Cambio 21
18/05/10
Expertos se encuentran trabajando en una prueba que logre identificar a los bebés que sufren de este defecto y prevenir un posible deceso
En 1985, Nicolás, el bebé de Coco Legrand falleció de muerte súbita y la vida del comediante se dividió en dos. De la misma forma uno de cada cuatro mil lactantes muere producto de este síndrome en Chile, siendo la primera causa de muerte de bebés de entre un mes y un año de edad en el mundo.
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El fallecimiento del lactante por esta causa crea un gran impacto en la familia, puesto que no se sabe qué es lo que ha producido el deceso. Pero investigadores estadounidenses han descubierto que el síndrome de muerte súbita (SMSL) está asociado con un bajo nivel de serotonina, una sustancia química del cerebro que desempeña un papel vital en la regulación de la respiración, el ritmo cardiaco y el sueño.
Según el estudio, publicado en la última edición de la revista JAMA, esta anomalía en la serotonina puede reducir la capacidad de respuesta del bebé a problemas como la falta de oxígeno o un elevado nivel de dióxido de carbono. Estas circunstancias pueden surgir cuando la guagua respira el dióxido de carbono que se acumula en la ropa de cama cuando duerme boca abajo.
"En un bebé normal, la serotonina en el tronco cerebral despertaría al niño el tiempo suficiente para girar la cabeza al aspirar el dióxido de carbono, lo que le permitiría respirar aire fresco. Pero un bebé con niveles bajos de serotonina en el tronco cerebral puede que nunca se despierte”, afirma la autora principal del estudio, Hannah C. Kinney, de la Harvard Medical School.
Esta investigación da importantes pistas sobre la base biológica del SMSL y puede servir en última instancia para identificar a los niños con mayores riesgos y hallar nuevas estrategias para mitigar el peligro de sufrirlo.
Kinney y sus colegas examinaron muestras de tejido de la médula de bebés que fallecieron de SMSL y de otros que murieron por otras causas. Y comprobaron que los niveles de serotonina eran 26% más bajos en los lactantes que fueron víctimas del SMSL. También los niveles de triptofano-hidroxilasa, una enzima necesaria para producir serotonina, eran 22% menores.
Para los científicos encargados del estudio, el objetivo de la investigación es diseñar una prueba que identifique a los bebés con un defecto de serotonina en el tronco cerebral y desarrollar tratamientos preventivos para esta deficiencia. El próximo paso será averiguar lo que causa estos niveles anormalmente bajos de serotonina en el tronco cerebral.
Morir en la cuna
De acuerdo a los registros del ministerio de Salud, en 1998 hubo 130 niños menores de un año que fallecieron producto de SMSL. Sin embargo, es posible que un gran número de los casos haya quedado fuera del registro debido a que es muy difícil y costoso realizar un diagnóstico al respecto.
Según Juan Pablo Beca, jefe de Neonatología de la Clínica Alemana de Santiago, a la mayoría de los niños que fallece en el país no se les practica autopsia, siendo la única forma para que se descarten otras patologías y se pueda llegar a la conclusión de que se está en presencia de una muerte súbita.
Además el especialista explica que “podría tratarse de una infección, un cuadro metabólico, una asfixia porque aspiró vómito o quedó en mala posición, o incluso un acto criminal. Descartar todo es muy difícil”.
Recomendaciones preventivas
Lo seguro es que la mayoría de los casos se registra entre el segundo y el cuarto mes, siendo el 90% de las muertes antes de los seis meses. Los especialistas entregan ciertas recomendaciones que pueden reducirlas hasta en 50%.
La más importante es acostar a los bebés boca arriba, en un colchón duro cubierto por una sábana, sin almohadas, acolchados o pieles de abrigo. Es importante que la madre no fume durante el embarazo, ya que estudios epidemiológicos han demostrado que el hábito de fumar constituye un importante factor de riesgo del síndrome de muerte súbita, aumentándolo en 4,09 veces.
Además se recomienda acostar al bebé cerca de la madre pero en una cuna separada a la cama. También es ideal ofrecerle un chupete al niño, ya que su uso mueve la lengua hacia delante, las vías respiratorias se abren más, y cuando los bebés lo succionan, el sueño no es tan profundo y se despiertan con mayor facilidad.
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