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Dsalud
08/01/10

A pesar de estar considerado internacionalmente un potente neurotóxico y de los continuos avisos sobre su peligro –ocultados o descalificados por la industria y los funcionarios responsables de la dirección política de la salud- el mercurio, a través de una sustancia conocida como timerosal o tiomersal, continúa presente en algunas de las vacunas que nuestros hijos reciben desde el mismo instante de su nacimiento. La desidia de las autoridades sanitarias -nacionales e internacionales- es absoluta. No hay estudios del impacto directo del timerosal –etilmercurio- sobre la salud, no hay dosis mínimas establecidas de su presencia –si es que alguna dosis es buena- en el organismo, no se realizan estudios a largo plazo sobre la presencia acumulada de mercurio en el cuerpo de los niños enfermos de autismo y a pesar de todo continúa manteniéndose en el mercado. Aun cuando cada vez son más las voces que proclaman la relación del mercurio con diversas enfermedades neurológicas. Sólo nos queda ya pues apelar al sentido común de los padres.

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“¿Qué persona cuerda podría considerar el uso de un residuo peligroso, carcinogénico en ratas, que se utiliza en la fabricación de tintes, colorantes, explosivos y aislantes para el hogar así como componente del fluido de embalsamamiento e inyectarlo en el cuerpo delicado de un bebé? ¿Qué puede tener que ver el formaldehído, el fenol, el aluminio, el mercurio o cualquier otra sustancia química letal usada en las vacunas con la prevención de enfermedades en los niños?”.
Si algo bueno parece que ha traído la gripe A es un despertar sobre el contenido real de las vacunas con las que vamos a ser inyectados y con las que sin apenas cuestionarlas comenzamos a vacunar a nuestros hijos nada más nacer. Jamie Murphy, en el párrafo anterior de su libro Lo que todo padre debe saber sobre la inmunización infantil, refleja perfectamente la pregunta que millones de padres en todo el mundo se han hecho después de conocer el contenido real de las vacunas con las que son inyectados sus hijos. Y su contestación no deja lugar a dudas: “El hecho de que (sustancias químicas letales) sean necesarias en la formulación de una vacuna demuestra que ésta es un producto tóxico, inestable y poco fiable, con o sin su presencia”.

Ya en el informe especial que dedicamos a la gripe A en la revista (vea en nuestra web - www.dsalud.com- los cinco artículos que publicamos en el nº 120) denunciamos la presencia de escualeno en dos de las tres vacunas contra la gripe A aprobadas en nuestro país -Focetria y Pandemrix- al ser una sustancia poco conocida que se asocia a numerosas patologías autoinmunes englobadas bajo el pomposo nombre de Síndrome de la Guerra del Golfo. Sin embargo el escualeno no es la única sustancia tóxica y peligrosa inexplicablemente contenida en las vacunas que quieren absurdamente inyectar a muchos españoles. Existe otra, el timerosal -utilizada como bactericida y antifúngica. cuya polémica, contra toda lógica, se arrastra aún desde hace décadas. Y es que cada molécula de timerosal contiene un 49,6% p/p de mercurio y hoy hasta los estudiantes de la ESO saben que el mercurio es un neurotóxico. A pesar de lo cuál se está inyectando junto con el antígeno y otras sustancias químicas por vía subcutánea en diversas vacunas sin conocer cuáles son los límites del organismo a su exposición ya que nadie los ha constatado.

Michael Wagnitz, Director de Investigación del Departamento de Toxicología de la Universidad de Wisconsin (EEUU), ha escrito recientemente refiriéndose a las vacunas contra la gripe A que contienen timerosal: “Prepárense a escuchar afirmaciones como que ‘la cantidad de mercurio en las vacunas es muy pequeña e insignificante’, ‘ el tipo de mercurio de las vacunas es rápidamente expulsado del cuerpo y es seguro’ o ‘si usted está preocupado por el mercurio solicite una vacuna libre de mercurio y le será suministrada’. Lamentablemente todas estas afirmaciones son falsas. La concentración de mercurio en viales multidosis de la vacuna es de 50.000 microgramos por litro. Para poner esto en perspectiva sepa que según la Agencia de Protección Ambiental cualquier líquido que contenga más de 200 microgramos por litro de mercurio se considera peligroso. Y la concentración en los viales de una vacuna es 250 veces superior. Cualquiera que se refiere a esta concentración como ‘pequeña’ no entiende el significado de la palabra. Segundo, el etilmercurio (el tipo que se encuentra en las vacunas), al igual que el metilmercurio (que se encuentra en el pescado), es un compuesto de cadena corta de alquilmercurio. Y una vez en sangre ambas sustancias se distribuyen rápidamente por el cerebro en el que el más inestable, etilmercurio, se convierte rápidamente en Hg++ (la forma inorgánica de mercurio), un tipo de mercurio que permanece atrapado permanentemente y es la forma ligada a las enfermedades degenerativas del cerebro. Además mediante la inyección de mercurio a través del músculo se proporciona un acceso rápido al torrente sanguíneo y se evitan todos los mecanismos de desintoxicación del tracto gastrointestinal”.

EL TIMEROSAL

Resumiendo, el timerosal –que es administrado junto con la vacuna por vía subcutánea- se descompone una vez en el organismo en dos compuestos -el tiosalicilato y el etilmercurio- de mercurio orgánico. Y a lo largo de las últimas décadas los compuestos organomercuriales se han confirmado como conocidos agentes tóxicos, especialmente para el sistema nervioso central. Hay pocas dudas de que estos compuestos son de una altísima toxicidad porque numerosos estudios científicos en animales y en humanos así lo avalan.

Afortunadamente no todas las vacunas contienen timerosal pero en nuestro país se pueden encontrar en marcas comerciales que presentan vacunas prescritas contra la Difteria/Tétanos/Tosferina (DTP), la Hepatitis B, el Tétanos, el Tétanos/Difteria, el Tétanos/Difteria/Tosferina/Hemofilus B y la de la Gripe. Es verdad que de ellas sólo las de la DTP y la hepatitis B están en el calendario de vacunación infantil pero eso implica 4 vacunas de DTP a los 2, 4, 6 y 18 meses más 3 vacunas para la hepatitis B, la primera a las 24 horas de vida y las siguientes a los 2 y 4 meses.

Es decir, en España un niño puede recibir hasta 7 vacunas con timerosal desde el momento de nacer hasta los 18 meses cuando según denuncia la Liga para la Libertad de Vacunación eso implica que pueden recibir hasta ¡entre 4 y 16 veces los limites establecidos como seguros por la FDA! Sin comentarios.

Además a la hora de acercarse a las implicaciones de los problemas provocados por intoxicación por metales pesados -en este caso por mercurio- es preciso tener en cuenta que su toxicidad es acumulativa como el doctor Andrew Moulden ya explicó en el número anterior de nuestra revista. Es decir, en el caso del mercurio no sólo estaríamos hablando del que hay en las vacunas sino también del mercurio medioambiental y del que hoy contamina muchos alimentos. Y en el caso de los bebés el que la madre hubiera podido transmitir al feto. Por eso la única apuesta válida en la actualidad es eliminar cualquier producto que pueda resultar tóxico, algo que resulta especialmente aplicable a las vacunas que contienen timerosal ya que su administración se hace además en niños en pleno desarrollo neuronal.

La Agencia para las Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATDSR), organismo federal norteamericano, respondió no hace mucho así a la pregunta de cómo puede el mercurio afectar a los niños: “Los efectos nocivos del mercurio, que puede pasar de la madre al feto, incluyen daño cerebral, retraso mental, descoordinación, ceguera, convulsiones e incapacidad para hablar. Los niños envenenados con mercurio pueden tener luego problemas en el sistema nervioso y en el sistema digestivo así como daños en el riñón”. Y lo repetimos; el timerosal es mercurio.

SIN ESTUDIOS Y SIN DATOS FIABLES

El timerosal fue desarrollado en 1920 por la multinacional farmacéutica Eli Lilly y las “pruebas de seguridad” del producto se basan en un estudio realizado en 1930 con 22 pacientes moribundos que padecían meningitis meningococica en un hospital de Indiana (EEUU) a los que se inyectó las soluciones que lo contenían y a los que se siguió hasta su muerte lo que ocurrió en cuestión de días. Bueno, pues como los pacientes murieron de meningitis sin que apareciesen otros síntomas se declaró que ¡no había existido ninguna reacción adversa al timerosal! Y el producto fue declarado seguro para su uso.

A partir de ese momento se introdujo de hecho ya en las vacunas y en otros remedios como antibacteriano. Posteriormente, cuando en 1938 se le da la potestad a la FDA para aprobar los nuevos medicamentos introducidos en el mercado interestatal, el timerosal no es sometido a ninguna prueba adicional de seguridad porque se consideró que su antigüedad y la falta de efectos evidentes a corto plazo garantizaban su seguridad. Claro que en la década de los 30 y a sólo 8 años de su creación a nadie se le ocurrió plantearse posibles efectos neurotóxicos a medio y largo plazo por la acumulación del mercurio de diversas fuentes en el organismo. Así que el estudio de 1930 sigue siendo el único conocido sobre su presunta seguridad hecho con la sustancia directamente sobre seres humanos... después de llevar en uso 79 años.

Bueno, en 1982 la FDA valoró si era seguro usarlo tópicamente y la conclusión fue negativa debido a que daña las células cuando se aplica sobre piel lesionada y además provoca reacciones alérgicas. Pero en lugar de ordenar que se estudiasen entonces sus efectos en las vacunas se limitó a recomendar que se estudiara la incidencia de problemas neurológicos en poblaciones no vacunadas -como los amish- para luego comparar los resultados con la incidencia de esos problemas en una población vacunada. Evidentemente el estudio sigue pendiente de realización porque no hay ningún laboratorio interesado en hacerlo... ¿Imaginan por qué?
Y ello a pesar de que en 1991 un investigador de Merck, tras sumar la cantidad de mercurio que acumulaba un niño que cumpliera con el calendario vacunal estadounidense, hizo sonar la alarma al considerar que los niños recibían cantidades muy por encima de las consideradas seguras por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA).

De hecho luego se comprobaría que durante la década de los 90, coincidiendo con la multiplicación de las vacunas, los índices de autismo aumentaron dramáticamente. Y muchos padres empezaron a sospechar que los trastornos de desarrollo de sus hijos estaban relacionados con las vacunas. En 1998 una investigadora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos repetiría el mismo cálculo y concluiría que, en efecto, los niños norteamericanos estaban recibiendo dosis de mercurio al menos 125 veces superiores al límite fijado por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA).

Y eso que el límite de la EPAse basa en la ingesta por un adulto saludable de metilmercurio ¡a través de los alimentos! y no puede ser pues una referencia válida ya que el timerosal se inyecta directamente en el torrente sanguíneo, no pasa pues por los órganos de defensa que actúan contra las toxinas y además se introduce en él de golpe y no lentamente. Y hay aún otra razón más que hace inconsecuente la comparación: hasta 1999 estaba asumido que el perfil toxicológico del timerosal era el mismo que el del metilmercurio pero hoy se sabe que las diferencias de toxicidad entre esos dos compuestos mercuriales son muy diferentes. Ya en mayo del 2004 el Macfarlane Burnet Center for Medical Research para la Investigación Médica y Salud Pública en Australia concluyó que "el cerebro del feto muestra mayor sensibilidad al mercurio cuando se trata de etilmercurio que cuando es metilmercurio”.

“RECOMENDACIONES” EN LUGAR DE PROHIBICIONES

En 1999 los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Asociación Americana de Pediatría publicaron una declaración conjunta diciendo que aunque no habían encontrado "pruebas de daño" constatables por la exposición al mercurio en niños a causa de las vacunas pedían a los fabricantes que lo retiraran de ellas voluntariamente como medida de precaución. Pero se trató sólo de una “recomendación”. El Servicio de Salud Pública de Estados Unidos también emitiría un comunicado ese mismo año haciendo un llamamiento para que se eliminase el timerosal de las vacunas infantiles y se retrasara la vacunación de los niños nacidos de madres libres de antígenos (HBsAg) contra la Hepatitis B hasta los 2 o 6 meses.

El 8 de julio de 1999, siguiendo la estela norteamericana, la Agencia Europea de Evaluación del Medicamento (EMEA) publicaría un comunicado promoviendo el uso de vacunas infantiles sin timerosal “en el plazo más breve posible” y en mayo del 2001 publicaría un documento sobre los “aspectos a considerar en la reducción, eliminación ó sustitución del timerosal en las vacunas”.

Pero no prohibió el timerosal. Y no ha realizado pruebas independientes para confirmar si el timerosal se ha eliminado como pidió. Claro que ni siquiera emitió declaración alguna para alertar a los pediatras de los síntomas de envenenamiento por mercurio. Ni les recomendó que investigasen cuando un niño sufriera inicios de deterioro neurológico para ver si éste podría deberse a la toxicidad del mercurio tras alguna vacunación.

Hoy las posturas sobre la presencia de mercurio en las vacunas están cada vez más enfrentadas. Estando en el centro del debate especialmente si es causa de autismo porque el número de casos ha aumentando dramáticamente en los últimos 20 años en todo el mundo con trágicas consecuencias personales y sociales. De hecho antes de 1970 la incidencia de los denominados Trastornos del Espectro Autista (ASD) era de 1 por cada 2.000 niños. En la actualidad tanto en Estados Unidos como en otros muchos países desarrollados es de 1 por cada 150. Y son ya numerosos los investigadores independientes que sostienen la hipótesis del mecanismo causa-efecto entre el mercurio de las vacunas, el mercurio acumulado y los problemas de desarrollo y comportamientos anómalos. Son los casos de S. Bernard, A. Enayati, L. Redwood, H.

Roger y T. Binstock, autores del artículo Autismo: una nueva forma de envenenamiento por mercurio aparecido en el 2001 en Medical Hypotheses. “El timerosal, conservante añadido a muchas vacunas, se ha convertido en una importante fuente de mercurio en los niños que en sus dos primeros años pueden haber recibido una cantidad que excede las pautas de seguridad –afirman en él-. La revisión de la literatura médica y los datos del propio Gobierno de Estados Unidos sugieren que: (1) muchos casos de autismo idiopático son inducidos por una pronta exposición al mercurio, (2) este tipo de autismo representa un síndrome por mercurio no reconocido, y (3) factores genéticos y no genéticos establecen una predisposición por el cual los efectos adversos del timerosal ocurren sólo en algunos niños”.

Bueno, pues los organismos oficiales que han recomendado ir retirando las fuentes de mercurio niegan sistemáticamente esa relación. Ejemplo de esta postura son las conclusiones sobre la relación entre el timerosal y el autismo publicadas en mayo del 2004 por el Instituto de Medicina Norteamericano (IOM): "El cuerpo de la evidencia epidemiológica –afirma- favorece el rechazo de una relación causal entre las vacunas que contienen timerosal y el autismo. El comité considera que los potenciales mecanismos biológicos del autismo provocados por la vacuna señalados hasta la fecha son sólo teóricos".

Y en esas andamos enredados aún. Porque cada vez más estudios independientes apuntan en la dirección de la relación entre el mercurio y múltiples trastornos. En junio de 2007, por ejemplo, la organización Generation Rescue -integrada por padres- financió el primer estudio entre niños vacunados y no vacunados utilizando los métodos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) a fin de determinar la incidencia de una enfermedad y encontró que los niños vacunados tenían dos veces y media más probabilidades de tener algún trastorno neuronal durante su desarrollo.

MERCURIO-AUTISMO

Aunque cada vez son menos quienes defienden el uso de cualquier tipo de cualquier compuesto organomercurial y buena muestra del cerco al mercurio es la reciente decisión de la Unión Europea de prohibir para el 2011 las exportaciones de mercurio tratando de evitar al máximo posible impactos medioambientales y para la salud la polémica está lejos de cerrarse.

En el 2008 un estudio del Department of Developmental Services (DDS) de California (EEUU) concluía que no había muestras de una disminución reciente de autismo en California a pesar de la exclusión de la mayor parte de trazas de timerosal de casi todas las vacunas infantiles. “Los datos del DDS –señalan- no apoyan la hipótesis de que la exposición al timerosal durante la infancia es la principal causa del autismo”.

Sin embargo en el otro lado de la trinchera investigadores como el doctor David Geier y su hijo Mark Geier aseveran lo contrario y continúan aportando nuevas pruebas o indicios. Durante los últimos 5 años los Geiers han estado realizando estudios epidemiológicos y toxicológicos en el Instituto de Enfermedades Crónicas de Silver Springs (Maryland, EEUU) sobre la posible relación entre el timerosal o etilmercurio de las vacunas y la alta incidencia de daños neurológicos en los niños vacunados. Y sus resultados no hacen sino señalar en la misma dirección que lo vienen haciendo desde hace años. Ya en el 2007, en su trabajo A case series of children with apparent mercury toxic encephalopathies manifesting with clinical symptoms of regressive autistic disorder, los Geiers encontraron una relación significativa entre la gravedad de los trastornos del espectro autista y la cantidad total de mercurio que los niños recibieron a través de las vacunas que contenían timerosal o preparaciones de inmunoglobulinas Rho (D) “Con base en los diagnósticos diferenciales –afrman en su trabajo- ocho de los nueve pacientes examinados fueron expuestos a cantidades significativas de mercurio procedentes de vacunas o preparados biológicos que contenían mercurio durante sus períodos de desarrollo fetal o infantil y posteriormente, entre los 12 y 24 meses de edad, y esos niños, que estaban desarrollándose normalmente, sufrieron encefalopatías por mercurio tóxico que se manifestaron con síntomas clínicos compatibles con un trastorno del espectro autista regresivo. La evidencia de intoxicación por mercurio debe ser considerada en el diagnóstico diferencial que contribuye a algunos trastornos del espectro autista regresivo”. Y en su estudio de octubre del 2008 A comprehensive review of mercury provoked autism los autores confirman nuevamente sus conclusiones:

“En conclusión, existe una enorme preponderancia de la evidencia a favor de aceptar que la exposición al mercurio puede causar algunos trastornos del espectro autista”.

Y ya en el 2009 han publicado A prospective study of prenatal mercury exposure from maternal dental amalgams and autism severity, estudio que examinó la exposición de 100 niños diagnosticados con autismo al mercurio de las amalgamas dentales de sus madres durante el embarazo siendo su conclusión que “las políticas de amalgama dental deben considerar la exposición al mercurio en las mujeres antes y durante la edad fértil, la posibilidad de exposición fetal posterior y sus resultados adversos”.
Mientras, la investigación base en animales -la única que de forma directa se puede hacer para conocer los efectos del timerosal- continúa ahondando en la línea de su toxicidad. El pasado mes de septiembre se celebró una conferencia en Varsovia (Polonia) sobre autismo, timerosal y vacunación, y una de las aportaciones más interesantes fue la conferencia de los patrocinadores, el Instituto de Psiquiatría y Neurología, que con financiación de fondos europeos está desarrollando el proyecto Neurobiología del autismo: papel de las neurotoxinas medioambientales”. “La etiología de los trastornos del espectro autista –señalan los autores en la presentación del mismo- es multifactorial; tiene por tanto componentes genéticos y ambientales pero la evidencia sugiere que al inicio de la vida -prenatal y postnatal- la exposición a sustancias peligrosas puede ser responsable del aumento observado en la incidencia de autismo”.

Agregaremos que aunque es pronto para conocer todos los detalles de la investigación el título del resumen –El conservante de vacunas timerosal causa alteraciones muy severas en el desarrollo neurológico en ratas jóvenes- es más que una pista. La investigación muestra evidencia de daños severos en ratas lactantes tras ser expuestas a una cantidad de timerosal similar a la recibida en el marco del programa de inmunización infantil norteamericano durante la década de los 90.

Y en un artículo publicado en septiembre pasado en la revista on line Brain Research, por el mismo equipo polaco se cuenta cómo ratas expuestas a dosis de timerosal del nivel de las presentes en las vacunas tardaron el doble de tiempo en reaccionar al calor que las del grupo de control. Los investigadores concluyeron que fue el resultado de “alteraciones del desarrollo neurológico a largo plazo en la organización y funcionamiento del cerebro”.

TÓXICO PARA NIÑOS Y PARA ANCIANOS

Obviamente el mercurio de las vacunas no sólo resulta tóxico para los niños: puede estar resultando también un veneno para los adultos, sobre todo para los ancianos. Hay una gran cantidad de evidencias científicas independientes que indican que los restos de mercurio causan daños en los nervios que recuerdan a los que con frecuencia se encuentran en pacientes de alzheimer. La Facultad de Medicina de la Universidad de Calgary ha identificado en muestras expuestas al mercurio una formación nerviosa anormal conocida como ovillos neurofibrilares que es precisamente uno de los dos primeros marcadores de diagnóstico para la verificación de la enfermedad de alzheimer. Los investigadores también realizaron las pruebas con otras sustancias -como el aluminio- pero sólo relacionaron el mercurio con el alzheimer.

La investigación se acompaña de un vídeo –puede visionarse en http://commons.ucalgary.ca/mercury- en el que el doctor Lorscheider muestra de forma clara e innegable los daños producidos en las células nerviosas con la introducción de pequeñas cantidades de mercurio.

Otros estudios han demostrado que el mercurio es también un agente causal de la formación de "placas amiloides", otro marcador de alzheimer. El doctor Boyd Haley -de la Universidad de Kentucky (EEUU)- declaró en NeuroReport hace ocho años: "Siete de los marcadores característicos que buscamos para distinguir la enfermedad de alzheimer pueden ser producidos en los tejidos normales del cerebro o en cultivos de neuronas mediante la adición de niveles extremadamente bajos de mercurio". La investigación de Haley demostró además que los pacientes con alzheimer tenían el nivel de mercurio en sangre tres veces por encima de los del grupo de control.

Por su parte el doctor Hugh Fudenburg -importante inmunólogo director y fundador de la Neuro Inmuno Therapeutic Research Foundation así como uno de los principales opositores al uso del mercurio- ha constatado tras años de realizar estudios que entre las personas que recibieron cinco vacunas consecutivas contra la gripe entre 1970 y 1980 la posibilidad de desarrollar alzheimer era diez veces superior a las de quienes sólo habían recibido una o dos vacunas en ese mismo período.

Bueno, pues todas las investigaciones mencionadas no son consideradas “concluyentes” por parte de la comunidad científica, la industria y los funcionarios públicos.

Quizás porque mirando sólo al mercurio se olvidan de otros fenómenos acumulativos y asociativos. El doctor Haley anteriormente citado, en un ensayo titulado Aluminum in vaccination-associated cognitive decline, motor neuron disease, autism, explica que los niveles de aluminio presentes en algunas vacunas podrían exacerbar los peligros del mercurio. "Téngase en cuenta -explica Haley- que el aluminio por sí solo no causa la producción y la bioquímica anormal de los ovillos neurofibrilares como sí hace el mercurio (y sólo el mercurio) debido a la interacción específica de éste en determinados sitios sulfhidrilos, en enzimas/proteínas específicas conocidas por verse afectadas dramáticamente en la enfermedad de alzheimer. Sin embargo en nuestros estudios sobre las neuronas en cultivo se ha encontrado que el aluminio en las vacunas aumenta radicalmente la toxicidad del timerosal y el catión de mercurio disminuyendo la dosis de mercurio necesaria para producir efectos tóxicos".

Es importante por ello señalar que algunas vacunas -incluidas las de la gripe- que aún contienen timerosal contienen a la vez como adyuvante algún compuesto de aluminio.

Terminamos diciendo que siendo estos datos importantes aún lo son más si tenemos en cuenta que los niveles de mercurio medioambientales son mucho más altos en los ancianos. Y que este factor de acumulación ha sido nuevamente proclamado hace menos de un mes en el trabajo Mercury exposure, nutritional deficiencies and metabolic disruptions may affect learning in children publicado en Behavioral and Brain Functions. “El aprendizaje y el comportamiento –señalan sus autores- están influenciados no sólo por los nutrientes sino también por la exposición a contaminantes tóxicos de los alimentos como el mercurio que puede interrumpir los procesos metabólicos y alterar la plasticidad neuronal. Las neuronas carentes de plasticidad son un factor en trastornos del desarrollo neurológico como el autismo y el retraso mental. Los nutrientes esenciales ayudan a mantener la plasticidad neuronal normal. Las deficiencias nutricionales, incluyendo deficiencias en la larga cadena de ácidos grasos poliinsaturados de ácido eicosapentaenoico y docosahexaenoico, el aminoácido metionina y los minerales zinc y selenio influyen en la función neuronal y producen defectos en la plasticidad neuronal así como en el comportamiento de los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Se ha demostrado que las deficiencias nutricionales y la exposición al mercurio alteran la función neuronal y aumentan el estrés oxidativo en los niños con autismo. Estos factores dietéticos pueden estar directamente relacionados con el desarrollo de los trastornos de comportamiento y de aprendizaje”. ¿Y alguien pone en duda las carencias nutricionales de muchos de nuestros ancianos? Pues si a eso le sumamos las vacunas con timerosal y/o aluminio, ¿cuál cree el lector que puede ser el resultado?
Indicios, sospechas, pruebas... En realidad, ¡qué más da! Si el mercurio es neurotóxico y carcinogénico no hay dosis que lo haga aceptable luego, ¿por qué tenemos que seguir tolerando que las vacunas lleven mercurio cuando esa sustancia además no es imprescindible en ellas? Piénselo. Sobre todo cuando vaya a vacunar a sus hijos porque es falso que haya vacunas de carácter obligatorio.

¿Hay relación entre la vacuna Gardasil y la Esclerosis Lateral Amiotrófica?
Por primera vez se ha denunciado en un foro médico internacional el posible peligro de Gardasil, la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano. El pasado mes de octubre la doctora Catherine Lomen-Hoerth, directora del Centro de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) de la Universidad de California (EEUU), presentó durante la reunión de la Asociación Neurológica Americana dos casos de víctimas mortales de ELA que los investigadores sospechan pueden estar directamente relacionados con Gardasil.

Además de la relación temporal entre la vacunación y la aparición de los síntomas otro de los factores que ha hecho a los investigadores sospechar de un enlace con la vacuna es el resultado de la autopsia. “Nos sorprendió –declararía Lomen-Hoerth a WebMed- que la médula espinal estuviese tan inflamada. Eso es muy diferente de lo que vemos normalmente en un ELA”. En suma, para la doctora Lomen-Hoerth tanto el momento de la aparición de los síntomas como los resultados de la autopsia "sugieren una relación” entre Gardasil y los casos mortales de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

La verdad es que debido a que es una enfermedad extremadamente rara -afecta a una persona de cada 2-3 millones de jóvenes- hay muy pocos estudios de ELA en menores.

Por eso esta doctora se plantea realizar estudios adicionales que comparen los síntomas y las características patológicas de los adultos jóvenes con ELA que recibieron Gardasil con los que no recibieron esa vacuna. Mientras, ella y sus colegas se han reunido con científicos de la FDA y de los CDC para rastrear su base de datos de eventos adversos -el denominado Adverse Event Reporting System Vacuna (VAERS)- a fin de buscar otros informes que puedan relacionar casos de ELA con Gardasil u otras vacunas de otra índole.

La trágica historia de una de las chicas presuntamente fallecidas a causa de esa vacuna, Jenny Tetlock, puede leerse en una web creada al efecto por sus padres para dar a conocer el caso: Jenny's Journey. Y en ella se explica que la primera señal de que algo iba mal fue cuando Jenny, de 14 años de edad, tropezó con un obstáculo que los demás de su clase evitaron fácilmente pocos meses después de su tercer y último refuerzo con Gardasil. A partir de ese momento la enfermedad progresó rápidamente, tanto en las piernas como en los brazos; poco a poco se fue debilitando. Comenzó a cojear y a tener problemas para agarrar los objetos. Empezó a sentir hormigueo en sus pies y a comprobar cómo sus músculos se atrofiaban. Al cabo de un año estaba paralizada, tetrapléjica, mantenida con soporte vital. Murió poco después.

Cabe agregar que otra joven, esta vez de 20 años, desarrolló síntomas similares a los cuatro meses de su primera dosis de Gardasil. La enfermedad siguió un curso similar y murió 28 meses después. De hecho son ya más de 50 las jóvenes muertas en Estados Unidos cuyo fallecimiento -según denuncian sus propios padres- está relacionado con la vacuna.

En Europa también se han producido fallecimientos que apuntan a la posible relación con la vacuna en Inglaterra y otros países. Y los efectos secundarios graves siguen apareciendo cada vez en más niñas. En España algunas de ellas –cuyos padres fundaron la Asociación de Víctimas de la Vacuna contra el Virus del Papiloma Humano- no han recuperado aún por completo sus funciones motoras y siguen sufriendo graves padecimientos que los servicios médicos se niegan a relacionar con la vacuna.

Hace unos meses, en una carta dirigida a la máxima responsable de la FDA, Margaret Hamburg, un grupo de padres y médicos resumía claramente la situación refiriéndose a las miles de niñas afectadas y al más de medio centenar muertas: “Así que ahora tenemos dos situaciones extrañas: causas de muerte desconocidas y graves enfermedades que sufren las jóvenes que no son identificadas por los médicos a los que van a ver. En su puesto como máxima responsable de la FDA, ¿alguna vez se ha encontrado una situación como ésta en la que jóvenes sanas mueren de repente sin tener antecedentes de enfermedades graves o bien queden discapacitadas, tengan ataques repetitivos, pierdan el uso de sus piernas, no tengan control sobre sus cuerpos y a pesar de ello los médicos no quieran siquiera considerar la posible relación con la vacuna Gardasil cuando muchos de los eventos se producen muy poco tiempo después de recibirla? Permítame repetir las palabras de la doctora Diane Harper cuando fue entrevistada por un equipo de Australia en un vídeo identificado al comienzo de Gardasil Injuries (b): "La mayoría de los efectos secundarios aparecen dentro de lo que llamamos biológicamente plazo de tiempo posible. Hasta unos 42 días es el plazo en el que si algo sucede podría atribuirse a la vacuna. Bueno, pues eso es lo que está sucediendo”.

En suma, niñas de todo el mundo que sólo tenían en común una salud envidiable empezaron a tener graves problemas tras recibir -una, dos o tres dosis- la vacuna Gardasil. Todas presentaban cuadros con convulsiones, lentitud mental, parálisis severa de las articulaciones, cansancio y dolor muscular, espasmos, alteración del ciclo menstrual y otros síntomas. A algunas, tras largos períodos de tiempo con tales síntomas, le han sido luego diagnosticadas esclerosis lateral amiotrófica, pancreatitis, trastornos gastrointestinales, enfermedad de Lyme, hipotiroidismo, neuropatía periférica, síndromede taquicardia posturalortostática o síndrome de Guillaine-Barré. ¿Causalidad? Solo alguien claramente memo se creería eso.

Especialmente sabiendo que la seguridad de esas vacunas –que contienen aluminio, un potente neurotóxico- fueron probadas ¡contra un placebo que también contenía aluminio! Burlándose así quienes programaron el ensayo del método científico que dicen seguir.

Yadollah Harati, neurólogo de la Facultad de Medicina Baylor en Houston (EEUU), tras conocer el trabajo presentado en la Asociación Neurológica Americana, aseguró que los resultados encienden la alarma. “El hecho de que los estudios post mortem –afirmó- muestren características inmunológicas diferentes de lo que es típico en un ELA sugiere una asociación entre la vacunación y la enfermedad. Preguntaré a mis pacientes jóvenes con ELA si han recibido la vacuna Gardasil. Tengo una paciente de 20 años de edad con ELA y no se nos había ocurrido preguntarle eso”.

dardemamar.com
08/01/10

Es mejor evitar la leche de vaca en la infancia

Valerie Copeland, Consultor de Nutrición de TVS de Triangle Vegetarian Society

La leche de vaca es el alimento perfecto para las vacas, pero es uno de los más alergénicos para los bebés humanos (1). Por suerte, cada vez más vegetarianos escogen amamantar y no considerarían darle a su pequeño leche de vaca ni fórmulas hechas con leche de vaca (2). Esto es especialmente importante durante los primeros seis meses de vida porque los componentes inmunes de la leche materna son los más benéficos.

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Aunque la fórmula modificada para bebés hecha con leche de vaca puede sustituir la leche materna, la leche de vaca que no ha sido modificada (entera, 2%, o desnatada) no es recomendable durante el primer año. La leche de vaca es demasiado rica en proteína, fósforo, y sodio, especialmente para bebés de 0-12 meses de edad. Esto provoca que los pequeños e inmaduros riñones funcionen más rápido, agotando su capacidad para excretar el exceso de nutrientes (3). También, la proteína de la leche de vaca puede ocasionar una reacción en la mucosa del intestino, provocando sangrado en el estómago que puede resultar en una anemia por deficiencia de hierro (4). Aunque la leche materna es más baja en hierro que la leche de vaca, el hierro de la leche materna es más fácil de absorber (3).

En años recientes, las investigaciones han mostrado que la proteína de la leche de vaca, aunque sea sin modificar en la fórmula de leche de vaca, incrementa los riesgos de diabetes en niños susceptibles (5). Los estudios pueden ser sólo una evidencia preliminar de la conexión entre la leche de vaca y la diabetes, pero es otra buena razón para evitar la leche de vaca y dar pecho a los bebés (6).

Leche: Ni recomendada ni necesaria

Comité de Médicos para una Medicina Responsable

[Traducido de http://www.pcrm.org/health/Info_on_Veg_Diets/milk.html]

Un sustancial grupo de evidencias científicas suscita inquietudes sobre los riesgos de salud de los derivados de la leche de vaca. Estos problemas se relacionan con las proteínas, el azúcar, la grasa y los contaminantes que contienen los lácteos, y que la leche entera de vaca no es adecuada para la nutrición infantil.

Los riesgos de salud derivados del consumo de leche son máximos para los bebés menores de un año, en quienes la leche entera de vaca puede contribuir a deficiencias de diversos nutrientes, como hierro, ácidos grasos esenciales y vitamina E. La Academia Americana de Pediatría [1] recomienda que los bebés menores de un año no reciban leche entera de vaca.

Los productos derivados de la leche de vaca son muy bajos en hierro [2], contienen sólo un décimo de miligramo (mg) por cada ración de 8 onzas. Para obtener la Cantidad Diaria Recomendada en los EE.UU. de 15 mg de hierro, un bebé debería tomar más de 31 cuartos de galón (1,136 l) de leche al día. La leche puede también provocar hemorragias en el tracto intestinal, que, con el tiempo, reducen las reservas de hierro del organismo. Los investigadores especulan que estas hemorragias pueden ser una reacción a las proteínas presentes en la leche [3]. La pasteurización no elimina el problema. Unos investigadores de la Universidad de Iowa publicaron recientemente en la Revista de Pediatría que “en una gran proporción de bebés, el consumo de leche de vaca provoca un aumento sustancial de la pérdida de hemoglobina.

Algunos bebés son primorosamente sensibles a la leche de vaca y pueden perder grandes cantidades de sangre”.[3]

Aunque la preocupación es mayor para los niños en su primer año de vida, también hay inquietudes relacionadas con el consumo de leche en niños más mayores y algunos problemas asociados con fórmulas a base de leche de vaca.

Las Proteínas de la leche y la diabetes

Diversos informes relacionan la diabetes dependiente de insulina con una proteína específica de los productos lácteos. Este tipo de diabetes normalmente empieza en la niñez. Es una causa destacada de ceguera y contribuye a enfermedades cardíacas, daños renales, y amputaciones debidas a una circulación pobre.

Estudios realizados en distintos países muestran una fuerte correlación entre el uso de productos lácteos y la incidencia de diabetes [4]. Un informe reciente del New England Journal of Medicine [5] reafirma sustancialmente la antigua teoría de que las proteínas de la leche de vaca estimulan la producción de anticuerpos [6] que, a su vez, destruyen las células productoras de insulina del páncreas [7]. En el nuevo informe, investigadores de Canadá y Finlandia encontraron mayores niveles de anticuerpos de un fragmento específico de una proteína de la leche de vaca, llamada albúmina del suero bovino, en el 100% de los 142 niños diabéticos que estudiaron en el momento de diagnosticarles la enfermedad. Los niños no diabéticos puede que posean tales anticuerpos, pero a niveles muy inferiores. La evidencia sugiere que la combinación de una predisposición genética y la exposición a la leche de vaca es la principal causa de la forma infantil de diabetes, aunque no hay modo de determinar qué niños están genéticamente predispuestos. Los anticuerpos pueden formarse aparentemente en respuesta a cantidad incluso pequeñas de productos lácteos, incluidas las fórmulas infantiles.

La destrucción de las células pancreáticas sucede gradualmente, especialmente tras las infecciones, que hacen que las proteínas celulares queden expuestas a los daños de los anticuerpos. La diabetes se hace patente cuando del 80 al 90 % de las células beta productoras de insulina quedan destruidas.

Las proteínas de la leche también se encuentran entre las causas más frecuentes de alergias alimentarias. A menudo, la causa de los síntomas no es identificada durante importantes períodos de tiempo.

El azúcar de la leche y los problemas de salud

Muchas personas, particularmente los de ascendencia asiática o africana, son incapaces de digerir el azúcar de la leche, la lactosa. El resultado es diarreas y gases. Para los que pueden digerir la lactosa, sus componentes son dos azúcares simples: glucosa y galactosa. La galactosa ha sido relacionada con el cáncer de ovario [8] y las cataratas [9,10]. Los bebés lactantes poseen enzimas activos que descomponen la galactosa. Con la edad, muchos de nosotros perdemos esta capacidad.

Contenido graso

La leche entera, el queso, la nata, la mantequilla, los helados, la crema agria y el resto de productos lácteos aparte de los desnatados contienen cantidades importantes de grasas saturadas, así como colesterol, contribuyendo a enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Los primeros indicios de la enfermedad cardíaca han sido documentados en adolescentes americanos. Aunque los niños necesitan cierta cantidad de grasa en la dieta, no existe ninguna necesidad nutricional de grasa láctea. Al contrario, la leche de vaca es rica en grasas saturadas, pero pobre en el ácido graso esencial ácido linoleico.

Contaminantes

La leche contiene contaminantes frecuentes, desde pesticidas a medicamentos.

Se ha observado que alrededor de un tercio de los productos lácteos están contaminados con indicios de antibióticos. El contenido de vitamina D de la leche ha sido mal regulado. Recientes pruebas sobre 42 muestras de leche encontraron que sólo el 12% estaban entre el rango esperado de contenido de vitamina D. Las pruebas sobre 10 muestras de leches infantiles revelaron que

7 contenían más del doble de vitamina D que la cantidad indicada en la etiqueta, y una de ellas tenía más de 4 veces dicha cantidad [11]. La vitamina D es tóxica en sobredosis [12].

Osteoporosis

Los lácteos ofrecen un falso sentimiento de seguridad para aquellos preocupados por la osteoporosis. En los países donde los lácteos no se consumen comúnmente, existe en realidad menos osteoporosis que en los EE.UU.

Los estudios han mostrado poco efecto de los lácteos sobre la osteoporosis [13]. El Estudio de Salud de Enfermeras de Harvard siguió a 78.000 mujeres durante un período de 12 años y concluyó que la leche no protege contra las fracturas óseas. En efecto, quienes tomaban tres vasos diarios de leche presentaron más fracturas que quienes raramente bebían leche [14].

Hay muchas fuentes buenas de calcio. La col rizada, el brécol, y otras hortalizas de hojas verdes contienen calcio de fácil absorción para el organismo. Un informe reciente de la Revista Americana de Nutrición Clínica mostró que la absorbibilidad de calcio era en realidad mayor para la col rizada que para la leche, y concluyó que “las verduras tales como la col rizada pueden ser consideradas al menos tan buenas como la leche en términos de absorbibilidad de calcio” [15]. Las legumbres también son ricas en calcio. El zumo de naranja enriquecido proporciona grandes cantidades de calcio en forma apetitosa [16].

El calcio es sólo uno de los muchos factores que afectan al hueso. Otros factores son las hormonas, el fósforo, el boro, el ejercicio, el tabaco, el alcohol y los medicamentos [17-20]. Las proteínas son también importantes en el equilibrio cálcico. Las dietas ricas en proteínas, particularmente proteínas animales, fomentan la pérdida de calcio [21-23].

Recomendaciones

No existe ninguna necesidad nutricional de productos lácteos, y hay serios problemas que pueden acarrear sus proteínas, azúcar, grasa y contaminantes.

Por consiguiente, ofrecemos las siguientes recomendaciones:

La lactancia materna es el método preferente para la alimentación infantil.

Como recomienda la Academia Americana de Pediatría, no debería darse leche entera de vaca a los bebés menores de un año.

Los padres deberían estar alerta sobre los riesgos potenciales para sus hijos derivados del consumo de leche de vaca.

La leche de vaca no debería ser obligatoria o recomendada en las pautas gubernamentales.

Los programas del gobierno, tales como los de comidas escolares, deberían ser consecuentes con estas recomendaciones.

Referencias

1. American Academy of Pediatrics, Committee on Nutrition. The use of whole cow’s milk in infancy. Pediatrics 1992;89:1105-9.

2. Pennington JAT, Church HN. Food values of portions commonly used. New York, Harper and Row, 1989.

3. Ziegler EE, Fomon SJ, Nelson SE, et al. Cow milk feeding in infancy:

further observations on blood loss from the gastrointestinal tract. J Pediatr 1990;116:11-8.

4. Scott FW. Cow milk and insulin-dependent diabetes mellitus: is there a relationship? Am J CLin Nutr 1990;51:489-91.

5. Karjalainen J, Martin JM, Knip M, et al. A bovine albumin peptide as a possible trigger of insulin-dependent diabetes mellitus. N Engl J Med 1992;327:302-7.

6. Roberton DM, Paganelli R, Dinwiddie R, Levinsky RJ. Milk antigen absorption in the preterm and term neonate. Arch Dis Child 1982;57:369-72.

7. Bruining GJ, Molenaar J, Tuk CW, Lindeman J, Bruining HA, Marner B.

Clinical time-course and characteristics of islet cell cytoplasmatic antibodies in childhood diabetes. Diabetologia 1984;26:24-29.

8. Cramer DW, Willett WC, Bell DA, et al. Galactose consumption and metabolism in relation to the risk of ovarian cancer. Lancet 1989;2:66-71.

9. Simoons FJ. A geographic approach to senile cataracts: possible links with milk consumption, lactase activity, and galactose metabolism. Digestive Diseases and Sciences 1982;27:257-64.

10. Couet C, Jan P, Debry G. Lactose and cataract in humans: a review. J Am Coll Nutr 1991;10:79-86.

11. Holick MF, Shao Q, Liu WW, Chen TC. The vitamin D content of fortified milk and infant formula. New Engl J Med 1992;326:1178-81.

12. Jacobus CH, Holick MF, Shao Q, et al. Hypervitaminosis D associated with drinking milk. New Engl J Med 1992;326:1173-7.

13. Riggs BL, Wahner HW, Melton J, Richelson LS, Judd HL, O’Fallon M.

Dietary calcium intake and rates on bone loss in women. J Clin Invest 1987;80:979-82.

14. Feskanich D, Willett WC, Stampfer MJ, Colditz GA. Milk, dietary calcium, and bone fractures in women: a 12-year prospective study. Am J Publ Health 1997;87:992-7.

15. Heaney RP, Weaver CM. Calcium absorption from kale. Am J Clin Nutr 1990;51:656-7.

16. Nicar MJ, Pak CYC. Calcium bioavailability from calcium carbonate and calcium citrate. J Clin Endocrinol Metab 1985;61:391-3.

17. Dawson-Hughes B. Calcium supplementation and bone loss: a review of controlled clinical trials. Am J Clin Nutr 1991;54:274S-80S.

18. Mazess RB, Barden HS. Bone density in premenopausal women: effects of age, dietary intake, physical activity, smoking, and birth control pills. Am J Clin Nutr 1991;53:132-42.

19. Nelson ME, Fisher EC, Dilmanian FA, Dallal GE, Evans WJ. A 1-y walking program and increased dietary calcium in postmenopausal women: efect on bone. Am J Clin Nutr 1991;53:1304-11.

20. Nielsen FH, Hunt CD, Mullen LM, Hunt JR. Effect of dietary boron on mineral, estrogen, and testosterone metabolism in postmenopausal women.

FASEB J 1987;1:394-7.

21. Zemel MB. Role of the sulfur-containing amino acids in protein-induced hypercalciuria in men. J Nutr 1981;111:545.

22. Hegsted M. Urinary calcium and calcium balance in young men as affected by level of protein and phosphorus intake. J Nutr 1981;111:553.

23. Marsh AG, Sanchez TV, Mickelsen O, Keiser J, Mayor G. Cortical bone density of adult lacto-ovo-vegetarian and omnivorous women. J Am Dietetic Asso 1980;76:148-51.

migueljarra.com
08/01/10

“El negocio más repugnante, el negocio del miedo“. Así concluía anoche Iñaki Gabilondo en el telediario de la cadena Cuatro su editorial del día.

Se refería, sí, bingo, al negocio que se ha hecho a base de meter miedo a la población mundial para vender antivirales y vacunas contra la presunta pandemia de gripe A. Gabilondo acusa, basándose en los datos facilitados por el presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa al lobby de los laboratorios farmacéuticos y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de organizar la psicosis de la gripe A.



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No están mal los conceptos y frases empleadas por Gabilondo, por menos a otros les llaman alarmistas, sensacionalistas, conspiranoicos, etc:

Ola de histeria; mucha gente vinculada de forma muy estrecha con la industria farmacéutica; el pánico que recorrió el mundo no fue espontáneo sino planificado; no había nada en esta gripe que justificara tal alarma; la pandemia quedaba definida por la propagación, no por la gravedad; anunciaba oficialmente la pandemia de la gripe A; gobiernos, hábilmente pastoreados por los intereses de esos lobbyes; que “hicieron lo que les correspondía hacer: comprar millones de unidades”; la gripe A ha producido la décima parte de casos mortales que una gripe estacional; tenemos millones de dosis con las que no sabemos qué hacer; intentamos colocar -quien sabe con qué argumentos- en los países subdesarrollados; investigación sobre el papel de los lobbyes y los gobiernos en este negocio: el negocio más repugnante, el negocio del miedo“.

Algunas consideraciones:

-Es cierto que “muchos lo venían diciendo” pero nadie que los haya escuchado, visto o leído creo que considere que lo hacían “en voz baja” sino más bien que lo han denunciado “alto y claro”. Otra cosa es que pese al enorme mérito de Gabilondo al tratar este tema (observemos por cierto que como muy pocos medios y periodistas han hablado “alto y claro” sobre ellos al final el propio Gabilondo se convierte en noticia pro ello) en el periodismo convencional hoy se espera a que una fuente oficial, en este caso un alto cargo político de la Unión Europea, “confirme” algo para hacerlo “realidad”.

-Un seguidor del blog me escribía ayer por la noche un correo cuyo análisis considero impecable:

“Los medios de comunicación alternativos dan pistas bastante antes que los convencionales de muchos escándalos. Acaba de estallar uno (…) Como ha dicho Gabilondo (parece que ahora sí debe de ser verdad, ya que lo dice Gabilondo), los gobiernos “pastoreados” por el lobby farmacéutico, han comprado chiquiticientos millones de dosis de vacuna que están aparcadas esperando a Godot”.

Pedro, que es como se llama este amigo, mandaba este correo a sus contactos de la Tertulia La Moderna, a la que acudí antes de Navidad a exponer precisamente todo esto del marketing del miedo aplicado a la salud. Se preguntaba: “¿Es futurólogo Miguel Jara? No, simplemente tiene canales de información más eficaces que los convencionales, y que cualquiera puede seguir. De eso se trata y así no tardaremos tanto los periodistas en alertar a la población sobre este tipo de manipulaciones.

-El argumento del sospechoso cambio de definición de pandemia que realizó la OMS justo antes de comenzar a expandir el miedo a la “pandemia” ya lo había dado la doctora y monja Teresa Forcades hace meses en la ya famosa entrevista que le grabó Alish y que luego ha sido el documental distribuido en internet bajo el título La gripe A o el marketing del miedo. Dio eso y mucho más y el mascarón de proa del grupo PRISA, el diario El País, marcó un hito de antología en la falta de ética en periodismo con aquel texto sobre la “monja-bulo”.

Conclusiones: -Un aplauso para Gabilondo por hacer su trabajo en tiempos en que la profesión, en general, se ha olvidado de hacerlo (repito, su editorial le convierte en noticia a él por lo extraño que resulta ver este tipo de editoriales e informaciones en los grandes medios). -Los periodistas debemos aprovechar este montaje global para hacer autocrítica… o nos cargaremos definitivamente esta profesión. -Las informaciones de calidad y críticas sobre la “pandemia” de gripe A han corrido por internet durante meses (aquí hemos seguido desde el comienzo publicando sobre todo informaciones inéditas y en exclusiva). -Ya se había sembrado el precedente de la gripe aviar con muchos de los mismos actores. -Estemos muy atentos y sigamos difundiendo buenas informaciones sobre esta y otras “pandemias”; hay más.

Más info:
El libro Traficantes de salud: Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad (Icaria, 2007) abunda en estos aspectos relacionados con la industria farmacéutica. Conspiraciones tóxicas: Cómo atentan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales (Martínez Roca, 2007) es uno de los pocos y actualizados trabajos de investigación periodística sobre los lobbies industriales en el ámbito de la Unión Europea, claro. La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009), es el libro que explica en su segunda mitad cómo se desarrollan las campañas de marketing del miedo.

Dsalud
07/01/10

Hay quienes aún piensan que los laboratorios farmacéuticos trabajan para obtener fármacos que beneficien a los pacientes y gracias a ello obtienen luego cuantiosos beneficios económicos pero de manera secundaria cuando lo cierto es que hoy gran parte de ellos ha antepuesto el negocio a la salud. Es más, puede afirmarse que la industria farmacéutica ha jugado en muchas ocasiones con la salud y la vida de la gente. Lo que no es ya tan conocido al ser menos evidente es que también juega con su salud psíquica: sus sentimientos, esperanzas, afectos, confianza, etc.

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De que la industria farmacéutica juega con la salud física de los pacientes tenemos miles de ejemplos. Basta recordar un par de ellos sonados -no es el objetivo de este artículo- como los escandalosos casos de la multinacional Merck con el Vioxx (Rofecoxib) -varios investigadores habían advertido de que su consumo incrementaba el riesgo de sufrir infartos de miocardio y cerebrales pero el laboratorio lo ocultó hasta que miles de personas los sufrieron (lea en nuestra web –www.dsalud.com- el artículo que con el título Antiinflamatorios: uno de los negocios más rentables... y vergonzosos apareció en el nº 80) y el experimento que hizo Pfizer en Nigeria donde ensayó un nuevo antibiótico –el Trovafloxacino (Trovan)- en un brote de meningitis infantil cuando el fármaco no estaba aprobado para ese uso y el resultado fue la muerte de varios niños. La falta de ética de ambas multinacionales no requiere más comentarios.

Es más, es una vergüenza que haya tantos fármacos que producen alta toxicidad directa en quienes los ingieren. De hecho el ya mencionado Vioxx -que afecta negativamente a las arterias coronarias-, el Trovan (Trovafloxacino) -antibiótico que dañaba el hígado- o el Prepulsid (Cisapride) –que producía arritmia- fueron retirados ya del mercado pero son muchos más los que afectaron a nuestra salud y tuvieron que ser igualmente retirados... y aún mayor el número de los que tendrán que serlo en el futuro porque hoy están provocando daños similares.

Dicho lo cual añadiré que en este artículo no voy a detenerme en la toxicidad directa de los fármacos sino en lo que podríamos llamar sin ambages “toxicidad indirecta o inducida” por ellos. Así que veamos en qué consiste y cuáles son los factores que a ella contribuyen. Y adelanto que lo que voy a explicar se basa sobre todo en la experiencia clínica de los miembros del departamento de Clínica Psicoanalítica de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero -que lleva 28 años funcionando en España- así como de su departamento de peritación judicial donde médicos psicoanalistas con especialización en varias áreas de la Medicina -Familia, Psiquiatría, Medicina Interna, Reumatología- observamos en algunos pacientes que tras ingerir algunos de los fármacos que luego se retiraron del mercado por sus graves efectos secundarios–alguno hasta comprometían la vida- no se apreciaban a veces en ellos secuelas orgánicas pero sí psíquicas. En ocasiones tan severas que comprometían gravemente su calidad de vida.

Así que decidimos utilizar la expresión “toxicidad indirecta” para describir tales casos y aludir a las patologías psíquicas relacionadas no directamente con la toxicidad del fármaco sino con otros factores de índole psicológica como son la expectación confiada en el tratamiento y su quebrantamiento, las esperanzas puestas en el medicamento y su defraudación, la amenaza de muerte o lesión severa que sufren los pacientes bajo los efectos del fármaco aunque ésta finalmente no se produzca... Pero analicemos más despacio cada uno de estos puntos.

Cada persona es un mundo

Debemos empezar diciendo que no todos los pacientes a los que se les administra un fármaco que luego se debe retirar por su riesgo de toxicidad desarrollan una neurosis traumática. En la toxicidad indirecta el factor clave es el miedo; es él el detonante de la patología. Bueno, más que el miedo el susto. Es éste el desencadenante crucial de una neurosis traumática, patología que actualmente es conocida también como trastorno por estrés postraumático. Y es que hay que distinguir entre susto, miedo y angustia. A fin de cuentas,
-la angustia es la situación que nos avisa del peligro; es pues un estado de alerta que nos prepara para afrontarlo.

-el miedo tiene siempre un claro objeto: lo que se teme es un peligro concreto.

-el susto, en cambio, es lo que provoca algo inesperado, un auténtico factor sorpresa. Y su efecto es el más importante porque uno no estaba preparado para él, pilla de sorpresa, a contrapié. Por eso se considera el factor clave en la producción de las neurosis traumáticas.

En los pacientes que han sufrido graves accidentes de tráfico se ha observado por ejemplo que los que se dieron cuenta segundos antes del peligro que se les venía encima sufren con mucha menos frecuencia neurosis traumáticas que los que no se dieron cuenta de nada, aquellos a los que el accidente “les pilló” de improviso.

Pues bien, tampoco todos los pacientes que han tomado un fármaco que al poco tiempo se ha retirado del mercado por su toxicidad o peligro desarrollan neurosis traumática. Hay, como en el caso de los accidentes de tráfico, algunos factores que contribuyen a que ésta aparezca o no. Y son éstos:

-Las esperanzas puestas en el fármaco y su defraudación. La importancia de este aspecto sugiere que la publicidad farmacológica –la que aparece en los medios de comunicación especialmente- debería ser revisada porque los medicamentos se están anunciando como si fueran bienes de consumo corrientes -como un coche, una joya o una prenda de ropa- cuando no lo son en absoluto. Por eso en España sólo se pueden publicitar en los medios los que se venden sin receta médica aunque lamentablemente haya otros países -como Estados Unidos- donde tal limitación no existe. El problema es que esa limitación no afecta a los médicos que sí son presionados por la industria y éstos terminan adoptando decisiones que afectan luego a sus pacientes.

Lo que hace que muchas veces éstos minimicen el hecho constatado de que todos los fármacos tienen numerosas interacciones, contraindicaciones y efectos secundarios, que por eso se exige recetar la mayoría bajo prescripción médica y que los pacientes confían en ellos ciegamente porque se supone que actúan con ética y profesionalidad.

Y es esa confianza, cuando se ve bruscamente rota al enterarse el paciente de que estaba tomando un fármaco peligroso que podría haberle llevado incluso a la muerte, la que le puede llevar a sufrir el cuadro que conocemos como neurosis traumática.

-La expectación confiada. Quienes padecen enfermedades que cursan con una serie de síntomas -el ejemplo del dolor crónico es un buen paradigma porque es uno de los motivos más frecuentes de consulta- y solicitan al profesional de la salud y a los fármacos por él utilizados la desaparición o al menos el alivio de esos síntomas muestran lo que llamamos expectación confiada. Es decir, una actitud de total confianza en la que no se duda de la prescripción ni de sus efectos. Pues bien, los pacientes que piensan así son los que más acusan el malogro de las esperanzas puestas en el fármaco y el médico. Lo singular pues es que la desconfianza y la duda protegen de ese padecimiento psíquico.

-El factor sorpresa. Todos sabemos que a nivel personal nos afecta mucho más una noticia impactante y negativa cuando no la esperamos que cuando la esperamos. Por eso es un factor tan importante en la causación de las patologías psíquicas. Me acuerdo de una paciente cuyo médico le había recetado para el dolor Vioxx y luego supo que lo habían retirado por sus efectos secundarios a nivel cardiovascular.

Recordaba perfectamente cómo su médico le había dicho que los laboratorios le habían explicado que se trataba de “un fármaco excelente, buenísimo, buenísimo; que incluso había gente inválida por el dolor que se había levantado de la cama gracias a él”.

Es decir, el médico se había creído la publicidad engañosa del laboratorio y luego se la trasladaba a los pacientes. Así que a éstos se les generaba la esperanza de que el fármaco iba a resolver con seguridad su problema y cuando se enteraban de la verdad veían de tal modo defraudadas sus expectativas que les afectaba psicológicamente de forma profunda. Resumiendo, hay pacientes que de estar absolutamente seguros y confiados de su recuperación pasan a enterarse de golpe de que no es así, de que el médico no les había dicho la verdad, de que encima el fármaco era tóxico y de que su salud y su vida podrían estar en peligro. Se llevan una sorpresa a través de un susto, se sienten defraudados, pierden la confianza en el tratamiento y en el médico y algunos no lo soportan y sufren entonces una neurosis traumática.

Como uno puede imaginar fácilmente los pacientes que han estado bajo tratamiento con un fármaco que aumenta los riesgos de sufrir daños graves e, incluso, la muerte sufren en ocasiones al recibir la noticia un impacto psíquico perdurable. Porque se trata de un auténtico susto el que les dan. Especialmente cuando acuden a su médico o a otro y éste remata sus comentarios con frases como ”Se podría usted haber muerto; menos mal que le hemos retirado el fármaco a tiempo” u otras similares que contribuyen a que la amenaza de muerte sea percibida como algo muy real por el paciente.

Hemos observado en cambio que cuando el fármaco le provoca al paciente una lesión física ese simple hecho previene a menudo el desarrollo de la neurosis. ¿Por qué? Pues porque para desarrollar una neurosis se necesita una energía que en el caso de que haya lesión orgánica está dirigida al dolor, a los síntomas, a la preocupación por la recuperación, etc. Pasaba en las neurosis traumáticas de la guerra, también llamadas “shock de las trincheras”: los soldados con heridas de metralla enfermaban de neurosis mucho menos que los que llegaban físicamente sanos. Por eso el desarrollo de una neurosis traumática es más frecuente en pacientes que no han sufrido toxicidad farmacológica directa (lesión orgánica por el fármaco).

Cómo saber si una neurosis traumática se debe a un fármaco

Nuestro equipo psicoanalítico ha concluido del análisis de los numerosos casos tratados que las condiciones para el diagnóstico de una neurosis traumática relacionada con fármacos son pues que...

...el fármaco haya sido retirado del mercado o ampliadas las indicaciones por toxicidad y el paciente tenga noticias de ello.

...el inicio de los síntomas se produzca en coincidencia temporal con la toma del fármaco o a los pocos días-semanas de la supresión del mismo. En raros casos hemos visto retroacción; se da cuando un paciente al que se le había retirado el fármaco no estaba informado de su posible toxicidad y se entera de ello meses o años después siendo en ese momento cuando aparece el cuadro clínico.

...se hayan descartado lesiones directas del fármaco en controles médicos que justifiquen los síntomas.

...se le hayan hecho una serie de entrevistas psicoclínicas al paciente para diagnosticar correctamente la situación psíquica.

Agregaremos que la neurosis traumática se comenzó a estudiar intensamente en las guerras cuando se vio que los soldados presentaban un cuadro similar a las neurosis traumáticas de los tiempos de paz:; por ejemplo entre los supervivientes de grandes accidentes ferroviarios o bombardeos.

Ya el Dr. López Ibor escribió en 1942 un libro titulado Neurosis de guerra en el que decía: “Una emoción aguda puede determinar un estado psíquico agudo de anormal intensidad provocando una neurosis traumática o también llamada neurosis de espanto o susto cristalizado (según un término del escritor alemán Goethe)”. Sin embargo la neurosis traumática no se aceptaría por los psiquiatras como patología hasta después de la guerra de Vietnam cuando éstos empezaron a observar trastornos psicológicos entre los combatientes que por su naturaleza y características recordaban mucho a los que padecían las mujeres que habían sufrido una violación. De hecho serían estos dos grupos de estudio precisamente los que precipitarían la inclusión de la neurosis traumática en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, es decir, la biblia de la Psiquiatría.

Y es que las guerras o “el combate sin piedad” -según expresión de Todorov- representan sin duda -por muchas razones- una de las formas supremas de experiencia traumática. No debe extrañar por tanto que entre sus secuelas se encuentre una gran variedad de problemas de salud física y mental.

Uno de los primeros estudios conocidos sobre los efectos mórbidos de la guerra fue publicado por Jacob M. Da Costa en 1871. Este médico evaluó exhaustivamente a 300 combatientes de la guerra civil estadounidense que habían sido remitidos a su consulta por presentar lo que él llamaría “corazón irritable”. Un síndrome que se caracterizaba por disnea, palpitaciones y dolor punzante o ardiente en el pecho que aparecían durante el ejercicio además de cansancio, jaquecas, diarrea, vértigos y problemas de sueño. Da Costa comprobaría que los pacientes con el “síndrome de corazón irritable” no presentaban signos de enfermedad fisiológica alguna sino que su salud general era buena.

Síntomas de una neurosis traumática

En fin, la experiencia acumulada hace que hoy el cuadro clínico que identifica un caso de neurosis traumática sea relativamente sencillo de reconocer por un especialista. De hecho se caracteriza por los siguientes síntomas:

-Sueños recurrentes relacionados con la causa traumática. Quizás sea lo más característico. Son los flash-back típicos de los soldados norteamericanos que regresaron de Vietnam. Son sueños que les devuelven noche tras noche a la escena traumática. En los pacientes con neurosis traumática postfarmacológica hemos observado también esos sueños con el momento en que les fue dada la noticia de la toxicidad del fármaco o cuando se les indicó que habían estado en peligro; o bien sueñan con los síntomas físicos de su dolencia.

-Síntomas compatibles con angustia o ansiedad: disnea, palpitaciones, vértigos, temblores, insomnio, hipertensión, parestesias, estado de hiperalerta... En ocasiones relacionados con la ejecución de algún acto o la escucha de alguna frase que haga al paciente rememorar el trauma. Es como si el paciente quisiera protegerse de un nuevo acontecimiento traumático y por eso está constantemente en estado de máxima atención.

-Síntomas similares a los depresivos: insomnio, tendencia al llanto, dolor psíquico... En ocasiones se añaden también síntomas similares a los de los trastornos somatoformes o histéricos: parálisis de un miembro, disfagia (o dificultad para tragar), sensación de “nudo en la garganta”, etc.

Podemos decir pues como corolario que los fármacos, además de lesiones físicas, pueden producir “lesiones psíquicas”. Y que aunque socialmente se tiende a despreciar la categoría de enfermo psíquico frente a la de enfermo orgánico quien padece una patología de este tipo no está menos enfermo ni sufre menos. Su sufrimiento puede limitarle la vida de manera drástica. En nuestro centro hemos tratado a numerosos pacientes que han tenido que renunciar durante años a muchas actividades físicas corrientes -bailar, correr, hacer deporte, etc-, que se han visto obligados a cambiar de casa porque la disnea les impedía llegar a la suya al haber cuestas o escaleras demasiado empinadas o carecer de ascensor, que han sufrido durante años pesadillas, palpitaciones, desmayos, tristeza, tendencia al llanto, insomnio…Y todo ello por causa de un padecimiento psíquico.

Pues bien, tales padecimientos tienen tratamiento y se puede lograr hacer desaparecer todos los síntomas. El problema es que la mayoría de los pacientes no lo saben y acuden a los especialistas después de padecer la enfermedad durante años.

Cabe asimismo preguntarse si cuando un laboratorio retira un fármaco de la circulación por toxicidad no sería lo más ético que en compensación éste creara un comité de expertos que valorara a todos los pacientes que hayan consumido el fármaco y, por tanto, puedan haber sido intoxicados física y psíquicamente para ofrecerles soluciones. Porque hoy muchos de ellos –la mayoría- deambulan errantes enfermos y sin saber qué hacer. Sin que nadie les trate adecuadamente ni les indemnice o resarza por los daños causados. Claro que para eso el estado debería obligar a los laboratorios farmacéuticos a responsabilizarse de sus actos. Algo hoy impensable.

Dsalud
07/01/10

La multinacional Pfizer ha decidido recientemente pagar ¡1.600 millones de euros! al Gobierno de Estados Unidos para librarse de los juicios que le esperaban por la promoción ilegal de varios de sus productos. Y es que la estrategia de los laboratorios farmacéuticos de llegar a acuerdos extrajudiciales cuando se ven acosados por la Justicia ha sido una constante durante los últimos años. Pues bien, desentrañamos cómo se realizan esas operaciones a la vez que recordamos algunos de los casos más vergonzosos resueltos de espaldas a las leyes.

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La noticia se conoció a comienzos del pasado mes de septiembre. Según la misma la multinacional farmacéutica que más factura del planeta, Pfizer, había llegado a un acuerdo con el Departamento de Estado norteamericano para librarse de los cargos judiciales que pesaban sobre ella por promoción ilegal de algunos de sus fármacos ¡a cambio de pagar 1.600 millones de euros! ¿La razón? Pfizer había promocionado cuatro medicamentos para usos distintos de aquellos para los que estaban aprobados. Y según ha asegurado la propia farmacéutica en un comunicado “el acuerdo da por cerrados todos los asuntos pendientes”con el Departamento de Justicia... incluida la investigación sobre el pago de “incentivos” a algunos médicos para que recetasen sus productos.

Probablemente haya sido el pacto extrajudicial alcanzado entre una administración pública y una multinacional farmacéutica de mayor monto de la historia pero desde luego no va a ser el último. En realidad es costumbre en el sector que cuando un laboratorio -o grupo de ellos- ha creado los suficientes problemas como para tener que presentarse ante la Justicia el primero prefiera llegar a un convenio preencuentro en los tribunales. Además Pfizer tiene experiencia en ello porque es reincidente en lo de infringir reiteradamente las normas ya que éste es el cuarto pacto alcanzado por la compañía en la última década. Es más, le da igual porque según declaraciones del Abogado General de Massachussets (EEUU) mientras Pfizer negociaba los anteriores acuerdos seguía realizando las mismas “malas prácticas comerciales” con otros medicamentos infringiendo la ley. Y es que se gana así tanto dinero que compensa seguir vulnerándola y luego pactar indemnizaciones. A fin de cuentas ¡nadie va a la cárcel por hacerlo!

Objetivo cumplido

Y por qué llegan los grandes laboratorios a estos acuerdos con los políticos además del hecho de que así logran escaquearse de los tribunales? Pues básicamente porque por alta que sea la cifra pactada a pagar suele ser menor que la que deberían asumir en caso de celebrarse los juicios y perderlos (que en Estados Unidos es lo que suele ocurrir). Y en segundo lugar porque así el laboratorio aparece una sola vez en la prensa por algo que socava tanto su imagen en lugar de tener que exponerse a los periodistas durante los muchos meses que, de celebrarse, dura un pleito de estas características.

Ahora bien, el caso que nos ocupa está lleno de peculiaridades. Para empezar diremos que se da la siniestra circunstancia de que uno de los medicamentos por los que Pfizer se ha visto obligada a pagar al Gobierno de Estados Unidos para evitar juicios por realizar publicidad engañosa, Bextra (valdecoxib), es de la familia de los coxib, un grupo de medicamentos “modernos” muy conocidos entre los médicos pero sobre todo entre los farmacéuticos y farmacólogos porque son especialmente peligrosos para la salud.

De hecho fue en abril de 2005 cuando las autoridades sanitarias estadounidenses ordenaron a Pfizer que retirara del mercado el Bextra por los riesgos que entraña su consumo -medida que de inmediato se tomó también en el mercado europeo- al detectar que este analgésico -consumido sobre todo por los enfermos de artritis- aumentaba el riesgo de sufrir ataques cardíacos y de apoplejía. Pero es que ya en el 2004 la multinacional Merck había retirado “voluntariamente” otro antiartrítico similar de funesto recuerdo, el Vioxx (rofecoxib), tras constatar que podía causar infartos -de corazón y cerebrales- entre sus consumidores. Hoy se sabe que fueron cientos de miles las personas que sufrieron sus trágicos efectos y es por ello difícil entender que se permitiera seguir vendiendo en las farmacias medicamentos con el mismo o similar principio activo como era el caso de Bextra... pero también el de Celebrex (celecoxib). Es más, éste -por increíble que parezca- se sigue comercializando para “aliviar el dolor”.a pesar de pertenecer a la misma familia farmacológica y que también lo fabrica Pfizer.

Claro que –y esto es importante- el acuerdo entre el Gobierno estadounidense y Pfizer lo es por la promoción ilegal de varios de sus medicamentos pero no por los daños que pueda haber provocado Bextra en la salud. Cuando su fórmula, insistimos, es básicamente la misma que la del Vioxx (este fármaco se lanzó al mercado en Estados Unidos en 1999, fue comercializado en más de 80 países y sus ventas a nivel mundial llegaron en el 2003 a 2.500 millones de dólares de facturación). Así que cabe preguntarse por puro sentido común cuándo se decidirán las autoridades sanitarias de una vez a ir más allá de los pactos extrajudiciales y promover pleitos por los daños en la salud que provocan los fármacos.

Porque aunque la prohibición del preparado de Merck puso en el punto de mira a Celebrex éste no se retiró. En España la Agencia Española de Medicamentos -que parece estar al servicio de la industria farmacéutica aunque se supone que está para proteger a los ciudadanos- se limitó a emitir en diciembre de 2004 una nota “desaconsejando” su uso en personas con problemas cardiacos pero sin retirarlo. Y eso que el Vioxx, medicamento de la misma familia comercializado como la superaspirina para la artritis, la artrosis y el dolor agudo, multiplicaba al menos por dos el riesgo de sufrir infartos de miocardio y cerebrales (un reciente estudio de la FDA –la agencia de medicamentos de Estados Unidos- indica que lo triplicaba incluso). ¡Y su fabricante lo sabía! Había llegado a esa conclusión tras realizar el ensayo APROV -siglas en inglés de Prevención de Pólipo Adenomatoso con Vioxx- pero se lo ocultó a la FDA para poder comercializarlo (las agencias del medicamento, como la estadounidense o la europea, no realizan aunque parezca mentira estudios independientes sobre los fármacos para los que los laboratorios les solicitan licencia, se limitan a revisar la documentación que sobre ellos les presentan los fabricantes.

Bueno, pues la FDA calculó que por la ingesta de Vioxx se produjeron 27.000 infartos y muertes súbitas desde 1999 hasta su retirada... ¡sólo en Estados Unidos! Cifra que un estudio posterior de David J. Graham -director asociado de la Oficina para la Seguridad de Medicamentos de la FDA- elevaría bastante.

Indemnizaciones extrajudiciales

Como ya es sabido una vez se retiró del mercado el Vioxx –en el 2004- comenzaron a celebrarse en Estados Unidos los primeros juicios producto de las demandas que interpusieron contra el laboratorio los familiares de las víctimas y Merck comenzó a perder los pleitos y a tener que pagar indemnizaciones millonarias. Así que -una vez más- decidió “zanjar el asunto” por vía extrajudicial comprometiéndose a pagar 3.400 millones para las víctimas o sus familiares si éstos retiraban las demandas individuales. Y es que aunque había ganado algunos juicios en ese momento había alrededor de 26.500 litigios pendientes. Eso sí, como ya es costumbre en este tipo de pactos la farmacéutica no admitió su culpa ante ninguno de los demandantes que, asesorados por sus abogados, terminarían por aceptar el acuerdo. El consejero delegado de Merck, Richard Clark, aseguraría que el pacto fue “bueno y responsable” y “permitirá a la compañía concentrarse más en su misión de investigar, desarrollar y llevar al mercado nuevas medicinas y vacunas” (sic).

Bien, ¿y cree el lector que algo así perjudica de verdad a las multinacionales? La respuesta la daría un periódico económico el día siguiente: “Las acciones de Merck se vieron premiadas ayer por los inversores en una Bolsa en la que abundaban los números rojos. A media jornada subían un 4,6% aunque terminó la sesión con una subida del 2,4%”. Y el diario continuaba diciendo: “Merck había optado inicialmente por una estrategia arriesgada ya que había decidido acudir ante los tribunales y no pactar. Los analistas calcularon entonces que debería hacer para ello una provisión de fondos de unos 10.000 millones de dólares para gastos de litigios e indemnizaciones. Sin embargo el primer juicio lo perdió y la condena incluía el pago a la viuda de una víctima de 253,5 millones que fueron luego rebajados a 26. Merck continuó en los tribunales y ganó la mayor parte de los casos importantes pero ahora los analistas dicen que hizo bien”. Y es que el laboratorio se enfrentaba a demasiadas demandas y no quiso tentar a la suerte por lo que tras tres años de juicios finalmente pactó.

Spain is different

¿Y en España? Pues aquí se preparan ya nuevas acciones legales contra la multinacional Merck por parte de los afectados del Vioxx. De hecho el bufete Oria, Peña, Pajares y Asociados ya ha presentado en los tribunales dos demandas contra Merck. Y hace unas pocas semanas el bufete del letrado Fernando Osuna recurrió la sentencia en contra por un caso muy documentado de Vioxx ante la Audiencia Provincial de Madrid. Y es que en España Merck está manteniendo una actitud agresiva como se demostró en el juicio ahora recurrido en el que utilizó una especie de “presión estética”, una puesta en escena espectacular en el juzgado al que llevó un equipo enorme de peritos que alargaron el proceso en extremo tras negarse de plano a llegar a acuerdos extrajudiciales. Veremos en todo caso lo que ocurre en el futuro pues la ciudadanía ha perdido el miedo a demandar a las grandes empresas farmacéuticas. “En el juicio sobre un caso de daños a la salud de una persona provocados por el Zyprexa, medicamento de Eli Lilly, la compañía estadounidense también dejó claro que no tenía intención de llegar a acuerdos extrajudiciales. Y es que Spain is diferent, vaya”, argumenta Román Oria.

Algo similar ocurre con la farmacéutica Sanofi Aventis: no quiere saber nada de acuerdos extrajudiciales. A pesar de que en los juzgados españoles hay ya cerca de 250 demandas presentadas contra la empresa por los graves daños a la salud causados por su fármaco Agreal y de que los equipos de abogados antes mencionados, que en este caso trabajan juntos, representan ya en los tribunales a más de 1.000 afectadas por este medicamento. Y de que tanto estos bufetes como el de Felipe Holgado -que también lleva demandas por afectadas del Agreal- han conseguido ya varias sentencias favorables e indemnizaciones para las mujeres que demandaron a la multinacional. Es decir, hay ya jueces que han vencido el inconfesable temor que les producen las grandes empresas -algo que no pasa en Estados Unidos- y han emitido sentencias en las que dejan claro lo que todo el mundo sabe y se reconoce en juzgados extranjeros sin tantos miramientos: que el Agreal incitaba al suicidio, provocaba adicción y causó graves daños en el sistema nervioso de muchas consumidoras, mujeres en la etapa de la menopausia en su mayoría.

El precedente de Neurotin

Cuando la multinacional Pfizer adquirió el laboratorio Warner-Lambert un ex directivo de la empresa recién comprada, el doctor David Franklin, denunció a la compañía compradora por promocionar su fármaco Neurontin para más de una docena de patologías para las que no estaba aprobado. La gabapentina, principio activo de ese medicamento, está permitida por la FDA para el tratamiento de la epilepsia y los dolores neuropáticos pero Pfizer decidió promocionarlo también para patologías tan dispares como las crisis maniacodepresivas, el déficit de atención, las migrañas, el trastorno bipolar, el síndrome de piernas inquietas o el síndrome de abstinencia.

La conocida organización estadounidense de defensa del consumidor Public Citizen aseguraría que se elaboró para ello una lista de médicos dispuestos a recomendar la gabapentina para usos no autorizados en cenas, reuniones de consultores, seminarios educativos e, incluso, a través de teleconferencias. Según explicó la asociación en su boletín -Worst Pills, Best Pills- los médicos cobraban entre 250 y 3.000 dólares por acto asegurando que algunos llegaban a ganar más de 10.000 dólares al año.

Pfizer terminaría siendo multada por ello con 430 millones de dólares por utilizar información falsa y/o manipulada sobre Neurontin y promocionarlo para dolencias no aprobadas. Sólo que no les importó. El negocio compensa. Se calcula que en un solo año Neurontin hizo ingresar a la compañía 2.700 millones de dólares descubriéndose que el 90% de las recetas no correspondían a ninguna de las dos indicaciones aprobadas por la FDA. ¿Que a los enfermos se les está engañando y probablemente dañando por los efectos secundarios del fármaco? ¿A quién le importa? Si se tiene el dinero suficiente -y Pfizer al parecer lo tiene- se pagan las multas o se enfrentan acuerdos extrajudiciales.

Esta estrategia de promocionar fármacos para usos ilegales -si te pillan pagas la multa y ya está- puede parecerle a muchos lectores incomprensible pero se explica porque se da la paradoja -por no utilizar otra palabra más dura- de que en Estados Unidos las compañías no pueden promocionar sus fármacos más que para las enfermedades para las que tienen el visto bueno de la FDA pero los médicos pueden prescribir cualquier fármaco para tratar cualquier enfermedad, esté o no oficialmente indicado su uso en ella.

La multinacional de marketing farmacéutico IMS Health -que también opera en España- recoge en uno de los documentos estadísticos que oferta sobre Neurontin -al que hemos tenido acceso- datos sobre las veces que los médicos españoles recetaron ese fármaco durante el periodo comprendido entre abril y junio de 2002 en enfermedades para las que no está indicado. Y pese a que la propia IMS Health tiene clasificado como antiepiléptico el Neurontin en la base de datos de la compañía aparece recetado para otras muchas dolencias, casi todas ellas relacionadas con problemas psíquicos o psicológicos: depresión -y eso que la propia ficha técnica del fármaco afirma que uno de los síntomas adversos observados durante los ensayos clínicos que hizo Pfizer era precisamente el de depresión-, trastorno bipolar, trastornos nerviosos, fobias, adicción al alcohol o a la cocaína e, incluso, para tratar ciertos herpes o diabetes. Y toda esa información, insistimos, la obtiene IMS Health de las recetas que extienden los médicos. Pero de nuevo Spain is diferent y aquí no se multa a ninguna compañía por ello. ¿Cómo se va a llegar entonces a acuerdos extrajudiciales?

En crisis por Lipobay

Otro caso conocido de muertes tras el consumo de un medicamento y pacto extrajudicial ad hoc fue el de Lipobay, un medicamento anticolesterol fabricado por Bayer. Su principio activo era la cerivastatina que en combinación con gemfibrocilo resultaba mortal. Los fallecimientos se produjeron por colapso renal como consecuencia de la destrucción de tejido muscular o rabdomiólisis. Ocurrió en 2001 y tras el escándalo Bayer entró en crisis. Las decenas de muertes provocadas por el fármaco y el descubrimiento de sobrefacturación en Estados Unidos por otros preparados pusieron en peligro financiero a la casa y sus principios fueron cuestionados en todo el mundo. Los investigadores del Gobierno norteamericano descubrirían luego que Bayer había aumentado durante años el precio de decenas de fármacos financiados por la sanidad pública y la empresa tuvo que desembolsar 230.000.000 euros tras negociar la situación con la Administración estadounidense.

Es difícil saber cuánto le costó exactamente a Bayer “resolver” este caso. Por entonces se especulaba que pactar extrajudicialmente podría suponerle a la casa alemana unos 5.000.000.000. En marzo de 2004 Bayer llevaba pagados en juicios 690 millones de euros y había acordado con varias compañías aseguradoras que le cubrieran gastos por valor de 967 millones... pero todavía tenía pendientes ¡9.948 demandas!

Uno de los abogados de las víctimas, M. Watts, declararía con rotundidad: “El jurado ha visto documentos de una compañía que sabía que sus medicamentos mataban a la gente y que de todas formas decidió seguir adelante matando personas por obtener ganancias de miles de dólares”.

Durante los años ochenta y noventa del pasado siglo XX -con repercusiones mortales ya entrada la primera década del 2000- se produjo en España una masiva contaminación con virus de la hepatitis C y del VIH porque las bolsas de sangre que se administraron a un amplio grupo de hemofílicos estaban contaminadas. Murieron por ello al menos 1.600 personas y el escándalo implicó a varios laboratorios fabricantes de plasma sanguíneo -y otros hemoderivados- así como a altas instancias de la Administración española que se vio obligada a aprobar indemnizaciones que se plasmaron en el Real Decreto-Ley 9/1993 de 28 de mayo. El estado concedió por ello una ayuda de 60.101,21 euros por afectado y una cantidad igual al salario mínimo interprofesional cada mes hasta la muerte de los infectados sin solución. Y como ya se sabe que la salud y la vida de un español no vale lo mismo que la de un estadounidense Baxter, el laboratorio más implicado ya que comercializaba el hemoderivado más utilizado entonces, ofreció apenas 24 millones de euros a las 1.350 familias de los hemofílicos fallecidos -el 96% del total- como “compensación” para evitar la demanda caso por caso, algo que hubiera sido mucho más costosa para la compañía. De ahí que el Director General de Baxter afirmara que había sido un acuerdo “muy satisfactorio” para “todas las partes implicadas”. Hasta contó con el beneplácito de la Federación Española de Hemofilia (Fedhemo), asociación que en teoría representaba los intereses de este colectivo pero que en la práctica recibía dinero del propio laboratorio.

Los entresijos de un acuerdo extrajudicial

Algunos detalles de cómo se llevan a cabo este tipo de acuerdos extrajudiciales los conoceríamos años después, en parte gracias a las declaraciones de Josefa Lorenzo, madre de Miguel Ángel, uno de los muchachos hemofílicos fallecidos por la contaminación de su sangre. Fedhemo puso en contacto a los afectados con un conocido abogado estadounidense, Michael Repiso, que se ofreció a representarles y a pedir un millón de dólares para cada víctima pero a un solo laboratorio (la insistencia en reclamar sólo a una de las corporaciones es importante como veremos a continuación).
¿A cuál? Pues a Baxter que inmediatamente se avino a negociar a diferencia de los demás laboratorios implicados: Grifols, Landerlan y Cutter. Así que Repiso les dijo -a las víctimas o a sus familiares- que iba a pedir un millón para cada uno y en lugar de dinero sólo cobraría una comisión del 33% sobre lo que lograra sacar. La condición es que firmara todo el colectivo de víctimas. Convencidos de que el abogado presionaría al laboratorio porque cuanto más lograra más se llevaría él éstos aceptaron. La sorpresa vino cuando a los dos años éste les comunicó que había llegado a un acuerdo con la empresa y la cifra a percibir por infectado, vivo o muerto sería de sólo 18.030,36 euros, ridícula cantidad de la que la tercera parte además le correspondía a él.

“Nosotros nos negamos a firmar -nos diría Josefa Lorenzo- pero el 96% de los familiares rubricó el acuerdo”. Es decir, sólo el 4% se negó a estampar su firma. Bueno, pues según Josefa las llamadas de Michael Repiso a su casa a partir de ese instante fueron constantes y asegura que el abogado americano les advirtió de que si no firmaban “lo iban a pasar muy mal”. Así que ante la “terquedad” de los familiares que querían llegar hasta el final en su búsqueda de responsabilidades Michael Repiso recurrió al bufete del ex presidente del Senado José Federico de Carvajal en el que trabaja también su hijo Pablo. Y ambos bufetes, de forma conjunta, volvieron a presionarles, incluso en la propia oficina de Juan Menéndez-Tolosa, jurista que se ha encargado de la defensa de varios afectados. “En el despacho desde el que le hablo –nos diría éste- intentaron convencerme para que me olvidara del tema de los hemofílicos. El ex presidente del Senado llegó a decirme que me iba a demandar. Y añadiría: “Como el trato que hizo Repiso con los laboratorios Baxter fue de 18.030 euros por fallecido y su minuta era del 33% él obtuvo con la negociación 8.113.600 de euros”. En otras palabras, las víctimas o sus familiares cobraron gracias a la gestión de Michael Repiso doce mil euros cada uno y el negociador se quedó con más de ¡ocho millones de euros!

Quisimos recoger la versión del bufete de Federico y Pablo de Carvajal... sin éxito. No obstante, la revista Interviú cubrió en su día la reunión en la que estuvieron presentes Carvajal y Repiso y éstos tampoco quisieran realizar declaraciones.
Cabe añadir que al final las relaciones entre Repiso y Fedhemo tampoco terminaron bien pues ésta despidió a su abogado “por no cumplir con la tarea encomendada” según explicación de Dacio Villacé, uno de los portavoces de la federación.

En suma, si es usted víctima de un laboratorio asegúrese bien de la ética de los abogados que contrate.

ADN
06/01/10

La Comisión Europea está mediando para hacer llegar las vacunas sobrantes de gripe A en países como Francia o España a otros Estados miembros que no tienen dosis suficientes, según explicó hoy la portavoz de Sanidad, Nina Papadoulaki.

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"La Comisión ha contribuido desde el principio a la redistribución de los excedentes de vacunas. Hemos intentado facilitar el intercambio de información entre los Estados miembros que tenían demasiadas vacunas y los Estados miembros que las necesitaban", afirmó Papadoulaki.

La redistribución de vacunas se está discutiendo desde el mes de diciembre en un grupo de trabajo del que forman parte el Ejecutivo comunitario, los Estados miembros y epidemiólogos especialistas en la pandemia, señaló la portavoz.

"Los Estados miembros pueden vender sus vacunas sobrantes a otras Estados miembros, o a países fuera de la UE o hacer una donación a la Organización Mundial de la Salud u a otros países", dijo Papadoulaki. Recordó finalmente que "son los Estados miembros los responsables de su estrategia de vacunación y también de los pedidos que han dirigido a la industria farmacéutica para la compra de vacunas".

El Ministerio de Sanidad estudia la posibilidad de donar o revender a países de la UE sin acuerdo con los laboratorios --como Polonia o Bulgaria-- las vacunas de la gripe A que sobren tras proteger a los grupos de riesgo, como hace Francia con sus dosis sobrantes, según informó este lunes a Europa Press el departamento de Trinidad Jiménez.

Estas vacunas sobrantes podrían venderse a un precio inferior al pagado por Sanidad a sus fabricantes en el marco de una iniciativa de solidaridad con estos países europeos o bien donarse a países en vías de desarrollo, como propuso el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

España se quedará sólo con 13,5 millones de vacunas contra la gripe A de los 37 millones que encargó en un principio. De estas vacunas, 10 millones se destinarán a pacientes de riesgo -- que han recibido ya unos 3 millones-- y 3,5 millones se guardarán de reserva estratégica "en previsión de cambios en la evolución de la pandemia".

migueljara.com
07/01/10

El Grupo ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración) lleva unos años publicando extraordinarios trabajos sobre los potenciales peligros de la nanotecnología. En enero de 2003 hicieron una gran aproximación al asunto explicando bien qué es y cuales son sus potenciales usos, los buenos y, claro, como corresponde a una organización crítica con las aplicaciones tecnológicas cuyo debate social no se ha proucido, los malos. Ese informe lo titularon La inmensidad de lo mínimo.

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En junio de 2005 desarrollaron lo que bien podría ser un resumen del anterior, con una edición más gráfica y explicaciones al alcance de un público mayor. Se llama Manual de bolsillo en tecnologías nanoescalares… y la “Teoría del little bang”.

Previamente, en noviembre de 2004 había publicado el informe La invasión invisible del campo: El impacto de las tecnologías nanoscópicas en la alimentación y la agricultura. Este trabajo analiza y adelanta las posibles consecuencias de estas tecnologías en su aplicación en la producción y transformación de alimentos. Parece ser que ya no hay límites en la creación de nuevos modos de vida, nunca concebidos en la evolución natural. Las técnicas transgénicas o de biotecnología han servido y sirven para jugar a Frankenstein, enlazando por ejemplo genes de diferentes especies con los posibles y cada vez más documentados efectos nocivos en nuestra salud y la del medioambiente (que no deja de ser lo mismo) que ello puede provocar. Pero la nanotecnología va un paso más lejos y las instituciones y grandes corporaciones que la impulsan intentarán conseguir con ella la buena imagen que no han conseguido con los productos y alimentos transgénicos. Uno de los párrafos que pueden encontrarse en este último informe reza así:

En un artículo reciente de la revista Nature Materials, una investigadora del Cavendish Laboratory de la Universidad de Cambridge urgió a sus colegas en la investigación de materiales a que consideraran la agricultura como “una fuente de insumos alimenticios con una composición esencialmente incontrolable”, pero “con una rica y diversa categoría de materiales”, muchos de ellos “compuestos nano estructurados, donde el auto ensamblaje juega un papel crucial”. Athene Donald apunta que la variabilidad de estos insumos, característica inevitable de todos los productos naturales debida a las diferencias regionales en suelo, clima y modos de cultivo, produce ingredientes “no confiables” que los nanotecnólogos podrán uniformar más, hacerlos más estables e incluso más nutritivos. Reconociendo que, al menos en Europa, “la ciencia perdió ante la emoción” en el debate de los organismos genéticamente modificados, la autora abriga grandes esperanzas de que la nanotecnología “mejore la materia prima” de modo que sea aceptable para el público.

Algunos alimentos, cosméticos, medicamentos o pesticidas ya se están produciendo con esta tecnología y vendiendo, utilizando al conjunto de la Humanidad una vez más como una inmensa cobaya, sin saber a lo que se expone y sin su consentimiento. Insisto. No ha habido un debate abierto sobre la misma

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