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Analítica
27/06/10

Los niños asmáticos con niveles relativamente bajos de vitamina D en sangre tendrían más riesgo de sufrir ataques graves que aquellos con niveles más altos de la vitamina.

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Un nuevo estudio, sobre más de 1.000 niños asmáticos durante cuatro años, halló que aquellos con "insuficiencia" de vitamina D al inicio eran propensos a sufrir crisis que exigían atención hospitalaria.

En el período de seguimiento, el 38 por ciento de los niños con este problema concurrieron a salas de emergencia o fueron hospitalizados por una exacerbación asmática, comparado con el 32 por ciento de los niños con niveles normales de la vitamina.

Tras considerar otros factores, como la gravedad del asma al inicio del estudio, el peso y el ingreso familiar, la insuficiencia estuvo asociada con un 50 por ciento más riesgo de sufrir ataques asmáticos graves.

El equipo del doctor Augusto A. Litongua, de la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, publicó los resultados en Journal of Allergy & Clinical Immunology.

Una persona tiene deficiencia de vitamina D cuando los niveles en sangre están por debajo de los 11 nanogramos por mililitro (ng/mL). Pero está en discusión cómo definir el nivel óptimo y cuál es la dosis diaria recomendada para niños y adultos.

El equipo consideró que los niños tenían niveles insuficientes de vitamina D cuando tenían menos de 30 ng/mL en sangre. Se incluyeron a 1.024 niños con asma leve a moderado que participaban en un ensayo clínico para probar dos medicamentos inhalables (budesonida y nedocromil).

En muestras de sangre extraídas al inicio del ensayo, el equipo halló que el 35 por ciento de los participantes tenían insuficiencia de vitamina D y que el 65 por ciento registraban niveles normales del compuesto.

No hubo pruebas de que una suficiente cantidad de vitamina D pudiera prevenir los síntomas asmáticos moderados. De hecho, los niños con bajos niveles tuvieron menos síntomas.

Sin embargo, esos niños tenían alto riesgo de sufrir ataques graves.

Los resultados no prueban que la vitamina D cause las exacerbaciones ni que, por extensión, su consumo pueda prevenirlas. Para el equipo, es biológicamente posible que el compuesto influya en la gravedad de la enfermedad.

La vitamina D es más conocida por su papel en el desarrollo y el mantenimiento óseo, pero también participa en el funcionamiento de los sistemas nervioso, muscular e inmunológico.

Algunos estudios habían asociado su presencia con el riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 en los niños y enfermedad cardíaca y ciertos cánceres en los adultos.

En el sistema inmunológico activaría la respuesta inflamatoria a las infecciones, lo que, para el equipo, explicaría por qué su aumento en sangre estuvo asociado con una disminución del riesgo de sufrir ataques graves de asma.

Los investigadores opinaron que también es posible que la vitamina D mejore los efectos de las hormonas esteroides antiinflamatorias, tanto del suministro natural en el organismo como de los corticoesteroides sintéticos utilizados para tratar el asma.

En el estudio, la relación positiva entre la vitamina D y las crisis asmáticas surgió principalmente en los niños tratados con budesonida, que es un corticoesteroide.

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