Mancia
25/08/10
* A los dos años de las tareas de limpieza, las secuelas seguían vigentes
* Neumólogos españoles evalúan el posible riesgo de cáncer en los pescadores
Los trabajadores que están llevando a cabo las tareas de limpieza del vertido de crudo en la costa del Golfo de México deberían echar un vistazo al pasado y aprender de las lecciones extraidas durante el desastre del Prestige, el buque hundido frente a las costas gallegas el 19 de noviembre de 2002. Una investigación española sobre lo ocurrido aquellos días advierte de que los efectos respiratorios que sufrieron quienes recogieron chapapote persistieron hasta dos años después.
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Aunque cada vertido de petróleo es diferente, y resulta complejo hacer comparaciones por las diferencias de ambos tipos de crudo, el equipo de la Sociedad Española de Neumología (SEPAR) que lleva estudiando desde 2002 a centenares de pescadores gallegos, recomienda extremar la precaución en las tareas de limpieza para evitar que el escenario se repita ahora en EEUU.
Como explican en las páginas de la revista 'Annals of Internal Medicine' Joan Albert Barberá (neumólogo del Hospital Clínic de Barcelona) y un numeroso grupo de expertos de distintos organismos españoles (desde el Hospital Juan Canalejo al CIBER de Salud Pública, pasando por el centro de investigación ambiental CREAL), los efectos respiratorios de quienes participaron en las tareas de limpieza de la costa gallega seguían vigentes incluso pasados dos años.
Concretamente, el grupo SEPAR-Prestige evaluó a 501 pescadores que participaron intensamente en la retirada del chapapote y compararon sus parámetros respiratorios con los de otros 177 compañeros del Cantábrico sin ningún contacto con las 67.000 toneladas de crudo que se vertieron al mar.
Además de los conocidos efectos respiratorios que ya se vieron en los primeros análisis, los neumólogos aprecian ahora una elevada tasa de estrés oxidativo y de alteraciones cromosómicas, dos problemas crónicos en sus vías respiratorias que se han relacionado en otros escenarios con mayor riesgo de cáncer de pulmón.
Y puesto que esta posibilidad no se puede excluir del todo, recomiendan someter a esta población a una vigilancia estrecha para poder detectar a tiempo cualquier indicio tumoral; un motivo por lo que los estudios que se pusieron en marcha en 2002 aún siguen activos.
Los neumólogos españoles reconocen que al trabajo le falta la información sobre estos mismos pescadores previa a su primer contacto con el crudo (y comparar el antes y el después) para ser metodológicamente perfecto. Además, añaden, es difícil extrapolar estas conclusiones a las tareas de limpieza que actualmente se llevan a cabo en el Golfo de México tras la rotura de una tubería de la compañía BP (ni tampoco a la población residente en la zona, añaden).
Entre otras cosas por la naturaleza del producto vertido. "Aunque los componentes son, presumiblemente, similares; las proporciones de compuestos orgánicos volátiles, hidrocarburos aromáticos o metales pesados son diferentes", matizan, "y la proporción de elementos que se evaporan y pueden ser inhalados también varía".
Sin embargo, añaden con pesimismo, teniendo en cuenta que las costas de todo el mundo seguirán siendo víctimas de episodios similares (ha habido más de 9.000 incidentes entre 1974 y 2008), es crucial que las autoridades organicen las tareas de limpieza con responsabilidad. No sólo mirando por las consecuencias medioambientales y económicas del vertido, sino protegiendo la salud de quienes colaboran, para evitar secuelas respiratorias que pueden persistir durante años.
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