientes murieron. Se hizo la anatomía patológica del cerebro y se vio que tenían alteradas ciertas zonas, que había una muerte neuronal en zonas muy específicas, en las zonas de visión periférica del cerebro, (no afecta al ojo sino a la neuronas de la visión periférica solamente, lo cual no está explicado aún, no está explicado aún por qué sólo afecta a las neuronas de la visión periférica y no a las del central), afectaba también enormemente al cerebelo, a las áreas de audición y sensitivas y finalmente a las motoras. Yo he trabajado mucho en estos temas durante años, perdona que me extienda en detalles. Tenemos muchas publicaciones. Llevamos quince años estudiando esto porque todavía hoy muchas cuestiones de la neurotoxicidad de este producto permanecen inexplicadas.

Y alguien relacionó ambos hechos.

Alguien, que había leído el artículo de Hunter-Russell, pensó que lo que les ocurría a esas personas que enfermaban y lo que les ocurría a los gatos se parecía mucho al síndrome de Hunter-Russell. La anatomopatóloga fue allí, observó las piezas anatómicas y vió que eran muy similares a lo que ella misma había observado en los trabajadores británicos afectados por el de metilmercurio. Empezó a investigar y más tarde se descubrió que, efectivamente, esta gente estaba intoxicada también por el metilmercurio.

¿Y de dónde venía este metilmercurio?

En la bahía de Minamata estaba la Chisso Compay. Aunque en los manuales, en la literatura científica, parece que queda feo, poco elegante, citar el nombre de una empresa, de una corporación, a mi me parece importante dar siempre estas referencias en mis trabajos. Al fin y al cabo, eso también está bien documentado. La Chisso Company tenía una gran fábrica, gigantesca, desde los finales de los cuarenta, principios de los cincuenta, vertía sus restos sin más preocupación. Creo que la empresa era fundamentalmente, pero no solo, papelera, si bien los vertidos eran básicamente de productos químicos. En muchos procesos industriales se utilizaba el mercurio en aquella época. El vertido iba al mar. Estamos hablando de los años cincuenta, en Japón, que ha sido un museo de todo tipo de contaminación en su desarrollo industrial, en el aspecto que quieras señalar, de toxicidad. Como sucedía en Japón, en Europa se ha conocido poco, pero el país nipón era un muestrario de todo lo que puede ocurrir por falta de control de la toxicidad.

¿Qué pasó entonces tras el descubrimiento de los vertidos?

En aquella época se montó una polémica impresionante. La Chisso Company negó que metilmercurio determinase estos problemas y no había estudios en aquellas época más que ese artículo precursor de Hunter-Russell. Era muy difícil, en aquel momento, convencer a las autoridades de que lo sucedido era un problema de contaminación ambiental.

Se empezó a controlar, es cierto, pero la situación no se reconocería hasta muchos años después, en los años setenta, desde el punto de vista legal y sanitario. Sin embargo, ocurrió otro accidente que fue sin duda el más demostrativo. En 1972, en Iraq esta vez, apareció también un brote por intoxicación de metilmercurio a través de unas semillas de trigo tratadas con metilmercurio que había enviado Estados Unidos para Iraq. Estas semillas se habían usado de forma normal en muchos otros lugares. Se plantaban, crecía la planta, pero el metilmercurio incorporado se quedaba en el suelo y no la contaminaba. Pero en Iraq estas toneladas se desviaron fraudulentamente para panificación. Se recibió la ayuda, y en lugar de plantar las semillas se robaron, se desviaron a otros menesteres y se convirtió en pan aquel trigo con todo el metilmercurio incorporado. Donde se distribuyó el pan, apareció un brote agudo. Afortunadamente, en aquella época, hasta que ha sido destruido recientemente, los iraquíes tenían el mejor sistema científico árabe.

Puede parecer que exageras un poco, estimado Eduard. Déjame preguntarte sobre ello en nuestra próxima conversación.

De acuerdo, pregúntame sobre ello pero ya te puedo adelantar la respuesta: no exagero.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Ortomolecular
18/06/10

Antes de que sea refinado, pulido y despojado de la cáscara que lo cubre, el arroz está en su versión "completa", es arroz integral. En ese estado, tiene un índice glucémico menor que el arroz blanco, ese que mucho de nosotros comemos todos los días. ¿Esto qué significa? Que el arroz integral no hace que la glucosa se eleve tan rápido.

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Además, este cereal contiene importantes nutrientes como el magnesio, el que se pierde durante el proceso de refinamiento, y tiene altos niveles de fibra.

Eso no es todo. Un artículo de "The New York Times" señala que en nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, muestra que aquellos estadounidenses que comen dos o más porciones de arroz integral en la semana reducen en un 10% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con aquellos que lo consumen menos que una vez al mes.

"Y aquellos que comen arroz blanco con regularidad –cinco o más veces por semana- tienen un 20% más de probabilidades de tener diabetes tipo 2 que las personas que lo comen menos de una vez al mes", dice el artículo del diario estadounidense.

Recomendaciones

El doctor Qi Sun, del Brigham and Women's Hospital, que está afiliado a la Escuela de Medicina de Harvard, señaló al medio que con solo reemplazar un tercio de la taza de arroz blanco por integral se puede reducir el riesgo de tener diabetes tipo 2 en un 16%.

Además, dijo que es un hecho que los estadounidenses que consumen este tipo de arroz son más saludables: comen más frutas y vegetales y menos carnes rojas y grasas trans. También tienen tendencia a ser más delgados, más activos y menos propensos a fumar.

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