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Dsalud
23/07/09

Que las radiaciones electromagnéticas pueden afectar gravemente a la salud de todos los seres vivos no es discutible por mucho que algunos se empeñen en negarlo. La evidencia la dan los hechos: son decenas de miles las personas que han enfermado -y muchas, muerto- a consecuencia de ellas. Y cuando alguien afirma que no está demostrada "científicamente" la causa de todas esas enfermedades y muertes demuestra que es un ignorante o un manipulador. Existen estudios científicos suficientes para afirmarlo. Aunque las empresas implicadas tengan tanto poder como para silenciarlos financiando otros estudios con la intención de sembrar la duda. Ya lo hicieron en su momento las compañías tabaqueras que se pasaron décadas afirmando también que no estaba "científicamente" demostrada la relación del tabaco con el cáncer.

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A muchos lectores les sorprenderá, teniendo en cuenta las declaraciones oficiales asegurando que no hay "evidencias científicas" de que la telefonía móvil sea peligrosa, que sea tan rotundo afirmando que sí existen. Pero lo mantengo. Como mantengo que quienes lo niegan tienen la misma información que yo.

En los recuadros que acompañan este artículo el lector podrá ilustrarse con datos que le servirán para reflexionar. Por mi parte, tengo intención de dar a conocer los trabajos que evidencian los peligros de la radiación electromagnética. Y no sólo de la telefonía móvil. Pero empezaré a hacerlo el próximo mes. En este instante prefiero que el lector tenga conocimiento de que mis afirmaciones no son producto de una creencia personal con escaso fundamento. Y afirman lo mismo ilustres científicos a los que, o no se escucha, o se les ignora. Veámoslo.

La Dirección General de Investigación del Parlamento Europeo recibió en su departamento de Evaluación de Opciones Científicas y Tecnológicas un informe (su resumen fue publicado en marzo del pasado año) titulado "Los efectos fisiológicos y medioambientales de la radiación electromagnética no ionizante" que fue elaborado conjuntamente por el Instituto Internacional de Biofísica de Neuss-Holzheim (Alemania) bajo la dirección del prestigioso doctor G. Hyland y el Departamento de Física de la Universidad de Warwick (Gran Bretaña). Pues bien, en él, además de todo tipo de consideraciones científicas sobre los peligros de la telefonía móvil, se hacen -a modo de conclusiones- varias recomendaciones muy concretas en la confianza de que tanto el Parlamento Europeo -en su calidad de órgano legislativo- como la Comisión Europea -en tanto órgano ejecutivo- las tuviesen en cuenta. ¿Y cuáles son?

Pues veámoslas.

Recomendaciones al parlamento europeo

El primer punto del informe en este sentido no deja lugar a dudas. Porque en él se dice textualmente lo siguiente: " Se desaconseja enérgicamente que los niños (sobre todo, los adolescentes) utilicen de forma prolongada y sin necesidad teléfonos móviles por su creciente vulnerabilidad a posibles efectos perjudiciales para la salud." Rotundo, ¿no? Pues inmediatamente a continuación echa un rapapolvo a las compañías implicadas: "La industria de la telefonía móvil debería evitar fomentar el uso prolongado de teléfonos móviles por parte de los niños utilizando tácticas publicitarias que explotan la presión de los compañeros y otras estrategias a las que los jóvenes son susceptibles, como la utilización (ahora interrumpida) de personajes DISNEY en los teléfonos."

La verdad es que hay ocasiones en que sobran los comentarios. Así que me voy a permitir transcribir -literalmente- las demás recomendaciones:

* "La industria de la telefonía móvil debería aclarar a los consumidores que el coeficiente de absorción específica (CAE) -que en algunos países aparecerá en breve anunciado en el aparato- sólo hace referencia al grado en que las emisiones de microondas desde la antena pueden calentar el tejido biológico y que, de ningún modo, es aplicable a los efectos no térmicos que las emisiones de un teléfono móvil tienen sobre el usuario."

* "La eficacia de aparatos tales como carcasas protectoras y auriculares ha de demostrarse teniendo en cuenta pruebas biológicas y no sólo la reducción del valor CAE (determinado por la utilización de cabezas "imaginarias") que podría conseguirse con el uso de tales protectores. Debe explicarse al consumidor que tales aparatos no proporcionan protección contra el campo magnético de impulso de baja frecuencia procedente de la batería del teléfono."

* "En cuanto a los mecanismos de protección personal con los que se pretende mejorar la inmunidad del usuario contra las repercusiones negativas de la exposición (entre ellas las que proceden del campo magnético de la batería) puede decirse que:

a) La eficacia de estos mecanismos debe establecerse mediante pruebas biológicas.

b) Tales mecanismos no deben ser rechazados (como ha sucedido en ciertas encuestas de consumo publicadas) alegando únicamente que su uso no reduce el CAE, según la medición obtenida utilizando una cabeza "imaginaria" puesto que no es esto para lo que se les ha diseñado.

Por consiguiente, el CAE es aquí una medida fundamentalmente inapropiada para evaluar su eficacia.

Aunque el texto es claro voy a comentarlo para los no expertos. El informe explica que decirle a los consumidores cuál es el grado de absorción por los tejidos del cuerpo de las radiaciones -eso es el CAE- no basta para determinar el grado de peligrosidad del aparato. Porque eso sólo indica el grado de calentamiento, la elevación de temperatura que las microondas provocan en él, sobre todo en la cabeza. Y no basta porque las microondas tienen otros efectos negativos no térmicos; es decir, que además del peligroso aumento de temperatura en los tejidos hay otros efectos igualmente peligrosos (en realidad más, como explicaré en su momento). Eso es precisamente lo que llevó a los autores del informe a sugerir varias opciones de actuación a la Comisión Europea. Y lo hace descalificando cómo se han hecho las investigaciones efectuadas hasta ahora. Así, en su primera recomendación aconsejan que las próximas investigaciones que patrocine la Unión Europea se hagan sobre "organismos vivos" y no con cabezas artificiales rellenas de una simple solución salina (cabezas fantasma las llaman) donde la realidad bioquímica del cerebro no existe y con "teléfonos móviles" reales y no con "sustitutos" -generalmente campos generados artificialmente- "puesto que las emisiones tienen una repercusión biológica bastante diferente a consecuencia de ciertas diferencias en la frecuencia de los impulsos." Asimismo, se sugiere que se "preste una especial atención a las diferencias en las condiciones de exposición: si la exposición es resonante con respecto al tamaño, si se encuentra cerca o lejos de] campo de la antena, y si afecta a todo el cuerpo o es más localizada."

Dicho de otro modo: es difícil encontrar evidencias científicas de algo cuando no se quieren encontrar. Y la mayor parte de los experimentos no se han hecho adecuadamente, es decir, con seres vivos y teléfonos reales. Eso sí, sirven para ganar tiempo y confundir a la opinión pública. Con la complicidad de algunos medios de comunicación que no quieren perder los sustanciosos ingresos que la publicidad de este sector les proporciona. Luego siempre podrán escudarse en que ellos se atuvieron a reflejar lo que decían los informes "científicos". Y no tanto para tranquilizar sus conciencias sino para justificarse ante sus lectores, oyentes o telespectadores. Salvo que en realidad sean, sin más, unos incompetentes profesionalmente.
Asimismo, se aconsejan otras cosas:

* Que "se investigue de forma sistemática la influencia de los diferentes tipos de impulsos (de teléfonos reales) sobre el EEG (electroencefalograma humano) y, en el mejor de los casos, sobre el MEG (magnetoencefalograma) y sobre si alguno de los cambios observados en los espectros de potencia tienen correlación con los cambios en el nivel de caos determinista."

* Que se utilicen "tecnologías nuevas no invasivas como la emisión de biofotones para investigar la influencia de la radiación de los teléfonos móviles en los organismos vivos."

* Que a la hora de evaluar los efectos de la radiación de los teléfonos móviles "se preste mayor atención a las lecciones aprendidas de la exposición a otros tipos de campos de radiofrecuencia afines como los Skrunda, los radares de policía y los militares."

-Que conociendo el negativo efecto que las microondas han tenido sobre el ganado vacuno que se encontraba en granjas en las que había una estación base de telefonía "debería establecerse un servicio de control veterinario que recogiera y analizara tales informaciones para difundirlas entre los ganaderos y fueran conscientes de este peligro potencial para su ganado."

* Y, por último, que "debería incrementarse (quizás bajo la tutela de organismos reguladores nacionales) el conocimiento de la naturaleza electromagnética de los organismos vivos y su consiguiente hipersensibilidad a las señales electromagnéticas ultradébiles y coherentes."
Y es que, como dice el informe, "lo que distingue a los campos electromagnéticos producidos tecnológicamente de la mayoría de los naturales es su mayor grado de coherencia. Eso significa que sus frecuencias están especialmente bien definidas y, por tanto, son más fácilmente perceptibles por los organismos vivos, entre ellos, los humanos. Lo cual incrementa su potencial biológico y "abre la puerta" a la posibilidad de distintos tipos de influencias no térmicas de frecuencia específica contra las cuales las directrices de seguridad -como las emitidas por la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante- no garantizan protección. "

Este último punto, debo añadir por mi parte, es crucial. Porque, contra lo que se dice y afirma, el mayor peligro de la telefonía móvil no está en su efecto térmico -que también- sino en las bajas frecuencias, en aquellas que se creen inofensivas porque no provocan aumento de calor. Y la razón es simple: actúan interfiriendo la comunicación celular de los seres vivos. Y, por tanto, provocar -entre otras muchas disfunciones- cáncer. Lo explicaré en detalle el mes que viene.
No quiero, en todo caso, terminar este primer texto introductorio sin recoger algunas otras expresiones significativas del informe que estoy comentando. Creo que su simple trascripción ilustrará al lector:

* En la actualidad, una de las principales amenazas para la salud de la sociedad es la "electrocontaminación" producida por el hombre. Esta contaminación electromagnética no ionizante de origen tecnológico es especialmente perniciosa porque escapa a la percepción de los sentidos, circunstancia que tiende a fomentar una actitud bastante inconsciente en relación con la protección personal. Con todo, la naturaleza de la contaminación es tal que, literalmente, "no hay lugar donde esconderse". Además, dado el tiempo relativamente escaso durante el cual la humanidad se ha visto expuesta a ella no tenemos ninguna inmunidad evolutiva ni contra los efectos nocivos que directamente pudiera tener sobre nuestros cuerpos, ni contra las posibles interferencias con los procesos electromagnéticos naturales de los que depende la homeostasis.

* Los intentos por abordar un problema que es intrínsecamente no lineal desde una perspectiva lineal solo empeora las cosas: el conocimiento obsoleto es peor que la ignorancia. El ignorante, por lo menos, sabe que no sabe. En el caso de la telefonía móvil, no sólo ha habido poca disposición por parte de los organismos oficiales para "coger la cuestión no lineal por los cuernos" sino un lamentable fracaso a la hora de prestar atención a las señales de perjuicio para humanos y animales causado por la exposición a campos de impulsos de microondas de intensidad subtérmica.

* Con bastante razón, la gente sigue siendo escéptica ante los intentos de dar noticias tranquilizadoras por parte del gobierno y de la industria del sector, sobre todo, teniendo en cuenta la forma inmoral en que con frecuencia actúan simbióticamente a fin de promover intereses creados, a menudo bajo el corretaje de los organismos reguladores cuya función, según cabe suponer, es asegurar que la seguridad de la gente no se vea comprometida por la exposición electromagnética. Claro que teniendo en cuenta la reciente experiencia con la duplicidad oficial respecto a la Encefalopatía Espongiforme Bovina o Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (con las garantías iniciales de inexistencia de riesgo y las posteriores revelaciones de encubrimientos) es comprensible que la gente sea cauta sobre las garantías que ofrecen las fuentes científicas estatales "oficiales" respecto a la contaminación electromagnética. Este escepticismo se intensifica cuando, en el peor de los casos, se silencian las opiniones contrarias al juicio oficial y, en la mejor de las ocasiones, se ignoran cuidadosa y deliberadamente.

* La preocupación de la gente no es infundada y la ironía de la situación actual respecto a los teléfonos móviles y las estaciones base es que las directrices de seguridad existentes, sorprendentemente, proporcionan mayor protección a la instrumentación electrónica que a los seres humanos.

¿Empieza a creerme el lector? Lo que le hecho llegar no es la elucubración de un grupo de alterados sino un informe científico editado -infiero que bien a su pesar- por el servicio de publicaciones del propio Parlamento Europeo y elaborado por científicos de renombre mundial. Y ahora continúe, si le place, escuchando los tranquilizadores mensajes de nuestras autoridades. Por mi parte, lo reitero una vez más: no nos van a callar. Ni en éste ni en otros muchos temas.

José Antonio Campoy

Demasiados casos

Los casos de cáncer generados por las ondas y campos electromagnéticos son conocidos y se han publicado en todo el mundo. Incluso en España. Veamos algunas de las noticias más recientes publicadas al respecto y que son sólo una pequeña muestra de la realidad.

* Ronda (Málaga). En Ronda está confirmada la existencia de diez casos de cáncer entre profesores, alumnos y personal de tres institutos situados en el barrio de El Fuerte. Y hay antenas de telefonía móvil situadas a escasos metros de ellos. En el Instituto Rodríguez Delgado se detectaron 6 casos; además, el anterior director del centro y una alumna murieron de cáncer. En el Instituto Pérez de Guzmán se han registrado ya dos muertes por cáncer: la del jefe de estudios hace tres años y la de una alumna de 20 años hace dos meses. Y en el Instituto Martín Rivero otros dos: un profesor y uno de los alumnos.

* Valladolid. Cuatro alumnos del Colegio García Quintana, situado a 100 metros de un edificio en cuya azotea hay instaladas 36 antenas de radiotelefonía, padecen leucemia. Dos más, alumnos de otro centro educativo cercano, han recibido el mismo diagnóstico. A ellos se suman cinco casos de cáncer confirmados entre los residentes del edificio colindante al "edificio repetidor".

* Madrid. En los números 2, 4 y 6 de la calle General Millán Astray -en el barrio de Aluche de Madrid- vivían 48 vecinos. Uno de ellos, Eladio Trell, de 55 años, falleció en marzo pasado a causa de un linfoma que le consumió en apenas un año. Según Amelia, su viuda, era un hombre fuerte y sano que nunca fue propenso a ninguna enfermedad. Antes que Eladio, el vecino de arriba había muerto también de cáncer y su mujer perdió un pecho a causa de otro cáncer. El vecino de al lado lleva tres años luchando contra un linfoma y uno del tercer piso ha fallecido en diciembre también de cáncer. Los vecinos supervivientes tienen clara la explicación: la antena de telefonía móvil que tienen enfrente.

* La Coruña. Veinte personas han fallecido en menos de un año en la coruñesa Calle de los Claveles. Los vecinos han llegado a la conclusión de que tantas muertes repentinas no pueden deberse a la casualidad y las atribuyen a la antena de telefonía móvil que luce en el tejado de uno de los edificios de esta calle. Infartos cardiacos o derrames cerebrales nutren los partes de defunción de la mayoría de los vecinos. Otra de las muertes se debe al suicidio de una joven que se arrojó por la ventana. Sufría, al igual que decenas de afectados de esta calle, constantes dolores de cabeza y no podía conciliar el sueño. Uno de los peores casos es el de una niña de 3 años que desde septiembre y sin causa aparente sufre ataques epilépticos.

* San Adrián (Navarra). El Ayuntamiento de la población de San Adrián pidió en mayo pasado a las tres compañías de telefonía móvil con instalaciones en el lugar que trasladaran sus antenas fuera del casco urbano. El motivo de esta petición es la ingente cantidad de reclamaciones y quejas recibidas por el consistorio por parte de los vecinos de las calles donde se encuentran los repetidores. Montserrat García, una vecina de 36 años, cuenta que los cuadros de insomnio, jaqueca y vértigo que sufre empezaron al poco de que se instalara una de esas antenas justo al lado de su casa. Eso mismo, además de otros síntomas como fatiga crónica y debilidad muscular, les ocurre a decenas de vecinos, incluso niños de 12 años, algunos de los cuales llevan meses en cama a causa de ello.

* Badalona (Barcelona). Tras cinco meses de alquiler y un extenso dossier de visitas al hospital, la familia de Rosario Espino decidió volver a su casa cuando supo que la antena repetidora de telefonía colocada a pocos metros de su balcón y que les había torturado durante meses se había quemado por recalentamiento. "Mucho antes de irnos nos dimos cuenta de que los mareos, la fiebre, las migrañas y las convulsiones de mi nieto eran por culpa de la antena", asegura Rosario. Ahora su temor es que vuelvan a instalarla.

También en Badalona viven Francesc Martí y su familia. "La antena -cuenta Martí- la instalaron en octubre de 1999. Enseguida uno de mis hijos y yo empezamos a sentir molestias, dolores de cabeza, fatiga e insomnio que no tardamos en asociar con ella. Nuestra casa está en el último piso y la antena a pocos metros de nuestros dormitorios". Sería el cese temporal de la actividad de dicha antena y la mejoría de sus síntomas en ese mismo tiempo lo que confirmó las sospechas de esta familia.

Sentencia pionera

En febrero se cumple un año desde que se hizo pública la primera sentencia que en España paralizaba la actividad de una antena de telefonía móvil por motivos de salud. En concreto, el Juzgado de Primera Instancia nº 2 de Bilbao obligó a Airtel a suspender la actividad de una de sus antenas -la instalada en la azotea del número 24 de las calle Obieta de la población de Erandio-, inmueble en el que residían Juan Carlos Castro, su mujer y su hija, una niña hiperactiva de 7 años.

La familia Castro había acudido al juzgado después de que la comunidad de vecinos autorizara la instalación de un repetidor de telefonía móvil en el tejado del inmueble y de que tuvieran conocimiento de los posibles efectos perniciosos de las radiaciones no ionizantes de la instalación sobre la salud de su hija. Antes de presentar la denuncia, el matrimonio había pedido la opinión de Ángel González Guija, ex director del Centro Nacional de Psiquiatría, que hizo un informe clínico de la menor y certificó que "en manera alguna deben situarse este tipo de antenas cerca de personas con patología del sistema nervioso. No podemos correr el menor riesgo de que determinadas situaciones originadas por estímulos externos y basadas en el avance tecnológico puedan dar lugar a graves perjuicios para la salud, añadidos a su patología neurológica, agravando ésta o creando otras nuevas". La sentencia en firme, después de los recursos interpuestos por Airtel -hoy Vodafone- llegó en julio del 2001 y consideraba "probable que la exposición a las radiaciones de las antenas de telefonía móvil afecte a la salud". Desde entonces, la antena está inactiva. Esta sentencia pionera debería sentar precedente y dar la vuelta a la tortilla: ahora las empresas deberían demostrar que las radiaciones son inocuas y no al revés.

Laura Jimeno

Numerosas investigaciones con datos concluyentes

* La primera señal de alerta sobre el peligro potencial para la salud de los campos electromagnéticos -de la que tengamos constancia- se dio en la ex Unión Soviética en 1972 cuando el científico V. P. Korobkova observó extraños síntomas en los trabajadores del sector eléctrico, sometidos constantemente a campos electromagnéticos intensos. Personas que presentaban cambios continuos de presión arterial, cefaleas persistentes, fatiga excesiva, estrés y depresiones agudas. Los resultados de ese estudio moverían al gobierno de la URSS a dictar una ley -aún en vigor en Rusia- según la cual las líneas de alta tensión deben situarse a una distancia mínima de 110 metros de cualquier edificio habitado.

* Otro ingeniero, el alemán Egon Eckert, llevó a cabo en la década de los setenta un estudio que concluía que la mayoría de los casos de muerte súbita de lactantes se producía en las cercanías de vías electrificadas, emisoras de radio, radares o líneas de alta tensión.

* La primera sospecha de que los campos electromagnéticos de muy baja frecuencia (hasta 300 hz) estaban vinculados a casos de cáncer no apareció hasta 1979 cuando los doctores Nancy Wertheimer y Ed Leeper publicaron los resultados de un estudio en el American Journal of Epidemiology (vol. 109 pp 273-284) sobre muerte infantil ocasionada por cáncer en Denver, Colorado (EE.UU.) El estudio demostraba que los niños tenían una probabilidad de dos a tres veces mayor de desarrollar leucemia, linfomas o tumores en el sistema nervioso si vivían cerca de una línea eléctrica de alta tensión que si no vivían en esas condiciones. Obviamente, las críticas a este trabajo no se hicieron esperar pero se limitaron a atacar el trabajo de Wertheimer y Leeper diciendo que no proporcionaban datos sobre la intensidad de campo en el aspecto físico del análisis, ni sobre los orígenes socioeconómicos de la población en la vertiente estadística del estudio.

* Tras la realización de varios estudios a principios de los 80 aparece en 1986 uno de los trabajos de más impacto. Su autor, el doctor David Savitz, catedrático de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), repitió el trabajo de Leeper y Wertheimer con mejor método epidemiológico obteniendo conclusiones similares: relación entre un elevadísimo riesgo de cáncer infantil y la presencia de líneas eléctricas circundantes de alta potencia, creadoras de fuertes campos electromagnéticos.

* La investigación continuó en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles (EE.UU). Un informe de 1991 descubriría vínculos entre la leucemia infantil y determinada distribución de la acometida (cableado) eléctrica en algunos hogares así como entre leucemia y la utilización de televisores en blanco y negro y secadores de pelo. Sin embargo, la falta de traza estadística significativa vinculada a medidas de intensidad de campo efectuadas a lo largo de 24 horas hicieron perder fuerza a las conclusiones que apuntaba el estudio.

* En Argentina, un estudio llevado a cabo por el profesor Adolfo Portela -miembro del Centro de Divulgación Científica de dicho país- establecería la zona de mayor riesgo en el rango de las radiofrecuencias entre los 30 y los 300 megahertzios que es precisamente la frecuencia más utilizada en los enlaces de las telecomunicaciones de corta distancia, en emisoras de radio y TV y en la telefonía móvil. Según este estudio, la exposición severa a estas radiaciones afecta principalmente a la vista, al sistema nervioso central, al hígado y a las glándulas de secreción interna.

* Mientras tanto, un estudio finlandés de 1991 realizado con niños que vivían dentro de un radio de 500 m en la proximidad de líneas de muy alta tensión no encontró un aumento significativo en la susceptibilidad a la leucemia y al linfoma aunque encontró un aumento de tumores en el sistema nervioso en jóvenes expuestos a campos magnéticos superiores a 0.2 microteslas.

* En 1992 los científicos María Feychting y Anders Ahlbom -del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia)- presentaron las conclusiones de uno de los estudios más concluyentes sobre la relación de los campos electromagnéticos generados por las líneas de alta tensión y el riesgo de padecer cáncer y leucemia por las personas que viven en su entorno. El trabajo se diseñó como un estudio de control por casos basado en una población que comprendía a todas aquellas personas que hubieran vivido en casas situadas dentro de un radio 300 metros de distancia de líneas de alta tensión de entre 220 y 400 voltios, en un periodo desde 1960 a 1985. Se estudió a medio millón de personas. Textualmente, el informe final dice: "Los resultados proporcionan una base para sostener la hipótesis de que la exposición a campos electromagnéticos aumenta el riesgo de cáncer; y ello resulta especialmente evidente en la leucemia infantil".

* Otro estudio sueco, en este caso dirigido por el oncólogo Lennar Hardell en 1992 pero publicado más tarde, contribuía a evidenciar más aún el eslabón campo electromagnético-cáncer. Mostraba que el riesgo de desarrollo de leucemia en niños que viven en entornos de campos magnéticos de al menos 0.2 microteslas, comparado con aquellos que viven en entornos de campo más débil (0.1 microteslas), era tres veces mayor y se cuadriplicaba cuando la intensidad era 0.4 microteslas. Es decir, el estudio vinculaba intensidad de campo a riesgo. Los investigadores suecos calcularon la intensidad media de campo durante un año a partir de registros de intensidad detallados de las propias compañías eléctricas. Tras la publicación de esos resultados, el Gobierno de Suecia llegó a reconocer la incidencia de los campos magnéticos generados por la línea de alta tensión en las crecientes estadísticas de los casos de leucemia infantil.

* En un documental, emitido por la cadena de televisión inglesa BBC en 1997, John Holt -cirujano y radioterapeuta de Darwin (Australia)- afirmó tener evidencias de la relación entre la evolución de ciertos cánceres situados al nivel de la cabeza y el teléfono móvil. Según el doctor Holt, él mismo había podido constatar en 20 de sus pacientes que el cáncer evolucionaba más rápido -hasta en un 20%- con la permanencia en la zona de influencia del campo electromagnético generado por el aparato. "Esa evolución más rápida tenía que deberse necesariamente -afirma este investigador- al calentamiento de las células por las microondas emitidas por el móvil ya que se ha observado que las células se recuperan vitalmente cuando son alejadas del teléfono".

* Más recientemente, científicos de la Universidad de Heidelberg (Alemania) han demostrado que los cables eléctricos de 220 voltios y 50 Hz instalados en las viviendas generan campos que elevan la presión parcial del oxígeno en sangre además de los valores de hemotocrito.

Laura Jimeno

Radiaciones y aborto

La conexión existente entre abortos de tipo natural y la exposición a campos magnéticos está también estudiada. Esta vinculación se sugirió por primera vez a finales de 1970 cuando se registró en Estados Unidos y Canadá un número significativo de abortos espontáneos y malformaciones en recién nacidos en madres que trabajaban con pantallas de monitor de televisión. La investigación se efectuó inicialmente en California como consecuencia de una fuga de pesticida. Se intentaba contabilizar el número de mujeres embarazadas que podían haber sufrido las consecuencias de la fuga en términos de abortos, malformaciones en el feto, etc... Curiosamente, no se encontró una relación directa con la fuga del pesticida pero la investigación reveló que había un incremento del 73% en la aparición de abortos espontáneos en las mujeres que utilizaban pantallas de televisión alrededor de 20 horas por semana durante el primer trimestre de embarazo. También se encontró un aumento de malformaciones congénitas aunque no era estadísticamente significativo. Otro trabajo ilustrativo fue publicado en 1992 en Helsinki por el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo de Finlandia. En aquel estudio se comparaban exposiciones ante campos magnéticos producidos por terminales de vídeo observándose que las mujeres embarazadas expuestas a campos de 0.3 microteslas tenían un riesgo 3 veces mayor de sufrir abortos espontáneos que otras expuestas a 0.1 microteslas. Aquellas que estaban expuestas a campos entre 0.2 y 0.3 microteslas tenían un riesgo doble de aborto espontáneo. En este caso, la duración de la exposición no tenía un efecto añadido importante.

Estudios sobre riesgo laboral

Los epidemiólogos han buscado también respuestas a los efectos de los campos magnéticos en trabajadores expuestos, en razón de su oficio, a altos niveles de radiación electromagnética. El ejemplo más evidente lo constituyen los trabajadores de las compañías eléctricas.

Esta área de investigación fue iniciada en 1982 por Samuel Milhom Jr, un epidemiólogo del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo del Estado de Washington. El doctor Milhom analizó las causas de la muerte en el estado de Washington de 438.000 personas entre 1950 y 1979 que tenían en común haberse dedicado a profesiones sometidas a la influencia constante de campos eléctricos y magnéticos. El resultado fue una proporción de muerte por leucemia muy elevada con respecto a la población general. Globalmente, encontró 137 casos de cáncer en estos trabajadores sobre 100 casos esperados en una población estándar.

Otros estudios, como el realizado en la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EE.UU), encontraron que los trabajadores de una factoría de aluminio, en la que altas intensidades de corriente forman parte del proceso de refinado y producción, morían de leucemia y linfoma a un ritmo 5 veces superior al esperado en muestras de población no expuesta.- Y otro estudio de la Universidad del Sur de California (EE.UU) demostraba que los trabajadores de compañías eléctricas -operadores de líneas- tenían una probabilidad entre un 20 y un 30% más que los operadores de línea del sector telefónico de contraer leucemia. Y que los que pasaban la mayor parte de su tiempo expuestos a campos de gran intensidad tenían 2,3 veces mayor riesgo que los no expuestos de desarrollar leucemia mieloide.

Sumergidos en un mar de radiaciones

Es verdad que los seres vivos del planeta Tierra hemos estado a lo largo de toda la evolución expuestos a muy diversas radiaciones electromagnéticas -terrestres, solares o cósmicas- pero no es menos cierto que los niveles de intensidad de determinadas frecuencias se han visto multiplicados por cientos, miles o millones de veces en lo que va de siglo. Nuestro espacio vital actual está repleto de ondas electromagnéticas de baja y alta frecuencia de procedencia totalmente artificial. Entre las de alta frecuencia hallamos fuentes tan familiares como las líneas de alta tensión, los transformadores eléctricos, las instalaciones eléctricas domésticas, los electrodomésticos, las maquinarias eléctricas y todos los equipos informáticos -sobre todo, los ordenadores con pantalla de tubo catódico-. Y, entre las de baja frecuencia tenemos las emisoras de radio y de televisión, las emisoras de radioaficionados o de uso civil -policía, ambulancias, transportistas, transmisión de datos...- y las redes de telefonía móvil, de control de tráfico aéreo -con sus radares- y los cada vez más numerosos satélites de telecomunicaciones, bien meteorológicos, bien militares. A lo que deberemos sumar los mecanismos de mando a distancia por ondas de radio y los sistemas de vigilancia "permanente".

Síntomas del "estrés electromagnético"

Los síntomas que detallamos a continuación son los que a día hoy han podido relacionarse con la exposición a campos electromagnéticos pulsados emitidos por los teléfonos celulares así como por las pantallas de ordenador y de televisión. Conjunto de síntomas o "síndrome" de lo que ha terminado denominándose "estrés electromagnético" y cuyos efectos sobre el organismo, según los trabajos de Clements - Croome en la Universidad de Reading (Gran Bretaña), son los siguientes:

Sobre el sistema nervioso:

· Insomnio.
· Angustia.
· Depresión.
· Trastornos de la atención, de la concentración y de la rapidez.
· Trastornos de memoria.
· Dolores de cabeza.
· Irritabilidad, parestesias, espasmofilia.
· Desregulación de los ritmos circadianos por modificación de la secreción nocturna de melatonina.

Sobre el sistema vascular:

· Hipertensión arterial (con la particularidad de resistir a los diferentes fármacos -solos o asociados- probados por el paciente).
· Aumento de la viscosidad de la sangre con todas sus consecuencias.
· Alteraciones del ritmo cardiaco.

Sobre el sistema inmunitario:

· Alteración de la viabilidad de los linfocitos.
· Alteración de las secreciones de las diferentes inmunoglobulinas.
· Disminución de la secreción de ACTH y de corticoesteroides. (El resultado es una disminución de la resistencia a las infecciones así como de cansancio y aumento de las alergias).

Sobre el sistema visual:

· Ojos rojos con lágrimas que pican, sequedad y visión borrosa.
· Modificación de la convergencia cuya consecuencia es una modificación del tono postural.
· Interferencias con ciertos tratamientos de glaucoma.

Sobre el sistema osteoarticular:

· Adaptación de los diferentes captores electromagnéticos cuya consecuencia es una modificación de posición del cuerpo en el espacio con dolores que se vuelven crónicos (desaparecen cuando hay más de 4 o 5 días de descanso).
· Dolores, calambres, rampas, articulaciones tensas.

Sobre el sistema cutáneo:

· Piel seca con descamación.
· Picazón.
· Urticaria.
· Sensibilidad aumentada al herpes.

¿Inciden los campos electromagnéticos sobre los seres vivos?

La respuesta es afirmativa. Son varias las investigaciones efectuadas hasta hoy -y no sólo utilizando tejidos en el laboratorio- que demuestran sin lugar a dudas la interacción de los campos electromagnéticos con los seres vivos y, consecuentemente, con los seres humanos. Es más, a día de hoy se han efectuado incluso estudios que desarrollan sistemas de compensación electromagnética que permiten disminuir de manera eficaz los efectos secundarios de la exposición a tales campos electromagnéticos. Con la misma metodología científica convencional que se utiliza por la industria farmacéutica para desarrollar medicamentos. Trabajos que han sido publicados en congresos y revistas científicas (Bioelectromagnetics, Radioprotecçao, NIR-IRPA, EBEA, BEMS, PIERS...) Es más, se cuenta con experimentos realizados con teléfonos móviles, antenas y repetidores de telefonía móvil en los que se han analizado sus efectos biológicos y cómo llegan a menguarlos métodos de protección como la técnica de compensación magnética (CMO).

CONSECUENCIAS PATOLÓGICAS DE LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS

Hay quienes argumentan que, aun admitiendo que los campos electromagnéticos inciden sobre el organismo, ello no demuestra por sí mismo que tengan necesariamente un "efecto biológico". Es decir, que no tienen por qué provocar disfunciones patológicas. Sin embargo, los hechos demuestran que es así. Es decir, indican que los campos electromagnéticos pueden interaccionar en el organismo tanto a nivel celular como genético afectando especialmente al sistema inmunitario. Estudios como el de los profesores Clements y Croome, según el cual las principales alteraciones o perturbaciones en el organismo se producen en los siguientes ámbitos:

1) En el ión calcio. El ión calcio esta implicado en la activación de varias enzimas del organismo y su acumulación en el interior de la célula hace suponer que hay un incremento de las funciones de esas enzimas; por ejemplo en la apófisis, donde se ha medido un aumento de la síntesis y de la excreción de la ACTH. Con variaciones de concentración -tanto intra como extracelulares- que obligan al organismo a "regular" esos niveles creando un estado de estrés electromagnético que lo termina agotando a largo plazo. A fin de cuentas, los desplazamientos iónicos del calcio traen como consecuencia el desplazamiento inverso de otros iones como el del magnesio. Por otra parte, al nivel del sistema nervioso central y del sistema neuromuscular sabemos que el ión calcio juega un papel importante en los fenómenos de excitación y que sus perturbaciones podrían favorecer los estados de excitabilidad que se describen y se califican de espasmofilia, con consecuencias tanto a nivel del corazón y de la circulación como de la respiración, la digestión o la sensibilidad al dolor.

2) En la cortiosterona y el ACTH. Se ha constatado que existen variaciones importantes de secreción de varias hormonas (ACTH, corticoides, calcitonina...). Y recuérdese que en Medicina se sabe que existe una relación directa entre una sintomatología endocrina y la hormona correspondiente.

3) En los niveles de melatonina. Conocida por el público por las virtudes que se la atribuyen, se habla de ella como la "hormona madre" ya que, al regular los ritmos del organismo, controla indirectamente la secreción de otras hormonas. Varios estudios indican que tiene propiedades antioxidantes -combate los radicales libres- y ayuda a inducir el sueño además de proteger contra el envejecimiento. Algunos estudios de laboratorio llegan a relacionar la disminución del nivel de melatonina con el incremento del riesgo de cáncer de mama.

4) En el óxido nítrico. El aumento de óxido nítrico por vía respiratoria hace aumentar el consumo de la melatonina periférica, lo que localmente es neurotóxico. Al nivel del oído interno produce una vasodilatación que se relaciona con mareos y vértigos.

5) En la respuesta del sistema inmunitario. La depresión -demostrada- que los campos electromagnéticos provoca en pollos y ratones hace pensar que toda persona sometida a los mismos puede, consecuentemente, sufrir una depresión del sistema inmune.

6) En la neurogénesis. La disminución de las células del hipocampo -estructura del cerebro implicada en los fenómenos de la memoria- permite explicar el origen de los trastornos de memoria a corto plazo que se observa en los afectados a esos campos y sus problemas de aprendizaje.

7) En los núcleos celulares. La multiplicación de micronúcleos en las células inmunitarias (macrófagos-linfocitos) son una señal de disfunción que conlleva a su muerte o a un desarrollo anárquico.

8) En la mortalidad embrionaria. El notable incremento de mortalidad en los embriones de pollo sometidos a la influencia de campos electromagnéticos ha llevado a plantearse seriamente si estos no serán, a su vez, los causantes del aumento de abortos espontáneos habidos entre las mujeres que se encuentran sometidos a ellos.

2 comentarios

  1. Anónimo Dice:
  2. SOY UNA MADRE MUY PREOCUPADA PORQUE HAY UNA ANTENA DE MOVIL DE VODAFONE SITUADA A EXCASOS METROS DEL INSTITUTO DE HUMANES DE MADRID. HE INTENTADO LUCHAR PARA QUE LA QUITEN O PARA QUE LA DESPLACEN AOTRO LUGAR PERO EL AYUNTAMIENTO NO ESTA DISPUESTO A QUITARLA O DESPLAZARLA PREFIERE ARRIESGAR LA VIDA DE LOS NIÑOS.

     
  3. Anónimo Dice:
  4. menuda locura...!

     

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