Expreso Chiapas
16/07/09
“El mercurio de las amalgamas de plata produce intoxicación, sobre todo en el momento de colocarlo y de extraerlo”
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La pregunta de si la amalgama dental es peligrosa o no para sus portadores es objeto de una de las controversias más antiguas entre los expertos en medicina. Este material -llamado también amalgama de plata- es apreciado desde hace más de 150 años por su buen precio, fácil aplicación y larga duración. Sin embargo, hay que tener en cuenta que está compuesto por un 50 % de mercurio, la sustancia más tóxica que existe, después de los elementos radiactivos. Especialmente peligroso resulta en forma de vapor, tal y como se advierte en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) elaborado en el año 2002. En él se reconocía que cerca de 80% del mercurio inhalado es absorbido por los tejidos pulmonares y llega a través de la barrera de la sangre al cerebro. Además, se añadía que “en el caso de vapor de mercurio elemental, la fuente más importante para la población son las amalgamas dentales”.
El médico y especialista en amalgama dental Joachim Mutter, del Instituto de Medicina de Medio Ambiente e Higiene en Friburgo (Alemania), calcula que entre todos los europeos sumamos alrededor de 2.000 toneladas de mercurio en la boca, una cantidad que aumenta cada año en unas 120 toneladas. Por otro lado, con el mayor consumo de azúcar industrial en China e India, se ha incrementado también es esos países la presencia de caries y, por consiguiente, la aplicación de este tipo de empastes.
“Aunque se sabe que el mercurio elemental es neurotóxico, es difícil probar sus efectos”.
La ignorancia sobre este material entre los cuidados es, sin embargo, grande porque, como explica el presidente de la Asociación Española de Afectados por Mercurio de Amalgamas Dentales y Otras Situaciones, Servando Pérez, “no se advierte de los riesgos ni se nombran las alternativas para que la gente pueda optar por una u otra cosa”.
Aunque se sabe desde hace tiempo que el mercurio elemental y sus compuestos son neurotóxicos fuertes, resulta difícil probar que las molestias y enfermedades sufridas por portadores de amalgama –como dolor de cabeza, falta de concentración, daños renales, taquicardia, depresiones y temblores- provengan realmente de una intoxicación con este metal pesado. Incluso hay quien atribuye la enfermedad de Alzheimer al uso de los empastes grises.
El mercurio es bioacumulativo, así que algunos daños se muestran sólo a lo largo plazo. El químico catalán Pere Bicardi, que estudia desde hace años la toxicidad de la amalgama dental, constata que todos los pacientes de Alzheimer de una asociación en Figueres llevaban tres empastes y más. Según Mutter, se encontraron, además, altas concentraciones de mercurio en cerebros de muertos que habían padecido esta enfermedad.
La exposición al mercurio de las amalgamas es mayor al poner o retirar un empaste, lo que tiene especial relevancia para mujeres embarazadas. Mutter y su colega Johannes Naumann descubrieron que una mayor exposición puede provocar autismo u otras perturbaciones en el desarrollo del futuro niño. En cualquier caso la simple presencia de empastes puede ser perjudicial: “Cuando rechinamos los dientes, masticamos chicle, comemos algo ácido o tomamos café, la concentración de mercurio de la boca sube hasta cien veces”, afirma Mutter.
Los defensores de este material replican que faltan pruebas contundentes sobre su nocividad y señalan que se trata de un cuadro clínico difuso.
Así lo reconoce el Comité Científico sobre los Riesgos de Salud Emergentes y Recién Identificados –SCENIHR, en sus siglas en inglés- en su informe actual para la Comisión Europea. En él reconoce el peligro que supone el mercurio para salud y medio ambiente, pero resta importancia al asunto de la amalgama dental y sólo se mencionan “algunos efectos adversos locales que se han visto ocasionalmente”.
En el año 1996 concluyó con un acuerdo una demanda judicial interpuesta por 1500 ciudadanos alemanes contra el entonces mayor productor de amalgama, Degusta. La multinacional pagó 1200 millones de euros para una investigación que llevaba el nombre GAT y que, a pesar de proporcionar unos resultados poco claros, llevó a la prensa alemana a celebrarlo como si éste supusiera el cese de la alarma. Sin embargo, el antiguo fiscal, Erich Schöndorf, afirma que el estudio “lleva la firma de defensores radicales de la amalgama dental” como Thomas Zilker o Stefan Halbach.
“En Cataluña se recomienda no aplicarla en mujeres embarazadas ni en menores de 14 años”.
Los países escandinavos ya dieron un paso adelante en 1999, cuando la sanidad pública dejó de reembolsar estas amalgamas dentales. Otros países o regiones defienden un uso más restrictivo, como Nueva Zelanda o, desde hace poco, Cataluña. En esta última, la recomendación a odontólogos de no aplicar la amalgama dental a mujeres embarazadas o a menores de 14 años es fruto de varias reuniones entre Pere Bicardi
Daños para el medio ambiente
Teóricamente, los residuos de amalgama se recogen en las consultas del dentista, pero está demostrado que, muchas veces, éstos no se gestionan correctamente y se acaban quemando, lo que supone un grave problema para el medio ambiente y para las personas. Por incineración. “Al incinerarlos, llegan a la atmósfera”, explica Leticia Baselga, experta de residuos de Ecologistas en Acción, y , dada la volatilidad del mercurio, eso significa que puede pasarse dos años desplazándose largas distancias hasta volver a la tierra.
Por caída. Lo mismo ocurre cuando se extraen los empastes. “Al caer, el mercurio se metaboliza en microorganismos y, finalmente, se convierte en metilmercurio, la forma más peligrosas de mercurio, ya que es absorbible por animales y humanos”, añade Baselga. Aunque son, sobre todo, las personas que viven en los países nórdicos y en los polos, como los inuit, los que acumulan mayores concentraciones.
Por el alcantarillado. Pero también a través de os alcantarillados llegan al año cantidades preocupantes de mercurio al medio ambiente: el metal pesado es absorbido por pequeños organismos acuáticos, luego por los peces y, al final de la cadena alimentaria, por el hombre.
Responsable de la publicación
Dr. Gilberto David González Aquino
Especialista en ortodoncia.
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