Diario de Mayorca
20/05/10
"Al poderse comunicar, los pacientes en coma reviven y su calidad de vida se vuelve muy alta"
Rom Houben se pasó 23 años incomunicado con el mundo. Y no porque quisiera. Tras un accidente de tráfico, este belga cayó en coma y se diagnosticó su estado como "vegetativo". Pero él no estaba como un vegetal. Él oía, él entendía y él quería contestar, pero no podía. De ninguna manera. Estuvo así, atrapado en su cuerpo, hasta que apareció Niels Birbaumer, un neurólogo austríaco que primero demostró que Houben tenía actividad cerebral. Luego consiguió un ´milagro´ mediante una innovadora técnica: que pudiera comunicarse con el exterior. El artífice del "neurofeedback electroencefalográfico" dio una charla ayer en la Universitat.
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– "He gritado, pero no me podían oír", dijo Houben cuando pudo comunicarse, ¿se imagina usted una soledad peor que la que vivió durante 23 años?
– Probablemente no hay otra soledad peor.
– ¿Cómo funciona este sistema?
– Leemos las señales del cerebro. Tratamos muchos pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que al final no pueden ni controlar el movimiento de los ojos, pero el cerebro les funciona. Y también con ese 20% de pacientes en estado vegetativo que están bien cognitivamente, pero están mal diagnosticados. Dicen que están como un vegetal porque no se mueven, pero están mal diagnosticados. Procesan la información, pero están paralizados. Nosotros registramos la actividad cerebral ante determinados estímulos y podemos ver si el paciente sigue siendo consciente.
– ¿Cómo puede ser que un médico no se de cuenta de que un paciente sí tiene actividad cerebral?
– Normalmente no se hacen encefalogramas, es demasiado caro. Intentan hacer pruebas, pero no los aspectos cognitivos. El médico intenta saber si la conducción nerviosa accede o no al cerebro, pero no va más allá.
– ¿Porqué no se usa más esta técnica?
– Tienes que saber de un montón de tecnologías, también de psicología, tienes que saber qué tipo de actividad cerebral es normal y cuál no, saber la biografía del paciente, hacer las preguntas correctas, simples, de sí o no... Es una técnica compleja y normalmente los seguros no la pagan. Si estás en coma, nadie lo paga, es demasiado caro. Ahora lo hacemos en investigación, pero espero que en un plazo largo podamos hacerlo con todos los pacientes en coma, con un buen diagnóstico, mucho tiempo... La otra razón es que los médicos normalmente no tienen mucho interés en este tipo de pacientes. Para ellos es más fácil si están tranquilos y no se comunican, porque no pueden ayudarles, no pueden curarles. Muchos médicos y muchas familias creen que es mejor para ellos que se mueran. Pero con tecnología así, los pacientes vuelven a vivir y recobran la esperanza.
– ¿Los pacientes lo aprenden rápido?
– Estas técnicas son muy lentas. Para hacer una frase, se va diciendo todo el alfabeto para que el cerebro del paciente reaccione ante la letra que quiere utilizar. Es una letra por minuto, como máximo. Pero es muy diferente de uno a otro: algunos lo aprenden en un año y otros lo pueden hacer como yo hago esto [Birbaumer chasquea los dedos].
– ¿Cómo lo llevan las familias?
– La mayoría de ellas piden esta ayuda para que se comuniquen. El 95% de los pacientes no quiere vivir y la familia no quiere que vivan. Pero el otro 5% quiere vivir y quiere aprender. La calidad de vida de quienes lo aprenden se vuelve sorprendentemente alta.
– ¿Qué más aplicaciones puede tener?
– Principalmente, con niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad. En estos casos hay una activación cerebral muy reducida. Si tu enseñas a las personas a incrementar su actividad cerebral, cuando lo consigan las consecuencias de ese aumento será equiparable a lo que hace el Ritalín, pero así lo consiguen ellos, sin ayuda del fármaco y con los mismos beneficios. Aumenta su rendimiento, disminuye su déficit de atención... Para enseñarles, se les ponen unos electrodos encima de la cabeza y así los niños ven cuando la actividad cerebral es muy baja y pueden evitarlo. Es un entrenamiento de unas 30 horas, van a varias sesiones y van aprendiendo.
– ¿Hay una tendencia a recetar Ritalín con demasiada facilidad?
– Sí, se receta demasiado. Queremos que dejen de recetarlo porque es muy peligroso. Retrasa el crecimiento del niño.
– ¿Esta técnica puede servir también para prevenir la epilepsia?
– Igual que con la hiperactividad. Las personas ven qué pasa en su cerebro antes de que les dé un ataque y pueden aprender a prevenir. También lo utilizamos con Parkinson, tiene resultados muy buenos con personas jóvenes y personas que tienen muchos temblores. También sirve con la apoplejía, cuando las personas quedan con algún miembro paralizado. Todavía estamos en fase de experimentación, pero se pueden instalar unos electrodos en el cerebro y también, por ejemplo en el brazo, debajo de la piel. Y si quiero mover el brazo paralizado, los electrodos mandan la orden a las conexiones en el brazo.
– ¿Las máquinas nos ayudarán a superar el dolor?
– También he trabajado con amputados, con pacientes con miembro fantasma, donde se pone de manifiesto que existe una relación entre el dolor que sienten en el miembro que ya no tienen y los cambios en el cerebro. En cualquier patología que establezca una relación entre un síntoma objetivo, en este caso el dolor, con un cambio fisiológico, en este caso en el cerebro, es susceptible de aplicarse este tipo de técnicas porque cuando puedes cambiar la actividad fisiológica, puedes cambiar el síntoma, en este caso el dolor.
– La gente bebe, se droga... ¿ por qué maltratamos a nuestro cerebro?
– Porque no es tan fácil sentir el daño que le hacemos, no es como con un músculo. Es como el hígado, al que también tratamos muy mal. Pero el cerebro se recupera, aunque estés bebiendo muchos años de tu vida. Por suerte, es muy resistente.
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