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migueljara.com
27/01/10

Hoy he vuelto a ver en un telediario a Juan Pedro Sánchez, alcalde de Yebra (Guadalajara), del PP. Posaba debajo de un cartel de la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares (AMAC). Pero, ¿qué es la AMAC? Pues el lobby cutre del meta lobby atómico español. Las subvenciones para eventos sociales en las comarcas nucleares provienen de los fondos para desarrollo local que legalmente tiene asignados la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa). Pero también son canalizados por el departamento de desarrollo local que la AMAC tiene para conceder a las asociaciones culturales o ambientales.

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AMAC fue creada por los ayuntamientos que poseen en su territorio una planta atómica. Querían reivindicar ayudas económicas por el peligro que supone para sus poblaciones convivir con una infraestructura de este tipo. Pero con el tiempo ha pasado a gestionar, al menos en parte, dichos fondos. Y a funcionar como un verdadero lobby nuclear. Por ejemplo, organizando en la Casa de la Cultura de Almaraz un seminario de “formación sobre seguridad nuclear y protección radiológica” unas semanas después de la emisión en Telecinco de un reportaje de denuncia sobre el asunto.

Tras la difusión de aquel documental, dirigido por Mercedes Milá, la AMAC manifestó:

“En las poblaciones cercanas a las centrales nucleares españolas se vive con total seguridad y sin peligro para la salud, por lo que tranquilizamos a la población residente tras las opiniones infundadas vertidas en un programa de televisión”.

Con actos de este tipo la AMAC intenta influir en la opinión pública. Sale así a defender los intereses de los propietarios de las centrales. Otro mecanismo de las empresas e instituciones nucleares donde participa activamente la AMAC para conseguir la paz social en las comarcas donde existe una central son las Comisiones Locales de Información (CLI). Éstas funcionan de facto como un grupo de presión. Se denominan a sí mismas “grupos independientes”, formados por habitantes de las comarcas nucleares que informan del funcionamiento de la planta a sus conciudadanos. Así lo manifiesta Antonio Cornadó, portavoz de Nuclenor, uno de los participantes en estas reuniones:

Las CLI las creó AMAC como punto de encuentro con la población de los municipios del entorno de las plantas atómicas para informar a los mismos. Sería un error plantear las CLI como un espacio de discusión entre pro y anti nuclear”.

Pero la composición de los mismos da una idea de la labor de promoción nuclear y de seducción de la población que realizan. La Comisión Permanente reúne al presidente de la misma, que siempre es el alcalde del municipio sobre el que está ubicada la planta atómica; dos alcaldes de otras localidades de la comarca; un representante del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN); otro de la central nuclear; y un portavoz de alguna organización social de la comarca. Se da la circunstancia de que, en el entorno de la central atómica de Garoña, ubicada en el valle de Tobalina (Burgos), la CLI designó, el 20 de enero de 2005, como miembro de su Comisión Permanente al alcalde de la localidad de Frías, José Luis Gómez Ortiz, en calidad de primer edil, pero también en el lugar destinado al representante social por la Asociación de Amigos de Frías, a la que pertenece. Esta organización recibe una subvención anual de Nuclenor, que invierte entre otras actividades en un concurso de pintura. Nuclenor también financia el mayor premio periodístico de la zona.

Más info: El libro Conspiraciones tóxicas. Cómo atentan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales (Martínez Roca, 2007) cuenta con dos capítulos dedicados al lobby pro nuclear. En Ley de silencio cuento con todos los datos, nombres y apellidos, cómo consigue la industria nuclear acallar las críticas en las comarcas donde se sitúan las plantas atómicas al ofrecer trabajo a los cargos públicos. En Consejo de Inseguridad Nuclear narro cómo el Consejo de Seguridad Nuclear, la mayor institución pública española en el control de la radiactividad, ha estado controlado y está influido por el lobby atómico.