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Dr. Mercola
Globedia
02/10/09

Según Kathleen Sebelius, secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, los niños americanos podrían ser el primer objetivo de las vacunaciones masivas cuando el colegio empiece este otoño.

Ésta es una afirmación ridícula por muchas razones, además de conllevar unos riesgos extremadamente altos (1).

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En Australia, donde el invierno ya ha empezado, la MInistra de Salud Nicola Roxon está tranquilizando a los padres diciendo que la gripe porcina no es más peligrosa que la gripe normal estacional. “La mayoría de la gente, incluyendo los niños, experimentarán síntomas muy leves y se recuperarán sin ningún tipo de intervención médica”, dijo (2).

El especialista en inmunización de Sydney Robert Booy predice que la gripe porcina podría ser fatal para el doble de niños que lo es la gripe normal en el próximo año. Booy estima que de 10-12 niños podrían morir debido al virus H1N1, comparado con las cinco o seis muertes de niños debido a la gripe normal que ocurren de media por año en Australia (3).

“Cura la enfermedad, mata al paciente”

Menos de 100 niños en los Estados Unidos mueren cada año debido a virus estacionales de la gripe (4). Si usamos la ecuación de Australia, una estimación muy aproximada sería que otros 100 niños podrían morir potencialmente de la gripe porcina en los EEUU en el próximo año.

Si los niños son el primer grupo al que se destinarán las vacunas según Sebelius, eso significa que se inyectará a 75 millones de niños una nueva vacuna creada por la vía rápida que contiene nuevos adyuvantes, entre ellos el peligroso escualeno, para prevenir quizás 100 muertes.

No estoy ignorando la tragedia de la muerte de aunque sólo fuera un niño debido a una enfermedad como la gripe del virus H1N1. Pero no puede haber ningún argumento que justifique una innecesaria vacunación masiva de millones de niños con una vacuna que contiene un adyuvante que se tienen pruebas de que causa un gran número de debilitantes enfermedades autoinmunes. Esto sería un plan temerario, imprudente y altamente peligroso.

¿Por qué son las vacunas tan peligrosas?

El supuesto fin de la vacunación es ayudarte a crear inmunidad frente a organismos potencialmente dañinos que causan enfermedades. Sin embargo, el sistema inmunológico de tu cuerpo ya está diseñado para hacer esto en respuesta a los organismos que entran en tu cuerpo por las vías naturales de entrada.

La mayoría de los organismos que causan enfermedades entran a tu cuerpo a través de las membranas mucosas de tu nariz, tu boca, tu sistema pulmonar o tu tracto digestivo, NO A TRAVÉS DE UNA INYECCIÓN.

Estas membranas mucosas tienen su propio sistema inmunológico, llamado el sistema IgA. Es un sistema inmunológico diferente del que se activa cuando una vacuna es inyectada dentro de tu cuerpo.

Tu sistema inmunológico IgA es la primera línea de defensa de tu cuerpo. Su función es luchar contra los organismos invasores en los lugares de entrada de éstos, reduciendo o incluso eliminando la necesidad de activación del sistema inmunológico completo de tu cuerpo.

Cuando un virus es inyectado dentro de tu cuerpo en una vacuna, y especialmente cuando en la vacuna hay adyuvantes como el escualeno, tu sistema inmune IgA es traspasado y el sistema inmunológico de tu cuerpo se pone a pleno rendimiento en respuesta a la vacunación.

Inyectar organismos directamente dentro de tu cuerpo es contrario a la naturaleza, la vacunación tiene un potencial enorme de causar serios daños a tu salud.

Como si las vacunas no fueran lo suficientemente peligrosas ya de por sí…

… imagínate si fueran aún más potentes en sus efectos…

El principal ingrediente de una vacuna son virus muertos o vivos que han sido atenuados (debilitados o hechos menos perjudiciales).

Las vacunas de la gripe también pueden contener un gran número de toxinas químicas, incluyendo el ethylene glycol (anticongelante), formaldehído, fenol (ácido carbólico) e incluso antibióticos como la neomicina y la estreptomicina.

Añadidos a los virus y otros aditivos químicos, todas las vacunas también contienen adyuvantes como el aluminio o el escualeno.

El propósito del adyuvante inmune añadido a la vacuna es aumentar (potenciar) la respuesta de tu sistema inmunológico a la vacuna. Los adyuvantes causan una reacción excesiva de tu sistema inmune a la introducción del organismo con el cual tú has sido vacunado.

Usando adyuvantes los fabricantes de vacunas pretenden que éstas hagan el trabajo más rápido (pero no lo hacen de forma inocua), lo que reduce la cantidad de vacuna requerida por dosis, y el número de dosis por individuo.

Una menor cantidad de vacuna requerida por persona significa más dosis individuales disponibles para campañas de vacunación masiva. Qué coincidencia que esto sea exactamente el objetivo de los gobiernos y las compañías farmacéuticas que pretenden forrarse con las vacunas.

¿Habrá adyuvantes inmunes en las vacunas de la gripe porcina?

El gobierno de Estados Unidos tiene contratos con varias compañías farmacéuticas para el desarrollo y producción de las vacunas de la gripe porcina. Al menos dos de esas compañías, Novartis y GlaxoSmithKline, están usando un adyuvante en sus vacunas H1N1. ¿Qué adyuvante? El escualeno.

Según Mery Nass, M.D., una autoridad sobre las vacunas del ántrax:

“Una nueva peculiaridad de las dos vacunas H1N1 que están siendo desarrolladas por las compañías Novartis y GlaxoSmithKline es la adicción de adyuvantes que contienen escualeno para impulsar la inmunogeneidad y reducir dramáticamente la cantidad de antígenos virales necesarios. Esto se traduce también en una producción más rápida del deseado número de vacunas” (5).

La patente del adyuvante escualeno para la vacuna H1N1 de Novartis es MF59. La de Glaxo es ASO3. MF59 tiene que ser todavía aprobado por la FDA para su uso en cualquier vacuna en EEUU, a pesar de su historia de uso en otros países.

Según el Dr. Nass, existen solamente tres vacunas que usan un adyuvante de escualeno aprobado. Ninguna de ellas está aprobada para su uso en EEUU.

Lo que les hace el escualeno a las ratas

Ha sido probado que los adyuvantes basados en aceite como el escualeno generan respuestas inmunológicas concentradas y no remitentes durante largos periodos de tiempo (6).

Un estudio del año 2000 publicado en el American Journal of Pathology demostró que una única inyección del adyuvante escualeno en ratas provocó “una inflamación específica de las articulaciones inmunológicamente mediada”, también conocida como “artritis reumatoide” (7).

Los investigadores que llevaron a cabo el estudio se plantearon el papel que tienen los adyuvantes en las enfermedades inflamatorias.

Lo que les hace el escualeno a los humanos:

Tu sistema inmune reconoce el escualeno como una molécula de aceite nativa de tu cuerpo. Se encuentra en todo tu sistema nervioso y cerebro. De hecho, puedes consumir escualeno en aceite de oliva y no sólo tu sistema inmune lo reconocerá, sino que también te beneficiarás de sus propiedades antioxidantes.

La diferencia entre el escualeno “bueno” y “malo” es la ruta por la cual llega al interior de tu cuerpo. La inyección es una ruta anormal de entrada lo cual incita a tu sistema inmune a atacar a TODO el escualeno presente en tu cuerpo, no sólo al adyuvante de la vacuna.

Tu sistema inmune intentará destruir la molécula en cualquier sitio donde la encuentre, incluyendo lugares donde ésta ocurre de forma natural, y dónde es vital para la salud de tu sistema nervioso (8).

Los veteranos de la Guera del Golfo que tenían el Síndrome de la Guerra del Golfo (SGG), recibieron vacunas de ántrax que contenían escualeno (9). El MF59 (el adyuvante de escualeno que usa Novartis) fue un ingrediente no aprobado que se usó en las vacunas experimentales de ántrax, y que ha sido desde entonces relacionado con las devastadoras enfermedades autoinmunes sufridas por numerosos veteranos de la Guerra del Golfo (10).

El Departamento de Defensa hizo todo lo posible para negar que el escualeno fue de hecho un adyuvante añadido a las vacunas de ántrax administradas al personal militar de la Guerra del Golf Pérsico (en el frente y fuera del frente), además de a participantes en el reciente Programa de Inmunización de la Vacuna del Ántrax (PIVA).

Sin embargo, la FDA descubrió la presencia de escualeno en ciertos lotes del producto del PIVA. Se desarrolló un test para detectar anticuerpos anti-escualeno en los pacientes del Síndrome de la Guerra del Golfo (SGG), y una clara relación fue establecida entre el producto contaminado y todas las víctimas del SGG que habían sido inyectadas con la vacuna que contenía escualeno.

Un estudio conducido en la Tulane Medical School y publicado en el número de febrero de 2000 de Molecular Pathology, incluía las siguientes llamativas estadísticas:

- … la mayoría sustancial (95%) de los enfermos del SGG manifiestamente desplegados en el frente tenían anticuerpos contra el escualeno. Todos los pacientes del SGG (100%) inmunizados por el servicio en Desert Shield/Desert Storm que no fueron desplegados en el frente, pero tenían los mismos síntomas y signos que aquellos que sí estuvieron en el frente, tenían anticuerpos contra el escualeno.

- En contraste, ninguno (0%) de los veteranos desplegados en el Golfo Pérsico que no mostraban síntomas y signos del SGG tenían anticuerpos contra el escualeno. Ni los pacientes con enfermedad autoinmune idiopática ni los controles sanos tenían anticuerpos detectables en la sangre contra el escualeno. La mayoría de los pacientes sintomáticos del SGG tenían anticuerpos en la sangre contra el escualeno (11).

Según la doctora Viera Scheibner, Ph. D., una antigua investigadora científica del gobierno de Australia:

“… este adyuvante [escualeno] contribuyó a la cascada de reacciones llamada “Síndrome de la Guerra del Golfo”, documentada en los soldados envueltos en la Guerra del Golfo.

Los síntomas que estos soldados desarrollaron eran entre otros artritis, fibromialgia, linfadenopatía, erupciones cutáneas, sarpullidos fotosensitivos, erupciones malares, fatiga crónica, migrañas crónicas, pérdida de pelo anormal, lesiones cutáneas que no se curaban, úlceras aftosas (bucales), anemia, tasa elevada de sedimentación de eritrocitos, lupus eritematoso sistémico, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, fenómeno de Raynaud, síndrome de Sjorgren, diarrea crónica, sudores nocturnos y fiebres leves (12).

Un seguimiento post vacunal puede que también sea inexistente

Como has visto, no hay prácticamente ninguna ciencia que apoye la seguridad de las inyecciones de vacunas para la salud a largo plazo o para la salud de tus hijos. Los estudios que los fabricantes de vacunas hacen para comprobar la seguridad de éstas duran una media de dos semanas, y observan sólo las enfermedades o los daños importantes y manifiestos.

Los desórdenes inmunitarios como los vistos en el Síndrome de la Guerra del Golfo frecuentemente tardan años en diagnosticarse debido a la vaguedad de los primeros síntomas. Quejas de dolores de cabeza, fatiga y dolores crónicos son síntomas de muchas enfermedades diferentes.

No esperes fervientemente a que los fabricantes y proponentes de las vacunas miren seriamente el asunto de las consecuencias a largo plazo de sus campañas de vacunación.

Más información sobre este preocupante asunto:

Las pruebas definitivas de que TODAS las vacunas son dañinas y deberían ser prohibidas (Las vacunas dañan al sistema inmunológico, todas las vacunas pueden causar enfermedades graves autoinmunes de por vida, los aditivos químicos de las vacunas pueden causar graves enfermedades neuronales (autismo, Alzheimer, hiperactividad, trastornos del comportamiento, etc…).

La mortal pandemia de la gripe “española” de 1918 no fue una “pandemia real” sino una enfermedad causada por unas vacunas.

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