Francisco Rodríguez
La Tercera
11/08/10
Su consumo constante sobreactiva ciertas proteínas en el cerebro que, a la larga, provocan muerte neuronal
Los científicos saben que no sólo el hígado puede resultar perjudicado con el exceso de alcohol. Nuestro cerebro también sufre las consecuencias de su ingesta descontrolada, que incluyen pérdida de masa y memoria. Sin embargo, hasta ahora no se tenía claro cómo el alcohol provocaba este daño ni menos que tenía una acción directa sobre el cerebro, pues se pensaba que tales efectos eran producto de otras variables vinculadas a la ingesta excesiva.
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Ahora un estudio del Centro de Investigaciones Príncipe Felipe, en Valencia, revela, por primera vez, cómo el alcohol activa el sistema inmune propio del cerebro, generando sustancias tóxicas que inflaman este órgano de manera crónica y, a la larga, generan la muerte neuronal.
En el estudio, publicado en el Journal of Neurosciencie, los científicos suministraron alcohol a un grupo de ratones durante cinco meses y se dieron cuenta de que en éstos se activaban unos receptores llamados toll like o TLR4, que son proteínas responsables de la defensa contra infecciones y agentes externos.
Estos receptores -ubicados en las células gliales, que son aquellas que rodean las neuronas- inducen la producción de una serie de compuestos tóxicos e inflamatorios que normalmente eliminan las infecciones en las cercanías de las neuronas. Pero en este caso no se trata de agentes patógenos, sino del alcohol, que es visto por sistema inmune del cerebro como una amenaza. En los bebedores constantes, este mecanismo provoca que estos receptores estén permanentemente estimulados, lo que genera una inflamación crónica y, a la larga, lesiones en las células gliares y en las neuronas.
Un efecto que ya se asoció a enfermedades como el alzheimer o el parkinson, dicen los autores del estudio.
"Es interesante que el alcohol sea capaz de activar de manera anómala este receptor, induciendo un daño neuronal. Es nuevo y sería una de las primeras evidencias sugerentes de una acción tóxica directa del alcohol en el cerebro", dice Renato Verdugo , neurólogo de la Universidad de Chile.
Verdugo explica que hasta ahora no se sabe si el alcohol u otros problemas asociados son los que generan daño en el cerebro de los bebedores."Los pacientes llegan siempre con problemas de alimentación o diversos traumas, lo que plantea la discusión de si es realmente el alcohol u otra cosa lo que causa los problemas en el cerebro. Esto apunta a que habría una acción directa del alcohol".
La genética de los bebedores sociales
Los genes influencian gran parte de nuestro comportamiento, incluso cuando bebemos alcohol. Así lo asegura una nueva investigación de la escuela de medicina de Harvard y la Universidad de Radboud en Holanda. Los investigadores descubrieron que hay personas con un perfil genético que los hace más propensos a beber cuando ven a alguien consumiendo alcohol. La clave estaría en los neuroreceptores de la dopamina, la cual está ligada al placer.
Las personas con receptores menos sensibles a la dopamina, sentirían más ganas de tener sensaciones placenteras como las producidas por el alcohol.
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