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Miguel Jara
23/09/20

Mi amigo el periodista Ray Moynihan ha estado estos días por tierras peninsulares o mejor escrito isleñas. Ha participado en la Escuela de Salud Pública que se ha celebrado en Menorca, donde ha afirmado lo que tantas veces ha repetido, que

“el límite de las enfermedades se ha ampliado y mucha gente sana se cree que está enferma”.

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Ray es autor del libro “Selling sickness” (Vendiendo enfermedades; traducido al castellano por la editorial Terapias Verdes como Medicamentos que nos enferman) y acaba de publicar “Sex, lies and pharmaceuticals” (Sexo, mentiras y farmacéuticas), un volumen en el que afirma que

“el márketing de las farmacéuticas provoca que la gente sana empiece a pensar que está enferma“.

“A mujeres sanas con poco deseo sexual les hacen creer que tienen un problema de salud y les venden medicinas”. Moynihan, profesor de la universidad de Newcastle, ha aseverado que “los clientes objetivos de las farmacéuticas son las personas sanas, no las enfermas“.

Esto es lo que ocurre con la llamada disfunción sexual femenina:

Saludar a Ray el otro día, aunque fuera por correo electrónico ya que no pude asistir a esas interesantes jornadas, y un correo que he recibido de la agencia de relaciones públicas de varios laboratorios para asistir a una presentación de un nuevo fármaco me han hecho reflexionar de nuevo sobre esto. El correo en cuestión me invitaba a la presentación de Conbriza (bazedoxifeno), comercializado por los laboratorios Almirall y Pfizer para el tratamiento de la osteoporosis postmenopáusica.

En una nota de prensa se nos avisa a los periodistas:

“La pérdida de la menstruación en la mujer trae consigo la pérdida de masa ósea lo que provoca que el hueso se vuelva poroso y disminuya su resistencia ante los golpes“.

A continuación unos datos, elevados, sobre la prevalencia del “riesgo” a sufrir una rotura de hueso y una afirmación de puro marketing del miedo:

“Un 20% de los pacientes que sufre fractura de cadera fallece en los seis primeros meses, el resto queda parcialmente inválido“.

Validez científica o no de los datos que se presentan aparte y reconociendo que todavía no conozco el medicamento que se publicita, lo cierto es que la sensación que a uno se le queda es de que la osteoporosis postmenopáusica es una grave enfermedad que acecha a todos las mujeres menopáusicas que en cualquier momento pueden sufrir que se les rompan los huesos. Algo aterrador sin duda. Pero lo cierto es que la llegada de la menopausia es algo natural en la biología femenina y que está asociándose a la osteoporosis que no es más que un factor de riesgo, no una patología. Es decir, no hay enfermedad aunque sí medicamento. Se está promocionando un estado de pre enfermedad, el denominado riesgo incrementado de fractura, para justificar la injesta de un fármaco (sobre el que según vayamos teniendo noticias iremos publicando).

Por último, los laboratorios que promocionan este compuesto han elegido para su presentación a los periodistas a dos profesionales sanitarios. A Carmen Valdés no la conozco pero a Santiago Palacios tuve la ocasión de entrevistarle hace algo más de dos años para el extinto semanario La Clave, en un reportaje que hice sobre este asunto. Me pareció un médico que se apunta a un bombardeo a la hora de promocionar la medicación de procesos naturales y/o factores de riesgo. De hecho, es director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer.

Más info: Los libros Traficantes de salud y La salud que viene contienen numerosa información sobre este asunto.

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