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LibreRed/Rebelión
11/07/10

Una investigación conjunta llevada a cabo por la Oficina de Periodismo de Investigación y del British Medical Journal (BMJ) ha revelado que los principales asesores científicos de la OMS sobre la pandemia de gripe porcina tenían vínculos económicos con las compañías que se beneficiaron con las decisiones del organismo.

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Pero, contrariando las reglas internas relacionadas con eventuales conflictos de intereses, la OMS no declaró esos vínculos. Como consecuencia, en parte, de las directivas de la OMS se gastaron millones en antivirales, muchos de los cuales permanecen actualmente sin uso y próximos a expirar.

Las investigaciones de la oficina llegaron en un informe al Consejo de Europa criticando a la OMS por los “graves defectos” existentes y la falta de transparencia en los procesos de toma de decisiones durante la reciente pandemia de gripe y el riesgo de “desastrosas consecuencias en la confianza pública” en caso de luchas contra futuras pandemias.

Paul Flynn, MP y autor del informe, destaca la influencia de las compañías farmacéuticas sobre la OMS, una organización creada para ser independiente.

“El papel de la OMS es superlativo” expresó a la Oficina. “Es la única que puede declarar una pandemia… todos los países del mundo la escuchan y siguen su consejo. Si ese consejo está corrompido por intereses comerciales, no tiene valor.”
Preparativos para la pandemia

En el año 2004 la OMS envió algunas directrices a los países para prepararlos ante la mayor pandemia de gripe. Predijo además que la próxima pandemia estaría “asociada a altas tasas de mortalidad”, urgiendo a las naciones a almacenar antivirales para el tratamiento de la enfermedad.

Esos antivirales eran Tamiflu, producida por Roche, y Relenza, fabricada por Glaxo Smith Kline. Las directrices se distribuyeron a través del mundo y produjeron masivas ventas de estosmedicamentos: desde el 2004 las compras de Tamiflu asecendieron a diez mil millones de dólares y los de Relenza a dos mil millones.

Las ventas alcanzaron su punto máximo durante el brote de gripe porcina del año pasado, con más de 2,7 miles de millones de dólares gastados solo en Tamiflu.
¿Influye en las decisiones el comercio?

La Oficina y el BMJ pudieron revelar también que tres de los científicos clave que asesoraron a la OMS en la redacción de las directrices tenían al mismo tiempo claros vínculos financieros con Roche y GlaxoSimthKline.

A pesar de los riesgos de la influencia comercial, los científicos estuvieron comprometidos en proporcionar su prestigio personal a las recomendaciones distribuidas por la organización. Además la OMS no declaró ningún conflicto de intereses.

Los profesores Frederick Hayden, Arnold Monto y Karl Nicholson, que prepararon los anexos para las instrucciones, también cobraron como consultores y portavoces de las compañías.

El profesor Hayden, un respetado virólogo de los EEUU, desarrolló una sección sobre los beneficios de los antivirales y la necesidad de mantener existencias globales. Pero Hayden estuvo recibiendo fondos de Roche hasta fines de 2004.

En una conferencia de prensa revelaba el año pasado: “He sido investigador y al mismo tiempo asesor remunerado de Roche y de otras compañías, incluida GSK, comprometidas en el desarrollo de vacunas y antivirales”.

El profesor Karl Nicholson, de la Universidad de Leicester, describió en una publicación los peligros potenciales de la pandemia de gripe.

En 2003, en un paper académico, Nicholson declaró haber recibido fondos de Roche y GSK en su calidad de consultor y de conferencista, además de recursos para la investigación de ambas compañías.

El tercer asesor, el profesor Arnold Monto de la Universidad de Michigan, redactó la sección de las instrucciones referidas a la necesidad y a las dificultades de la producción de vacunas. Pero en 2004, el mismo año en que se redactaron las instrucciones, Monto declaró su “vinculación profesional” con Roche.
La OMS responde

La OMS informó a la oficina que al formular en 2004 las recomendaciones sobre vacumas y antivirales se habían tomado los recaudos relativos a las declaraciones de intereses que tuvieren los expertos.

Greg Hartl, portavoz del organismo, aseguró que la OMS dispone de procedimientos que aseguran la “solidez” de sus recomendaciones y que "la organización tiene un decidido compromiso con la transparencia”. Pero el personal de la oficina de la directora general Margaret Chan se negó a proporcionar detalles sobre las mencionadas declaraciones. Hartl dio la siguiente explicación: “Nosotros debemos establecer un equilibrio entre la privacidad de las personas y la solidez de las directrices”.

Las respuestas no fueron convincentes. El señor Ian Chalmers, editor de James Lindt Iniciative y experto médico él mismo dijo: "Si yo no comprendo qué intereses influyeron sobre las directrices finales, no me interesa en absoluto que Margaret Chang lo sepa. Como cliente de sus productos, y sus productos son las directrices, necesito saberlo".

Artículo de la Dra Deborah Cohen (British Medical Journal).- Productor Phillip Carter.- Editor: Andy Kemp,- Investigadoras Emma Slater y Adele Waters.

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